La enfermedad de Lyme y sus síntomas psicológicos
La enfermedad de Lyme es aún para muchos toda una desconocida. Sin embargo, esta dolencia de origen infeccioso y transmitida por las garrapatas puede derivar en estados debilitantes y crónicos. Ahora bien, en la mayor parte de los casos el enfoque médico busca atender únicamente la sintomatología física y orgánica, dejando a veces a un lado las alteraciones psicológicas, las cuales suelen ser en ocasiones bastante serias.
Depresión, cambios de humor, ataques de ira, pérdida de memoria… Estos son solo unos pocos ejemplos de esa realidad a veces descuidada. Es más, son muchos pacientes con la dolencia de Lyme que se sienten totalmente perdidos sin entender la razón por la que al malestar físico se le añade de manera tan perturbadora el psicológico.
Ahora bien, hasta no hace mucho, se daba por sentado que cualquier enfermedad debilitante, como puede ser la fibromialgia o el lupus, cursa con frecuencia con algún que otro trastorno del estado del ánimo. La dureza de estas condiciones puede hacer que el paciente pierda el ánimo, la motivación, etc. Sin embargo, en la enfermedad de Lyme es el propio proceso infeccioso el que orquesta esa amplia sintomatología psicológica.
La enfermedad de Lyme es una infección transmitida por garrapatas y causada por la bacteria Borrelia burgdorferi. Sus primeros síntomas son la propia picadura, dolor articular, cefaleas, fiebres, problemas cardíacos…
La enfermedad de Lyme, ¿qué es?
La enfermedad de Lyme se describió por primera vez en 1976. Por término medio, es común que su aparición sea más común en Estados Unidos, en especial en estados como Maine, Virginia, Wisconsin, Minnesota y Michigan. No obstante, cabe señalar que cada año aparecen casos en todo Estados Unidos, así como en Europa, Rusia, China y Japón.
Las picaduras de garrapatas suelen darse en verano y hasta principios de otoño. Estos ectoparásitos pueden ser portadores de 4 tipos de bacterias que cursan con la enfermedad de Lyme. Son la borrelia burgdorferi, la borrelia mayonii, la Borrelia afzelii y la borrelia garinii, siendo estas dos últimas las más comunes en Europa y Asia.
Por otro lado, hay algo importante que conviene aclarar: no todas las picaduras de garrapata cursan con esta enfermedad. Es más, de hecho en el 90% de los casos es común no desarrollarla. Veamos, no obstante, cuál es la sintomatología física asociada:
- Fiebre y dolor de cabeza tras la picadura.
- Entre 3 y 10 días después, surge la marca de la picadura de forma llamativa. Aparece en forma de eritema, un sarpullido circular de amplia extensión que cursa además con escozor.
- Al cabo de las semanas (o incluso meses) el paciente empieza a experimentar un elevado dolor articular y óseo, además de cefaleas, dolor y rigidez de cuello, etc.
- Poco a poco surgen los síntomas más graves como las palpitaciones o latidos irregulares del corazón, pérdida del tono muscular, neuralgia, adormecimiento en las manos o los pies, alteraciones en el rostro, etc.
Asimismo, cabe señalar que muchos pacientes tardan en recibir un diagnóstico adecuado, de ahí que a menudo esta enfermedad se confunda con la artritis, el Parkinson, la fatiga crónica o incluso con el inicio de la esclerosis múltiple.
Los síntomas psicológicos de la enfermedad de Lyme
En un estudio llevado a cabo en la Universidad de Medicina de Harvard por parte de los doctores Allen Steere y Jenifer Coburn, se habla de la Enfermedad de Lyme como un problema de salud pública. En los últimos años los diagnósticos han aumentado de manera notable en Alemania, Austria, Eslovenia y Suecia, superando en número a los de Estados Unidos.
En España, los casos aparecen en Galicia, País Vasco, Asturias, Cantabria y La Rioja. Últimamente también ha surgido infectados en las áreas más montañosas de Castilla y León.
Ahora bien, tal y como señalábamos al inicio, a menudo se descuida la implicación psicológica de esta enfermedad. Estamos ante una condición médica de origen infeccioso que ataca al cerebro y a la médula espinal, causando lo que se conoce como neuroborreliosis. Como dato llamativo cabe señalar que hay pacientes que a quienes se les diagnostica antes una enfermedad mental sin saber que tras esa sintomatología hay un agente infeccioso, en este caso, la Borrelia.
Los síntomas psicológicos de la enfermedad de Lyme son los siguientes:
- Cambios de humor rápidos y extremos.
- Parálisis nerviosa.
- Pérdida de memoria.
- Pensamientos obsesivos y delirantes.
- Estallidos de furia con comportamientos violentos.
- Ansiedad elevada.
- Depresión.
- Dificultad para concentrarse, turbación constante.
Hay un hecho en el que reflexionan un gran número de profesionales de la salud mental. A veces, cuando se efectúa el diagnóstico de un trastorno psiquiátrico no siempre se tienen en cuenta posibles agentes infecciosos que estén mediando en esas realidades.
Son muchas las personas que tardan en recibir el diagnóstico de la enfermedad de Lyme (un caso conocido fue el de la cantante Avril Lavigne). Es un dato que debe tenerse en cuenta.
¿Cuál es el tratamiento para la enfermedad de Lyme?
La estrategia para tratar la enfermedad de Lyme se basa siempre en la administración de antibióticos. No obstante, antes de ello es necesario analizar el estado del sistema inmunitario de cada paciente para conocer en qué fase de la enfermedad se encuentran. Por término medio, se suele seguir un tratamiento intravenoso de antibióticos como la ceftriaxona o la doxiciclina. También se administran vitaminas, antioxidantes y otros componentes para reforzar las defensas.
En cuanto a los enfoques para los problemas psicológicos se suele recurrir a los antidepresivos. No obstante, cabe señalar que en muchos casos suelen darse recaídas después del tratamiento, hasta el punto de convertirse en una enfermedad crónica que puede transmitirse sexualmente.
Organismos como la asociación internacional para los enfermos crónicos de Lyme (ILADS) reclama una mayor atención, así como nuevas estrategias terapéuticas. Cada 19 de mayo se celebra el día de esta enfermedad con el fin de visibilizar una realidad que cada vez se da con mayor frecuencia y que no siempre se diagnostica de manera adecuada.
Todo ello nos obliga a incidir una vez más en un hecho: a menudo, nuestros peores enemigos son los más pequeños, esos que apenas se ven, como es el caso de las garrapatas.
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- Carriveau, A., Poole, H., & Thomas, A. (2019, June 1). Lyme Disease. Nursing Clinics of North America. W.B. Saunders. https://doi.org/10.1016/j.cnur.2019.02.003
- Steere, AC, Coburn, J., y Glickstein, L. (2004). La aparición de la enfermedad de Lyme. Revista de investigación clínica . La Sociedad Americana de Investigación Clínica. https://doi.org/10.1172/JCI21681