La desestigmatización de la enfermedad mental

La desestigmatización de la salud mental va más allá de las políticas publicas; para lograrla debemos poner nuestro granito derrumbando mitos.
La desestigmatización de la enfermedad mental
María Alejandra Castro Arbeláez

Escrito y verificado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 16 junio, 2020

El bienestar psicológico tiene asociados una gran diversidad de mitos negativos. Contrarrestar esta tendencia pasa por la desestigmatización de la enfermedad mental. Así, una vez eliminado el estigma y los posibles mitos asociados, contamos con otro punto de vista, más sano y comprensivo, exento de prejuicios.

Se trata de un enfoque que abandona la visión de la salud mental desde una perspectiva patologicista. Es decir, que rehúsa hacer hincapié en la enfermedad y en los aspectos negativos asociados a esta. Para ello, se requiere de una aproximación completamente distinta a la situación.

A continuación explicamos en qué consiste la desestigmatización de la enfermedad mental, cuáles son los actores más importantes en este proceso, los retos a los que enfrentarse para derribar mitos, el origen de la estigmatización y, finalmente, cómo promover la desestigmatización. Profundicemos.

Desestigmatización de la enfermedad mental: ¿en qué consiste?

La desestigmatización de la enfermedad mental supone la adopción de una nueva perspectiva y el abandono de prejuicios y actitudes discriminatorias. Se trata, básicamente, de lograr ver a la salud mental de un modo diferente.

Por lo tanto, hablar de desestigmatización es poner relevancia en lo que realmente significa la salud mental, a la vez que reconocer a los trastornos asociados desde otros puntos de vista.

Mujer tapándose los ojos

Origen de la estigmatización de la enfermedad mental

La estigmatización de la enfermedad mental se ha desarrollado a lo largo del tiempo a través de diversos mecanismos. Eso sí, el origen es fruto de temores, mitos y estereotipos que en conjunto han provocado la discriminación y etiquetación de aquellas personas que padecían un problema de salud mental.

Desde la antigüedad ya se establecían diferencias entre este tipo de problemas y otros del ámbito de la salud. En algunas ocasiones, eran percibidos como algo negativo (por ejemplo, en el Renacimiento se asociaba a lo demoníaco) y en otras, como algo positivo asociado a la genialidad de un autor (como en la época de las Vanguardias).

Ya en la antigüedad se veía a los problemas de salud mental de manera distinta a otros problemas de salud; algunas veces, como algo negativo (por ejemplo, en el Renacimiento se asociaba a lo demoníaco) y otras, como algo positivo asociado a la genialidad de un autor (como en la época de las vanguardias). En resumen, la percepción de la salud mental ha estado siempre ligada a su contexto histórico.

Es importante tener en cuenta que una de las consecuencias de la estigmatización de la enfermedad mental ha sido la marginación de las personas que la padecen. 

Por otra parte, la salud física siempre ha tenido más protagonismo que la salud mental a lo largo del tiempo. Sin embargo, poco a poco se ha descubierto la importancia de los aspectos psicológicos en los problemas físicos y cómo ambos están relacionados. Además, no podemos olvidar que según la Organización Mundial de la Salud, la salud en general abarca el bienestar psíquico, el social y el físico.

Frente a esta problemática, distintos organismos de salud se han encargado de inculcar la importancia del bienestar mental como parte fundamental de la salud de las personas. Así, progresivamente se ha comenzado a ver la salud mental desde una perspectiva distinta; sin embargo, la estigmatización todavía persiste.

Retos en la desestigmatización de la enfermedad mental

Para que deje de haber estigmas asociados a la enfermedad mental debemos comenzar por derribar algunos falsos mitos:

  • La salud mental no es importante. La salud tiene una naturaleza multidimensional. Si le prestamos atención a cada uno de sus ámbitos y nos esforzamos por que estén de la mejor manera posible, nos acercaremos a una mayor calidad de vida.
  • Todos los enfermos mentales son genios. Este mito proviene de la época en la que se aludía a la locura para expresar la genialidad de un autor. Sin embargo esto no es así, ya que cada ser es distinto y los hay quienes son genios y quienes no.
  • Las personas que padecen trastornos mentales son agresivas, inestables o peligrosas. Si bien los trastornos mentales inciden sobre nuestro comportamiento, emociones y pensamiento, no todas las personas con un trastorno mental presentan este tipo de rasgos. Pueden atravesar periodos en los que sí se evidencien estas características, pero no es algo que ocurra todo el tiempo, ni en todos los trastornos, ni a todas las personas.
  • La salud mental no influye en la física. Diferentes aspectos de la salud mental pueden repercutir en la salud física, ya que ambas están fuertemente interrelacionadas. El ejemplo más claro es el estrés.
  • Eres tu enfermedad. Muchas veces se etiqueta a la persona con una enfermedad y es como si esa fuera su identidad, ya que el resto de personas la perciben solo en esos términos. No ven más allá de su depresión o de su esquizofrenia e interactúan siempre considerando la enfermedad mental como algo nocivo.

