Secretos, negación y familias adictivas

Las familias adictivas se caracterizan porque promueven conductas y mecanismos destinados a ocultar o negar sus problemáticas esenciales, valiéndose del secretismo o de la negación para ello. Este tipo de familias son altamente destructivas y, con frecuencia, profundamente infelices.
Secretos, negación y familias adictivas
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 07 junio, 2020

Según el profesor Marcus Caldas, de la Universidad de Deusto, los secretos y la negación alimentan los comportamientos adictivos en las familias. ¿Por qué se habla de familias adictivas y no de individuos adictos? A juicio de este experto, un adicto es fruto y a la vez afecta, de un modo u otro, a su entorno. Con frecuencia, tal entorno participa de la adicción, consciente o inconscientemente.

Caldas propone que la familia funciona como un sistema, en el que la acción o inacción de cada una de sus partes repercute en las demás. De la misma manera, en las familias adictivas la estructura global influencia decisivamente a los individuos que forman parte de esta.

Con mucha frecuencia, las familias adictivas hacen del secreto  y de la negación dos herramientas para sortear el alcoholismo o la drogadicción de uno o varios de sus miembros. Este abordaje es inadecuado y no es raro que termine provocando el efecto contrario, esto es, reforzar la adicción.

La familia de una persona adicta se ve seriamente afectada durante todo el proceso de desarrollo de la adicción, ya que éste va generando conflictos y emociones particulares en cada uno de sus miembros”.

-Adela Shwatz-

Hombre con adicción

Las familias adictivas

Las familias adictivas son aquellas en las que hay pautas de conducta y actitudes que favorecen la dependencia  compulsiva. Lo habitual es que sus miembros consideren “normales” muchas conductas que no lo son; o que, sabiendo que no existe tal “normalidad”, decidan ignorar esta realidad y mantener la situación tal como está. Hay algunos rasgos que regularmente están presentes en las familias adictivas, como los siguientes:

  • Impulsividad y descontrol. Es habitual que actúen motivados por la emoción del momento, frecuentemente, por la ira. Estímulos mínimos provocan reacciones desproporcionadas.
  • No hay límites al deseo. En las familias adictivas predominan los individuos que quieren a toda costa hacer su voluntad. Ven el límite como algo negativo, per se. Tampoco saben ponerle límites a los demás.
  • Necesidad de gratificación inmediata. Lo más común es que haya baja tolerancia a la frustración; esto se manifiesta como una enorme dificultad para posponer las gratificaciones. Quieren lo que quieren y lo quieren ya.
  • Conducta marcada por la labilidad. En las familias adictivas hay grandes dificultades para culminar los planes y proyectos. Dejan planes, amores, amigos, etc., a medias.
  • Insatisfacción continua. No son fáciles de satisfacer. Quieren algo y si lo obtienen, ya no les parece valioso.
  • No toleran perder. La pérdida, de lo que sea, se convierte en una catástrofe de grandes proporciones. Llegan a forzar las situaciones para no aceptar que perdieron algo.

Secretos y negación

Dos de los recursos frecuentes en las familias adictivas son el uso del secretismo y de la negación en diferentes ámbitos de la vida. Es muy habitual, por ejemplo, que si el padre o la madre son adictos, esto se convierta en un tema tabú. No se le debe comentar a nadie y tampoco se debe hablar del tema. Simplemente “sucede” y ya está.

También es habitual que los miembros de la familia tengan sus propios comportamientos secretos como, por ejemplo, esconder botellas, tener relaciones clandestinas o desarrollar conductas de las que nadie tiene idea en su familia. Así mismo, se incuban deseos secretos asociados con destruir a la familia, irse lejos u ocultar algún comportamiento abusivo sexualmente.

Los secretos se tornan tan secretos que terminan transformándose en negaciones propiamente dichas. Es algo así como mentirse y terminar creyendo que lo falso es verdad. La conducta simulada se vuelve habitual y se “normalizan” comportamientos que no son “normales”.

Mujer con adicción al alcohol

El caos psicológico

Todo esto en conjunto genera una sensación más o menos constante de caos en las emociones, los pensamientos y las conductas. Se calla lo importante y al mismo tiempo se grita lo intrascendente. La desesperación y la desesperanza, con frecuencia, se convierten en un deseo de control desmedido. Todo lo que es genuino se transforma en fuente de vergüenza y de ocultamiento.

Lo usual es que todo el secretismo y la negación se produzcan en torno a la persona más abiertamente adicta. Tal persona desencadena una lógica con la que expresa la idea de que no está haciendo lo que efectivamente está haciendo, o que las consecuencias de lo que hace no tienen mayor trascendencia. Lógicas diferentes quedan borradas. Si hay niños, “desaparece” el mundo emocional de estos al respecto.

Las adicciones son fenómenos complejos, que no se reducen al consumo de una sustancia o la repetición compulsiva de una conducta. Lo más importante en las familias adictivas no son esas manifestaciones, sino el estilo de vida y las pautas de conducta que promueven. En el marco del secreto y de la negación, solo están condenadas a hundirse cada vez más en su problema.


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  • Bonfiglio, J. I., Rodríguez Espínola, S. S., & Salvia, A. (2015). Aumento del tráfico de drogas en los barrios, problemas de adicciones severas en las familias y poblaciones en riesgo.

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