La indiferencia asertiva, qué es y cómo funciona

La indiferencia asertiva es una de las mejores defensas en aquellas relaciones donde tus sentimientos pueden ser utilizados en tu contra.
La indiferencia asertiva, qué es y cómo funciona
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 18 agosto, 2022

La indiferencia asertiva es una expresión novedosa que comenzó a emplearse en el ámbito de las relaciones de pareja. Sin embargo, poco a poco el concepto ha ido utilizándose en otros campos, demostrando ser una idea interesante para gestionar diversas situaciones.

Se define como indiferencia asertiva a un comportamiento  que bloquea voluntariamente cualquier tipo de reacción externa, frente a un estímulo determinado. Como si no importara o no afectara de ninguna forma. Se trata de una conducta simulada. El propósito es no revelarle a otro lo que se está sintiendo.

Dondequiera que la gente se sienta segura (…), sentirá indiferencia”.

-Susan Sontag-

Lo que se busca con la indiferencia asertiva, en últimas, es no exponer las emociones reales a otro. En principio podría parecer una modalidad de fingimiento o de manipulación. Sin embargo, es todo lo contrario. La idea es evitar mostrar las flaquezas o debilidades para no ser manipulados por otros, en condiciones en las que hay un juego de poder. Por eso se le da el calificativo de “asertiva” a esta forma de indiferencia.

La indiferencia asertiva en el terreno amoroso

El terreno de la pareja a veces es un jardín de rosas, pero a veces también es un campo de batalla. Hay muchos elementos de poder que se juegan en ella. No nos referimos solamente al machismo proverbial que impera en casi todo el mundo. La mujer también actúa como figura de poder en muchas ocasiones.

Pareja de espaldas mostrando indiferencia asertiva

Uno de los momentos en que esto se hace palpable es en eso que muchos llaman el “tanteo”. Esto es, cuando uno de los miembros de la pareja quiere probar cuánta influencia tiene sobre el otro. Esto ocurre sobre todo al comienzo de la relación. También sucede cuando la pareja termina, sin mucha convicción, y uno de los dos quiere medir qué posibilidades tiene para volver a intentarlo.

Es una especie de pulso de fuerzas. En ese caso, la indiferencia asertiva puede ser una buena respuesta. Fingir que no se siente nada, bien sea para evitar que se concrete la manipulación, o para impedir que se reinicie un vínculo que ya hemos dado por terminado. No es un engaño como tal, sino una táctica para lograr un bien superior.

Indiferencia asertiva y vínculos conflictivos

La indiferencia asertiva también es una respuesta adecuada cuando hay vínculos conflictivos persistentes. Por ejemplo, cuando tienes un compañero(a) de trabajo con el que sistemáticamente tienes diferencias que llevan a un malestar. Ya sabes que no hay caso. Por alguna razón, para esa persona es necesario generar contradicciones contigo.

Si ves que el diálogo es imposible, la mejor opción es la indiferencia asertiva. Implica no ceder a las provocaciones, pasar por alto los comentarios ofensivos y, en últimas, renunciar a un vínculo genuino con esa persona. El objetivo es no ofrecer una respuesta a los estímulos que te proponen y que al final solo te conducen a situaciones ácidas e inútiles.

Grupo de trabajo negociando y mostrando indiferencia asertiva

Con el tiempo, la indiferencia asertiva se convierte en una manera de desactivar la conducta nociva del otro. Al ver que no encuentra respuesta en el juego insano que pretende plantear, tarde o temprano abandona ese tipo de comportamientos. Se vuelven ineficientes.

Una herramienta para sortear situaciones

La indiferencia asertiva también es aplicable a situaciones conflictivas del día a día. Las diferencias con los demás hacen parte de la rutina. La mayoría de las veces tales diferencias son realmente insignificantes. Sin embargo, a veces dan lugar a confrontaciones de mayor envergadura. De uno u otro modo, constantemente tenemos que decidir si llevamos una diferencia a otro nivel o no.

Decidir adecuadamente a qué se le da importancia y a qué no es algo que forma parte de la asertividad. Tal asertividad es precisamente esa habilidad social que te permite defender tus derechos eficazmente. Poner un límite al abuso. Pero para que se haga afectiva, también tienes que aprender a distinguir cuándo lo esencial de tus derechos está en riesgo y cuándo no.

No toda situación conflictiva amerita una reacción de nuestra parte. Ese “dejar pasar” forma parte de la indiferencia asertiva. Implica una valoración en la que se pone en la balanza qué nos trae más beneficios y menos consecuencias negativas. Responder la agresión de una persona embriagada, por ejemplo, solo es válido si realmente pone en peligro algún bien fundamental.

La indiferencia asertiva, entonces, es una herramienta para gestionar diferentes situaciones conflictivas, de manera inteligente. A veces lo mejor que podemos hacer es no hacer nada. De hecho, a ser capaces de no hacer nada, cuando conviene, apunta este valioso concepto.


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