La manipulación, el arte de usar las debilidades ajenas para conseguir poder

La manipulación, el arte de usar las debilidades ajenas para conseguir poder
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Estamos caminando por una estación de metro. Volvemos cansados de un día de trabajo extenuante, con ganas de tumbarnos en nuestro ansiado sofá y devorar todo el frigorífico. De repente, empezamos a oler a crepes a nuestro lado y nuestra memoria nos trae la sensación de su sabor, que nos encanta. Al fondo, un músico afina en su guitarra una de tus canciones preferidas. ¿Le darías una moneda?

El psicólogo Robert Baron del Instituto Politécnico Renssealer en Troy, Nueva York, estudió este fenómeno con su equipo. Según sus resultados, parece que somos tres veces más propensos a dar una moneda si estamos rodeados de olores agradables que neutros.

Y es que los seres humanos somos influenciables por naturaleza. No necesitamos a un maestro de la manipulación para que nuestro cerebro se pliegue ante las emociones mucho antes que ante la lógica y la reflexión. ¿Cómo detectar entonces la manipulación? ¿Cómo saber que estamos siento utilizados? Profundicemos.

Las pequeñas manipulaciones diarias

Es normal que no nos resistamos a cualquier discurso que complazca nuestro ego y nos prometa felicidad. Sin ir más lejos, muchas de las tácticas de nuestras relaciones sociales y de los actuales discursos sobre el éxito utilizan la persuasión de manera tanto implícita como explícita.

Mano manipulando dos monigotes

La manipulación tiene un poderoso efecto sobre nosotros, seres por naturaleza comunicativos y llenos de emoción. De hecho, a veces nos convencemos por las actitudes y acciones más triviales. Por ejemplo, sucumbimos ante la llamada de nuestro gato para que le recojamos algo por el simple hecho de que pose sus garras sobre ello.

Quizás somos de los que nos repleguemos ante las peticiones de nuestros hijos para utilizar más tiempo un videojuego, aunque creamos que no deberían hacerlo. Ellos son especialistas en jugar con nuestros sentimientos, nos ponen a prueba continuamente. Los niños son la evidencia de que la manipulación y sus tácticas se muestran desde muy temprano.

La manipulación perversa

Siendo conscientes de esta tendencia natural, presente en todos nosotros, no nos podemos sentir culpables de intentar utilizar todos los recursos disponibles para conseguir lo que queremos. Todos manipulamos en mayor o menor medida. Sin embargo, los verdaderos manipuladores conocen nuestros límites y los utilizan.

Los verdaderos especialistas del engaño y la simulación se nutren de las claves que nosotros mismos les vamos mostrando. Lo que que llevamos a cabo como una acción de generosa sinceridad y un ejercicio de intensa intimidad, ellos lo guardan como un gran as en la manga.

Un grado alto de manipulación hacia los demás puede ser incluso una señal de psicopatía. De forma resumida, el manipulador utiliza para su beneficio tus debilidades. Usándolas en tu contra, te convence para que actúes de la manera que él quiere.

Los manipuladores tienen necesidad de controlar a otros y los que son manipulados no tienen culpa de caer. Sin embargo, sí que hay ciertas características que comparten los que son engañados con más facilidad. Además, la persona que cede una vez a la manipulación tiende a hacerlo con más facilidad en el futuro. Esto se produce debido a que la vulnerabilidad se aprende.

Si revelas lo que te falta, estás a merced de otros

La persona que manipula trata de prometerte lo que más deseas. Por eso, cuanto más sepa de tus necesidades, más armas podrá utilizar en tu contra.

Además, los manipuladores también son expertos en explotar tus inseguridades. Por ejemplo, si te sientes torpe en algo o dudas de tus habilidades, aparecerán personas a enseñarte y a ensañarse con lo ridículo de tu comportamiento, siempre previo pago de alguna cantidad absurda. En muchas ocasiones, los productos que compras en estas ocasiones no son más que humo.

También encontramos a “la víctima eterna”. Este tipo de manipulación es más compleja, pues en principio no se busca un beneficio material. Se trataría de la persona que expone todas sus quejas, se desahoga contigo y te habla de todo lo que desearía decirle a otras personas. Más tarde, te hace sentir culpable si tú expones también algún problema.

Las víctimas eternas siempre lo han pasado peor. Tú solo muestras falta de empatía o madurez por tus quejas. Siempre es la otra parte la más afectada, la más dolorida y la más fuerte. No tienes motivo para quejarte ni para ser escuchado en tu “turno”. La manipulación consistiría en conseguir atención ilimitada por tu parte.

No obstante, existen muchos tipos de manipulación, pero todos se basan en la misma idea. En un principio, apelan a tus sentimientos para conseguir algo de ti que no quieres darles. Por esta razón, para evitar caer en sus trampas, es necesario estar muy atentos.

Mujer cobarde siendo manipulada

¿Cómo protegernos de los intentos de manipulación?

El mejor remedio para protegernos contra la manipulación es tener una buena autoestima. Al estar seguros de nosotros mismos, será mucho más difícil que nos dejemos conmover por argumentos puramente emocionales. Así, podremos distinguir cuándo tiene sentido lo que alguien nos pide y cuándo no.

Además, es importante plantearse si la relación con una persona nos está aportando algo o no. Si alguien nos hace más mal que bien, ¿para qué vamos a seguir hablando con él? Lo mejor es que seamos capaces de librarnos de todos aquellos que nos utilizan sin importarles nuestros sentimientos.

Si una de las cosas que esperas para ti mismo es ser feliz sin hacer daño a nadie, no te sientas mal cuándo das portazo a alguien que te lo está haciendo a ti. Por eso, si detectas que alguien está tratando de manipularte, no dudes en alejarte de esa persona.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.