¿Influye la personalidad en nuestro corazón?
Que cuerpo y mente constituyen una unidad ya no es ninguna novedad. Hoy se sabe con certeza que las enfermedades mentales influyen de manera notoria y directa en nuestra salud física debido a lo que se conoce como conexión mente-cuerpo.
Cuando nos enfrentamos a los problemas que la vida nos pone en el camino es necesario que saquemos todos nuestros recursos para hacerles frente y poder solventarlos con éxito, pero hay ocasiones en las que los problemas nos superan o simplemente no disponemos de esas herramientas necesarias para salir adelante sintiéndonos bloqueados. Nuestro cuerpo entonces somatiza nuestro malestar, expresándolo en forma de síntomas físicos o enfermedad.
Muchas son las enfermedades que se han relacionado con una mala salud mental, a saber, la úlcera, el colon irritable, la psoriasis, el insomnio, los dolores de cabeza…pero en este artículo vamos a centrarnos en la relación existente entre un tipo determinado de personalidad y las enfermedades coronarias.
Las primeras ideas acerca de que la conducta y las emociones afectan a nuestro corazón son muy antiguas. Fue en el siglo XVIII cuando el cirujano John Hunter demostró la conexión entre su propia angina y sus emociones. Más tarde Osler descubrió que existía en la población un tipo de personas más vulnerables a la enfermedad coronaria. En palabras suyas: “Yo creo que la gran presión en la que vive el hombre y el hábito de trabajar al máximo de la capacidad del organismo, es el responsable de la degeneración arterial más que los excesos en comida y bebida” (Osler, 1897).
Tras la descripción de Osler, fueron dos famosos cardiólogos, Friedman y Rosenman los que comenzaron a investigar sobre la conducta de sus pacientes, proponiendo, tras muchos estudios e investigaciones, el concepto de “patrón de conducta TIPO A”
¿Y qué es eso de Conducta Tipo A? El patrón de conducta tipo A se puede considerar como un síndrome de conducta manifiesta o un estilo de vida. Las personas con personalidad tipo A se caracterizan por una extrema competitividad, su vida gira en torno al trabajo y al éxito, son personas ambiciosas que quieren conseguir llegar a la cima más alta en el menor tiempo posible, poniendo todos sus recursos y esfuerzos en ello.
Son personas muy impacientes, estresados crónicos, siempre andan apresuradas para hacerlo todo, a contrarreloj, como si el tiempo se les fuese a acabar. Están profundamente entregadas a su trabajo, descuidando mucho otras áreas de su vida. Su carácter llega a ser hostil, agresivo y autoritario, siempre están tensos.
El mayor miedo de las personas con patrón de conducta tipo A es, como se puede suponer, el fracaso, ya que el éxito y triunfar en la vida es de vital importancia para ellos, por esto, suelen embarcarse en varias tareas al mismo tiempo para probar su valía. Su autoestima y su autoconcepto están íntimamente ligados a los logros, sobretodo los del terreno profesional o cualquier terreno en el que haya que competir. Si estos logros no son alcanzados al nivel que ellos desean, se sentirán como personas fracasadas, sin tener en cuenta otros aspectos.
Les cuesta muchísimo expresar sus sentimientos, reprimiéndolos para sí mismos. A nivel fisiológico, pueden tener problemas de insomnio, aumento de la presión arterial, niveles altos de colesterol y triglicéridos, tensión muscula, elevación del ritmo cardíaco y reducción del tiempo de coagulación de la sangre.
¿Te has sentido identificado? ¿Conoces alguna persona que cumpla con estas características? Si la respuesta es sí, deberías seguir leyendo ya que debes conocer que este tipo de personas tienen 2,5 más de probabilidades de presentar una enfermedad coronaria ya que constituye un factor de riesgo, pero también debes saber que tiene solución trabajando en ella desde ahora mismo.
¿Qué hacer?
– Para empezar, debemos ser conscientes de la relación entre emociones, conductas y enfermedad física, sabiendo que así como castiguemos nuestra mente, castigaremos nuestro cuerpo. Si no somos conscientes de que esto es así, nunca estaremos motivados para poner solución.
– Por otro lado, debemos empezar a desmontar nuestras creencias irracionales sobre el éxito. Darle la importancia justa y no más y entender que los triunfos y logros son importantes pero no es lo más importante. Hay que aprender a cuidar otras esferas de nuestra vida que quizá sean más relevantes de lo que pensamos.
– Es muy importante dejar de ser tan exigentes con nosotros mismos e imponernos metas inalcanzables e irrealistas, ya que en el momento que no las logremos nos sentiremos frustrados y fracasados. Las personas con personalidad tipo A temen al fracaso y cuando las cosas no salen como ellos esperaban entran en cólera, desplegando un comportamiento hostil y agresivo.
– Aprender a valorar las pequeñas cosas de la vida y cultivar las relaciones sociales, viviendo en el aquí y ahora, sintiendo lo que pasa en cada momento sin que nuestra mente vaya al pasado ni al futuro pensando en lo que hicimos o no hicimos ni en lo que tenemos que hacer. Hay que ser responsables con nuestros quehaceres pero sin dejar de lado el tiempo que es para nosotros y para disfrutar.
– Empezar a practicar la “vida slow”, es decir, darnos el tiempo necesario para hacer las cosas, disfrutando del proceso. Dejar de lado los impulsos promoviendo la meditación. Aprender a terminar una cosa antes de comenzar otra y en definitiva, aprender a vivir de manera más sosegada y tranquila.
Comienza ya a practicar y tu corazón te lo agradecerá…!!
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