Como vemos, estos mitos -fruto de la ignorancia- pueden derivar en actitudes de discriminación social, bien sea porque se perpetúa la idea de temer a las personas con una enfermedad mental o bien porque se crea que la salud mental no es importante.

Así, si impulsamos campañas de prevención y promoción de la salud mental será mucho más fácil derribar los mitos que acompañan a esta situación y conseguir así la desegtimatización de la enfermedad mental. Para ello, de nuestra parte haría falta:

  • Empatía. Ponernos en el lugar del otro nos ayudará a ver cómo es esa persona y a no dejarnos llevar por los estereotipos y prejuicios.
  • Comprensión. Ver más allá de lo que pensamos en un primer momento, estar abiertos a nuevas perspectivas sobre la salud y tratar de entender cómo funciona un problema mental nos facilitará la adopción de una nueva visión sobre ello.
  • Trabajo en equipo. A través del trabajo en grupo, realizado desde diferentes disciplinas, podremos estar más cerca de concebir la salud desde una perspectiva multidimensional y no solo física.

Los mayores retos se basan en lograr ver a las personas con enfermedad mental como personas normales, sin necesidad de asociarlas a peligrosidad.

Ahora bien, necesitamos también comprender que la salud es un concepto global en el que interactúan diversos factores, ninguno de los cuales ha de excluirse. Por lo tanto, debemos tratar de evitar ser contagiados por la opinión social y ayudar a derribar estos mitos desde nuestro conocimiento.

Hombre con depresión en la consulta

Actores en la desestigmatización de la salud mental

Para que exista una verdadera desestigmatización de la enfermedad mental deben participar diferentes actores:

  • Organizaciones. Realizando campañas para la prevención y la promoción de la salud mental, implementando además políticas y trabajo en comunidades para comprender el problema.
  • Personas con problemas de salud mental y sus familias. Promoviendo la salud mental como un asunto de todos y derribando los mitos acerca de la misma.
  • Profesionales de la salud mental. Explicando a las personas en qué consiste la salud mental.

¿Cómo promover la desestigmatización de la enfermedad mental?

Para que se produzca una disminución en la estigmatización de la enfermedad mental y se llegue finalmente a una situación de desestigmatización hace falta trabajar en diversos sectores.

A este respecto, López y colaboradores sugieren en su artículo publicado en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría la proposición de “una estrategia compleja para un problema complejo“, o lo que es lo mismo, actuar a través de intervenciones en:

  • Los medios de comunicación. El objetivo sería promover el concepto de salud mental desde una perspectiva más realista y positiva al mayor número de personas posibles.
  • Diagnósticos. Que el uso de las categorías diagnósticas sea razonable, para no caer en etiquetas.
  • Sanidad. Se requiere de una atención sanitaria efectiva que promueva la salud y la prevención de la enfermedad mental.
  • Atención integradora a la persona, desde diferentes sistemas, y haciendo hincapié en todo lo que equivale a la salud para el ser humano.
  • Sistemas de apoyo, contacto e interacción social.  Para que se clarifiquen los mitos y exista un tratamiento adecuado de las personas con enfermedad mental.
  • Medidas legales. Para afrontar procesos de discriminación y violencia relacionados con la patología mental.

Si bien es importante el uso de políticas y la transmisión de la información de manera asertiva, estas medidas por sí solas no garantizan cambios perdurables. Por eso, desde cada persona debe surgir el apoyo y la comprensión necesaria para acabar con esta situación. La desestigmatización de la salud mental es asunto de todos.


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  • Balasch, M., Caussa, A., Faucha, M., & Casado, J. (2016). El estigma y la discriminación en salud mental en Cataluña. Barcelona: Apunts.
  • López. M. Laviana, M. Fernández, L., López, A., Rodríguez, A. M., & Aparicio, A. (2008). La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental. Una estrategia compleja basada en la información disponible. Revista de la asociación Española de neuropsiquiatría, 28 (1), 48-83.

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