La codependencia en la familia del adicto

Cuando un miembro de la familia tiene una adición, todo el sistema se ve afectado. Sin embargo, algunos familiares, en su intento de ayudar, terminan agravando la situación. Esto es lo que ocurre con la codependencia.
La codependencia en la familia del adicto
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 26 febrero, 2021

La adicción a sustancias es uno de los trastornos psicológicos que genera mayor sufrimiento. Este trastorno crónico, que no admite cura sino rehabilitación, afecta de forma integral a la vida del adicto, causando estragos en su economía, sus relaciones sociales y su estado psicológico. Pero, además, las consecuencias de la enfermedad inciden de forma importante en las personas allegadas, dando lugar muchas veces a la codependencia en la familia del adicto.

Cuando un miembro del núcleo familiar presenta una dependencia a sustancias, todo el sistema se ve alterado. Padres, madres, hermanos o hijos se ven abocados a lidiar con el trastorno de su familiar sin que esté en su mano poder remediarlo.

Con el paso de los años, pueden establecerse dinámicas de relación muy dañinas que, lejos de ayudar, empeoran la situación para todos los involucrados. Por ello, es importante definir y prevenir este tipo de codependencia.

Mujer sentada en el suelo con angustia

¿Qué es la codependencia en la familia del adicto?

Si un ser querido sufre una adicción, es natural preocuparse por su bienestar y tratar de ofrecerle apoyo y ayuda. Desentenderse y desligarse completamente a nivel emocional de esa persona resultaría muy complicado y no es lo más beneficioso.

Es lógico que los familiares del dependiente traten de hablar con él, de comprenderlo, de animarle a buscar ayuda profesional y de acompañarle en el proceso de rehabilitación. Sin embargo, en muchas ocasiones, la implicación es tan intensa que se vuelve perjudicial y disfuncional.

Así, la codependencia en la familia del adicto se produce cuando otra persona se implica demasiado en la problemática del enfermo. Se produce una sobreidentificación con el otro, una fusión de identidades que lleva al familiar a preocuparse obsesivamente por el adicto y a centrar toda su atención y energía en él, descuidándose a sí mismo. Algunas de las principales características de este fenómeno son las siguientes:

  • La vida del familiar gira completamente en torno a rescatar, curar o proteger al adicto.
  • Todos estos intentos frustrados de ayuda generan un gran malestar emocional y dan lugar a una nociva relación de desilusión con la persona dependiente.
  • La persona codependiente niega que el adicto tenga un problema, justifica sus conductas o minimiza su gravedad.
  • Existe una tendencia a esconder la problemática de cara a otras personas. Así, se encubre al enfermo y se renuncia a la posibilidad de compartir las preocupaciones con otros o buscar ayuda.
  • El familiar mantiene una dependencia emocional respecto al adicto. De este modo, se limita a reaccionar ante sus actos en lugar de actuar deliberadamente por sí mismo. Su bienestar depende completamente del bienestar del otro.

¿Qué factores influyen en el desarrollo de la codependencia?

No todos los familiares de quienes presentan una adicción desarrollan una codependencia. Generalmente, las personas que poseen una baja autoestima y un mal manejo emocional muestran un mayor riesgo.

Con frecuencia, el codependiente se siente culpable por lo que le ocurre al enfermo y siente la necesidad de controlar sus conductas (además, cree que esto está en su mano). Por lo general, suelen ser personas que tienen dificultades para establecer límites en sus relaciones con los demás, pues perciben este acto tan natural como una traición o una falta de lealtad.

Padre preocupado por su hijo

La codependencia en la familia del adicto resulta perjudicial para todos los involucrados

Generalmente, la persona codependiente no tiene conciencia de lo perjudicial de su postura. Siente que, al involucrarse, está ayudando al adicto e incluso propiciando su recuperación. Sin embargo, la realidad es totalmente opuesta.

Cuando el familiar niega o minimiza la existencia de la enfermedad o cuando se hace cargo de las consecuencias de esta impide que sea el propio adicto quien tome la responsabilidad por sus actos. Por ende, contribuye a perpetuar la adicción. Pero, además, se causa un grave daño emocional a sí mismo al cargar con el peso de un problema que no le corresponde y abandonando su propio bienestar.

Por ello, lo mejor que el familiar codependiente puede hacer por el adicto y por sí mismo es recuperar su propio lugar y permitir que el otro asuma el suyo. Es importante parar de negar o encubrir la adicción, dejar de sentirse responsable por ella y comenzar a establecer límites.

No es posible solucionar la adicción de otra persona, el campo de actuación de cada uno se reduce a sí mismo; así, lo más saludable es establecer una distinción y ocuparse de la propia salud emocional.


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  • Biscarra, A., & Fernández Acevedo, G. (2010). Codependencia: el lado oculto de los trastornos adictivos. Normas Editoriales, 14.
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