Yo, insomne

Si sufres insomnio, sabrás lo devastador que es. Cuando eres incapaz de dormir bien es cuando te das cuenta de lo importante que es el descanso. En este artículo te cuento en primera persona cuál fue mi experiencia con el insomnio.
Yo, insomne

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 24 enero, 2023

He llegado a permanecer despierto 48 horas. Durante años, la hora de ir a dormir se ha convertido en un cruel recordatorio de la imposibilidad de descansar. Creo que mi insomnio tiene su origen en una pérdida que sufrí en la adolescencia y que no supe gestionar. Tuve la suerte de encontrar ayuda, y eso me salvó.

Ser incapaz de “ponerse en manos de Morfeo” y levantarse de madrugada, cuando todo el mundo está durmiendo y todo está a oscuras y silencioso, es muy desagradable. Aunque sabía que no estaba solo, era inevitable que la soledad se apoderase de mí.

Mujer despierta en la cama y preocupada
En ocasiones he tenido que posponer planes y citas que me eran imposibles de atender debido al cansancio.

Las consecuencias del insomnio

¿Alguna vez te ha pasado que tienes sueño cuando no debes tenerlo? A mí sí. A pesar de que era incapaz de dormir por las noches, durante el día con frecuencia bostezaba e incluso me dormía en clase. La somnolencia diurna fue muy dura.

Paradójicamente, durante el día, la gente normal hace cosas productivas: va al trabajo, la escuela, la universidad o queda con sus amigos o parejas. Qué odioso fue sentirme incapaz de hacer las cosas que las personas que duermen hacen con normalidad.

Comencé a suspender todas las asignaturas. A pesar de estudiar, mi rendimiento se redujo de manera drástica. Con el tiempo comprendí que el sueño es un proceso fisiológico fundamental para la memoria.

Gracias al sueño se produce la transferencia de la información que se retiene a corto plazo al almacén a largo plazo. Es decir, al ser incapaz de dormir, era incapaz de aprender nueva información.

Mujer despierta en la cama
Las repercusiones más grandes del insomnio en mi caso han sido la ansiedad, la irritabilidad, el aislamiento y el bajo estado de ánimo.

Hacer terapia me ayudó

Decidí ir al psicólogo. Puedo decir que fui un afortunado porque algunas personas tienen dificultades para acceder a una atención psicológica eficaz y asequible. En consulta aprendí qué significaba la ansiedad y cómo la rumia estaba influyendo en mi sueño.

Ir al psicólogo ha sido una de las experiencias más reconfortantes que he experimentado. La experiencia de estar en un ambiente seguro, sin sentirme juzgado, y poder “soltar lastres”, es radicalmente liberadora.

En el psicólogo aprendí que hablar de los problemas con los demás no es de personas débiles. Hablar de las cosas que me hacían sentir frágil y desamparado hizo que las gafas con las que veía la vida tuvieran cristales más amables.

En consulta aprendí determinadas conductas que debía aplazar. Cuando tienes insomnio, ¿miras el reloj? Esta fue la primera de ellas. Comprobar qué hora es cuando tenemos insomnio es una de las peores opciones.

Una de las cadenas de pensamiento que acostumbraba a tener era: “¿ya son las 3:00 de la mañana? ¡No voy a dormir suficiente!, tengo que dormir bien para poder rendir; así que ¡ya no voy a rendir bien mañana!”. Definitivamente, mirar la hora del reloj era muy contraproducente.

Evito mirar la hora que marca el reloj cuando tengo insomnio, porque actúa como la gasolina que se echa al fuego para que arda más.

Con el tiempo aprendí que el sueño… ¡Es ingobernable! A cambio, también entendí que se pueden tomar medidas que lo faciliten, como tener una rutina nocturna o hacer ejercicio físico. También cansar un poco al cerebro con un ratito de lectura, en vez de ser un sujeto pasivo delante de una pantalla.

La sombra del insomnio sigue visitándome de vez en cuando, pero ahora tengo herramientas para combatirla: hago ejercicio, procuro cenar pronto y ligero; y pongo en práctica un ejercicio que aprendí en consulta con mi psicóloga que se llama “aplazamiento de la preocupación”, que consiste en “decidir trasladar de manera consciente” el momento en que le doy vueltas a las cosas, al día siguiente por la mañana ¡Y funciona!


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  • Sarrais, F., & de Castro Manglano, P. (2007). El insomnio. In Anales del sistema sanitario de Navarra (Vol. 30, pp. 121-134). Gobierno de Navarra. Departamento de Salud.
  • Terrés, B., Cabañero, E. D., Vivas, C. G., Parreño, B. G., Castaño, S. D., Gesler, M. A., ... & Rovira, E. L. (2022). Variables asociadas al éxito de la terapia cognitivo conductual grupal para el insomnio: resultados preliminares. Actas españolas de psiquiatría, 50(5), 233-240.

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