La kabbalah, una ciencia espiritual para comprender la vida
La Kabbalah se centra en ser cada día mejores personas, permanecer conectados con nosotros mismos, estar conscientes de la vida y dejar de actuar como si fuéramos robots o máquinas siguiendo un patrón de conducta. A través de su milenaria sabiduría, esta práctica nos permite pensar en el futuro y dejar de lado el pasado.
Si hiciéramos una retrospección a lo que ha ocurrido en nuestra vida, es probable que nos demos cuenta que solo trabajamos para acumular y acumular cosas materiales y que siempre hay algo que nos impide la plenitud. ¿Qué estamos haciendo mal? Esta pregunta ronda en la mente de los que se sienten insatisfechos por sus logros o bien vacíos porque creen que nunca hallarán la felicidad completa.
La apertura de la consciencia
Una manera para abrir nuestra consciencia y estar más atentos a los que nos rodea es capturar lo que la vida nos brinda, trabajar por un verdadero crecimiento en lo espiritual. ¿Cómo se puede lograr esto? A través del aprendizaje de la Kabbalah, una sabiduría casi tan antigua como el hombre, la cuál fue revelada por Abraham y que entrega los conocimientos necesarios para “desarrollar la capacidad para ver”, así como también conectarnos con la vida que deseamos.
El director y maestro del Centro Kabbalah, Itzhak Pollack, dice que este conocimiento se denomina “ciencia espiritual” y proviene del hebreo “lekabel”, que quiere decir “recibir” y que se usa para otros términos. Uno de ellos es el vocablo “paralelo”, que explicaría la razón por la que no solo es preciso recibir sino también comprender cómo funciona lo que sucede a nuestro lado y no lo vemos, como es el caso de los mundos superiores.
Las enseñanzas de la Kabbalah se basan en varios libros. Los dos más importantes son el Sefer Yetzirah (de formación) y el Zohar (el texto base de todo practicante). Para poder comprender esta doctrina, también llamada ciencia, necesitamos toda la vida, ya que se trata de algo verdaderamente extenso, incluyendo varios campos de aplicación.
En algunos casos, los seres humanos “normales” no pueden alcanzar dichos conocimientos por ser demasiado complejos. Sin embargo, existen otros que se enseñan popularmente, con un lenguaje coloquial para poder ser comprendido por todos aquellos que lo desean. Esto se puede luego aplicar a la vida cotidiana. Se denomina a esta actividad como una filosofía cuántica, que se basa en terminologías kabbalísticas.
El Kabbalah como modo de vida
Tal vez sea difícil de razonar, pero la idea, según Pollack, es entender la Kabbalah como una enseñanza, un modo de vida. Aquello que vemos representa solamente el 1% de nuestra realidad, por eso es que muchos piensan que su existencia no tiene sentido o carece de causalidad. ¿La razón? La limitada capacidad que poseemos los seres humanos para ver el 99% restante de la realidad, donde están todas las cosas que nos hacen falta, es decir, la fuerza vital que ayuda a disfrutar de una vida plena.
La Kabbalah no es ni una sabiduría popular ni una religión ni un culto ni una secta. Podría decirse que se trata de una organización o centro que nuclea a un grupo exclusivo de personas y que es dirigido por “elegidos”, quiénes se encargan de entregar sabiduría. Esto no quiere decir que haya exclusión para recibir las enseñanzas, sino que no es del todo conocido en algunos países. Hace hincapié en la ciencia o se trata de no “tocar temas religiosos”.
Las enseñanzas del Kabbalah
La Kabbalah enseña, básicamente, cómo ser mejor ser humano. Se plantea cuál es la forma correcta o acertada para “recibir luz”, la herramienta que permite poder desenvolverse en paz en el mundo donde vive. No hay muchas reglas para seguir, solo tener la voluntad de cambiar y aprender. Para muchos que llegan al centro, es una especie de terapia.
Esta ciencia no plantea ningún tipo de obligación para cumplir, al no tratarse de una doctrina. “Todo lo contrario”, enfatiza Pollack. El centro se encarga de entregar un set de herramientas que cada persona utiliza como quiere. Entre las clases ofrecidas en la Kabbalah están: la meditación, la astrología, la lectura de textos en idioma hebreo, la filosofía cuántica o la lectura de la línea de las manos. Nadie debe sentirse “obligado” a asistir a ellas o bien puede elegir la que más le guste.
Se enseña, por ejemplo, que la forma en que dormimos es la que determina cómo será tu próximo día. Así, si nos acostamos tristes, de mal humor, ansiosos o felices, de esta misma forma nos levantaremos por la mañana. Es preciso “sembrar una semilla” para que germine durante la noche y la siguiente jornada se desarrolle en calma, sea beneficiosa y productiva.
Por último, es bueno saber que la Kabbalah no es una “religión para los famosos” como muchos creen. Este prejuicio gira en torno a ciertas celebridades que se han acercado a la doctrina. Sin embargo, son los menos. Todos los demás son gente “de carne y hueso”, como cualquiera de nosotros que ingresaron al centro para buscarse a ellos mismos, ser mejores personas, hacer el bien, encontrar la luz y llenar ese vacío que tanto mal les causaba. Es preciso tener mucho cuidado con lo que se lee al respecto en Internet, por ejemplo, y siempre es mejor consultar con un experto antes de sacar conclusiones erradas.
Foto cortesía de CoolKengzz
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