La adversidad hace que unas personas superen sus límites y otras se rompan

La adversidad hace que unas personas superen sus límites y otras se rompan
Fátima Servián Franco

Escrito y verificado por la psicóloga Fátima Servián Franco.

Última actualización: 26 agosto, 2019

Los límites más difíciles de romper y superar son los límites que están en nuestra mente. Anthony Robbins, uno de los motivadores más famosos de nuestra época y probablemente quien haya contribuido más al cambio personal en los últimos 30 años, sugiere que el éxito es 80% psicología y 20% estrategia.

El problema reside en que los límites de estrategia suelen ser estudiados y entrenados, pero los límites mentales pasan desapercibidos detrás de la personalidad. Los límites mentales como tal no existen en realidad, más bien son creados por nosotros. La única forma de cambiar tus límites es entender primero cómo los creas.

Mientras más límites mentales tengamos, peor será la imagen que obtengamos de nosotros mismo. Nuestras limitaciones distorsionan nuestra autoestima y eso afecta a los resultados que obtenemos. Actuamos en base a cómo nos concebimos a nosotros mismos.

Pruebe qué pasaría si usted fuera: el más barato, el más rápido, el más lento, el más popular, el más sencillo, el más eficiente, el más odiado, el imitador, el más antiguo, el más nuevo. Si existe un límite, usted debe probarlo.

¿La adversidad es nuestra aliada?

Ante la adversidad las personas tenemos dos opciones, intentar esquivarla o afrontarla. No puedo estar más convencida de que una vida sin contrariedades es una vida estéril. Cada uno de nosotros es el resultado de los aprendizajes en las situaciones complicadas.

Mujer mirando la puesta de sol

Las situaciones adversas son el escenario que nos hace salir de nuestra zona de confort a otras situaciones mucho más enriquecedoras. La zona que está al otro lado de nuestra comodidad, es una zona que nos permite expandirnos, nos descubre rasgos y recursos propios, desconocidos por nosotros hasta ese momento, y nos permite convertir muros en peldaños.

Cuando la adversidad te llame recuerda estas palabras del padre de la Psicología, Sigmund Freud; he sido un hombre afortunado en la vida: nada me fue fácil.

“No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba”

-Séneca-

Vivir con la no limitación como límite

La única forma de eliminar nuestros límites mentales es cuestionándolos o más bien retándolos. Primero, antes de ponernos a prueba, tenemos que tener en cuenta si eso que hemos pensado y creído por un tiempo es cierto. Es decir, tenemos que que buscar en la evidencia y no en nuestros supuestos límites pruebas reales y contundentes de que lo que pensamos es verdad.

Una vez cuestionadas nuestras limitaciones, tenemos que comprobar si alguna vez nos hemos retado, cuándo lo hicimos, cómo lo hicimos y qué me impulsó a hacerlo. Si no lo hemos hecho antes, tendremos que preguntarnos ¿a qué podría ser debido? y ¿qué es lo que necesitamos para que esta sea la primera vez que lo hagamos?

Para conseguir cuestionar los límites que pensamos que nos rodean es necesario preguntarnos qué sucedería si nos decidiéramos a romperlos. Esta sencilla pregunta, con la correspondiente visualización de nosotros mismos rompiendo nuestros límites, nos puede ayudar a salir del miedo que nos puede generar dar un paso hacia lo desconocido. Y, sobre todo, preguntarnos qué va a pasar si no hacemos nada. Tristemente ya sabemos la respuesta a esta pregunta, si no hacemos nada probablemente no cambiará nada.

Es importante que comencemos a ser conscientes de lo que podemos cambiar en nuestra mente. El simple hecho de incluir en la frase “no puedo hacerlo” un todavía, es un simple cambio que genera un efecto inconsciente muy positivo. Esta palabra añadida abre la posibilidad de lograr eso que hasta ahora no hemos podido. Recuerda, retar nuestros límites es el primer paso para vencerlos.

Hay muchas cosas amargas, muchas. En realidad, una persona que quiera independizarse tiene que cuidar de algo. Así es como conocemos nuestros propios límites. Este es el principio de todo.

-Banana Yoshimoto-

 


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