La inteligencia comunicativa: el arte de hacerse entender y emocionar

La inteligencia conversacional nos permite ser espejos y ventanas a la vez durante el proceso comunicativo. Es decir, es saber conectar para que el otro se vea reflejado en nosotros y a su vez, conseguir que se sienta inspirado y emocionado con aquello que transmitimos.
La inteligencia comunicativa: el arte de hacerse entender y emocionar
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 12 marzo, 2020

La inteligencia comunicativa puede transformar nuestra realidad y la calidad de nuestras relaciones. Lo hace al permitirnos crear contextos de confianza en los que poder alcanzar acuerdos, en los que hablar con fluidez, hacer preguntas poderosas que impacten en el otro, expresarnos con eficacia y crear cambios positivos. Todo ello son, sin duda, habilidades que nos encantaría poder dominar.

La mayoría de nosotros nos comunicamos a lo largo del día con varias personas. Ahora bien, hay veces, en que podemos sentirnos frustrados durante nuestras conversaciones. Esto ocurre, sobre todo, cuando surgen esos malentendidos que crean distancias y discusiones sin sentido. Son situaciones en las que el mensaje original se deforma o simplemente se pierde por el camino.

Al poco, nos vemos a nosotros mismos diciendo aquello de “lo siento, no quería decir exactamente eso, me has entendido mal”. Son experiencias muy comunes en las que, sin duda, echamos en falta algún recurso, alguna estrategia con la que evitar esas vivencias comunicativas. Asimismo, tampoco podemos descartar una realidad evidente: es muy posible que la otra parte tampoco nos haya escuchado como merecíamos.

Algo que vemos con frecuencia es que no solo no sabemos comunicarnos de manera efectiva, lo más problemático es que tampoco sabemos escuchar. Es así como se rompe y se dificulta el flujo del lenguaje y el diálogo empático. 

Es recomendable por tanto que demos un paso adelante, que nos atrevamos a dominar una herramienta excepcional con la que todos podemos ganar: la inteligencia comunicativa.

Compañeros contando historias representando la inteligencia comunicativa

La inteligencia comunicativa, ¿en qué consiste?

Uno de las mejores referentes en inteligencia comunicativa o conversacional fue la antropóloga organizacional y profesora de la Universidad de Harvad Judith E. Glaser. Sus trabajos, sus investigaciones y conferencias dadas en todo el mundo sobre este tema nos han enseñado varias cosas. La primera, es que esta competencia se aprende y está a nuestro alcance.

Se trataría, básicamente, de entrenar nuestro cerebro y emociones en el arte de la conversación, en esa comunicación que parte desde la calma interna y el deseo expreso de llegar al otro.

Según la doctora Glaser, el éxito en la vida se alcanza cuando logramos dominar esta habilidad porque este tipo de inteligencia va más allá del acto comunicativo. Implica entre otras cosas, habilitarnos en la control emocional, en la empatía, en la resolución de problemas, en la integridad y el respeto al otro…

Comunicar bien es pensar bien, es saber reordenar ideas, transformar la complejidad mental en mensajes fáciles e interesantes que transmitir. Ser hábil en el ejercicio de la conversación es, por encima de todo, ser capaces de entender a nuestro interlocutor. Ahí está la magia y ahí el auténtico mecanismo de la inteligencia comunicativa.

Veamos más características de esta dimensión.

Un tipo de inteligencia que trasciende más allá del “yo”

La inteligencia comunicativa va más allá de uno mismo. Mientras la inteligencia convencional parte de la propia capacidad para comprender, aprender, razonar, recordar, etc., la habilidad conversacional se focaliza en el otro, en quien tenemos delante.

Asimismo, hay otro hecho que la define: comunicar no es solo transmitir ideas, juicios o lograr que quien tengo delante se convenza de eso que yo doy por cierto. Es mucho más. Entre sus objetivos están a su vez las siguientes propuestas:

  • Permitirnos conectar con las perspectivas ajenas, sin juicios, sin ideas preconcebidas.
  • Preguntar más que hablar y hacer preguntas que creen impacto, que despierten el interés.
  • Saber escuchar de forma activa.
  • Atender tanto al lenguaje verbal como al no verbal.
  • Saber expresar opiniones de manera adecuada, oportuna.
  • Orientar nuestras conversaciones para saber llegar a puntos en común y entonces, crear cambios reales donde todos avancemos o ganemos.
  • Derribar la necesidad de tener siempre la razón en una conversación y ser capaces de aprender mutuamente.
  • Hacer de las emociones nuestras aliadas. Emocionar al otro para que nuestro diálogo sea más enriquecedor.
Cerebro representando la inteligencia comunicativa

Aprender a ser espejo y ventana a la vez

En el arte de la comunicación es esencial aprender a ser espejo y ventana a la vez. ¿Qué significa esto? Es ser hábil para conectar con quien tenemos enfrente y ser su espejo.

Es lograr que la otra persona se sienta reflejada en nosotros ante lo que decimos… porque lo hacemos a través de la empatía. Ser cercanos para que se sientan conectados a nosotros porque les parecemos familiares.

Ahora bien, también debemos ser ventanas: figuras capaces de inspirar y de abrirles nuevas perspectivas. La inteligencia comunicativa es el arte de la conexión y la expansión, de saber llegar al corazón del otro, pero a la vez crecer juntos al aprender los unos de los otros.

La inteligencia comunicativa parte de la confianza

Si queremos llegar a acuerdos o si deseamos conseguir un impacto real en una audiencia o en un número concreto de personas, debemos ser capaces de transmitir confianza.

Esta dimensión es el auténtico tendón psíquico entre todos nosotros. La confianza, al fin y al cabo, impacta en nuestro cerebro liberando oxitocina, la hormona de la conexión humana.

Si inspiras confianza, tendrás medio territorio ganado. Si te expresas con claridad, sencillez y cercanía, la otra persona será receptiva a cada mensaje e idea que transmitas. Relaciones de pareja, trabajo, familia…

La inteligencia comunicativa puede transformar nuestra realidad cotidiana de infinitas maneras; el primer paso pasará siempre por generar confianza.

Para concluir, los grandes líderes, gerentes y entrenadores de habilidades saben de la importancia de este tipo de competencia. Estamos ante un recurso valioso que puede contribuir a nuestra plenitud. Trabajemos en él.


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  • Glasser. E, Judith (2016) Conversational Intelligence: How Great Leaders Build Trust and Get Extraordinary Results. Routledge

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