La rabia en el proceso del duelo

Perder a alguien supone a veces, quedar atrapados en el enfado permanente, en una ira que no se calma. No entendemos por qué le ha tenido que pasar precisamente a esa persona tan especial. La rabia es una emoción muy común en el proceso del duelo.
La rabia en el proceso del duelo
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 04 junio, 2023

La rabia en el proceso del duelo es una etapa habitual. No obstante, hay personas que se quedan atrapadas en ella. No es fácil manejar todo ese ovillo convulso de sentimientos, ahí donde el enfado y la incomprensión por lo sucedido nos cambia el carácter y nos va sumiendo en un estado muy debilitante.

Decía William Shakespeare que llorar hace el duelo menos profundo, pero cuando alguien no puede dar paso al desahogo emocional, se convierte en una piedra que cae por su propio peso en lo más hondo de ese pozo del desconsuelo. Así, de entre todas las etapas del duelo que definió Elisabeth Kübler-Ross, es muy posible que la caracterizada por la rabia y la frustración sea la más problemática.

Esa fase define el momento en que una persona toma plena conciencia de la muerte de ese ser querido, pero en lugar de aceptarla, se rebela. La mente empieza a buscar culpables, los sentimientos de injusticia, de resentimiento, de ira, van incrustándose de manera constante y profunda.

Las emociones se convierten casi en ese viento furioso que agita de manera constante la ropa tendida en una cuerda, deformándola, queriéndola arrancar de donde está prendida. La persona quiere mantener el control, pero se siente incapaz. Porque la rabia es furia y a menudo, nos transforma en algo que no somos.

«El duelo suprimido hiere. Hace estragos dentro del pecho y está forzado a multiplicar su fuerza».

-Ovidio-

Las 5 etapas del duelo

Desde 1969, el duelo ha sido mayormente abordado y entendido a través del modelo de las cinco etapas, propuesto por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross en su libro Sobre la muerte y el morir. Allí, la autora detalló los sentimientos y acciones que suelen desplegarse en cada una de estas fases del duelo:

  1. Negación: esta respuesta aparece como mecanismo de protección contra la realidad de la pérdida. Es la manera que tiene el organismo de evitar el dolor o de atenuarlo un poco.
  2. Ira: cuando se reconoce la realidad, la ira suele emerger como una respuesta afectiva. Esta emoción puede estar dirigida hacia alguien o algo, o puede ser generalizada, incluso, puede sentirse contra aquello que se ha perdido.
  3. Negociación: es un intento del individuo de revertir la pérdida. Cuando esta aún no se materializa, la persona puede negociar o hacer tratos con un poder superior, Dios u otras personas que considere que pueden ayudarlo a prevenir la pérdida, por ejemplo, los médicos, en caso de enfermedades terminales.
  4. Depresión: es la etapa más conocida, la de la tristeza, la sensación de vacío, la falta de motivación y de placer.
  5. Aceptación: ocurre cuando la persona reconoce y acoge la pérdida, acepta la irreversibilidad de lo sucedido y continua con su vida. En esta etapa se empieza a recuperar la capacidad de disfrutar de la vida.

Estas cinco etapas propuestas por Kübler-Ross no son lineales y las personas tienden a vivirlas en desorden. El duelo es un proceso complicado que, entre otras cosas, depende de quien lo sufre y de los recursos y estrategias de afrontamiento con las que cuente.

¿Cómo se manifiesta la rabia en el proceso del duelo?

La rabia en el proceso del duelo surge como reacción a la pérdida. No podemos olvidar que esta emoción ha ayudado al ser humano a reaccionar ante lo que el cerebro interpreta como una amenaza. Por tanto, ¿existe algo más impactante que perder a alguien significativo? La impronta del dolor es tremenda y, como consecuencia, aparece una respuesta.

Experimentar este tipo de realidades es normal. Es más, un estudio sobre la variabilidad de la experiencia del duelo, llevado a cabo por George A. Bonanno y Stacey Kaltman, señala que en realidad no hay duelos «normativos». Por tanto, aunque tengamos en mente las etapas que estableció la doctora Kübler-Ross en su día, cada persona procesa y afronta su duelo de una manera particular.

Ahora bien, hay duelos complicados, como el congelado o retardado, en los cuales la pena y el dolor no resueltos se arrastran durante años, llegando, en muchos casos, a derivar en depresión. Una vez analizados estos conceptos, veamos cómo se manifiesta la rabia en el proceso del duelo.

1. Obsesión con lo sucedido y preguntas sin respuesta

Cuando perdemos a alguien es común hacernos muchas preguntas. Una muy común es aquella donde a modo de lamento cargado de rabia, nos preguntamos por qué esa persona y no otra. «¿Por qué ha tenido que ocurrirle esto a mi padre si era tan joven aún? Si era tan bueno y tenía tantas ganas de vivir, ¿por qué ha tenido que irse él?».

Este tipo de ideas se convierten en puntos fijos en la mente de esa persona que queda atrapada en su proceso del duelo. La obsesión con lo ocurrido, con buscar explicaciones y hasta culpables, es algo común que alimenta la propia rabia.



2. Hipersensibilidad

La rabia en el proceso del duelo hace que la persona sufra en muchos casos hipersensibilidad. De pronto, cualquier estímulo inesperado, cualquier noticia o hecho repentino les afecta de manera intensa. Además, sobredimensionan negativamente todo y reaccionan de manera descontrolada.

3. Cambios en la personalidad y el carácter

Algo que debemos entender sobre la rabia es que tiene un poder transformador. La persona pierde la motivación, lo que antes le apasionaba deja de interesarle, desaparece la paciencia, el interés y deja de conectar con los demás. Asimismo, la empatía se reduce porque el sufrimiento la obliga a centrarse únicamente en ella.

4. Apatía, dolor físico, depresión leve

La rabia en el proceso del duelo se traduce también en enfermedades psicosomáticas. Así, el dolor de estómago, el cansancio físico y mental, las cefaleas, el insomnio o una mayor tendencia a sufrir infecciones es algo recurrente en estas situaciones. Por otro lado, es común evidenciar indicadores de depresión que, en caso de no tratarse, pueden empeorar con los meses.

5. Comportamientos agresivo

Aunque la ira durante el duelo no siempre se expresa en comportamientos agresivos, en ocasiones puede desembocar en ellos. La persona puede a atacar intencionalmente a otro sujeto, animal o cosa que considere responsable de su pérdida. También puede hacerlo como una estrategia desadaptativa de lidiar con sus emociones. Es preciso desatacar que, sin importar el motivo, estos comportamientos no son justificables.

6. Pensamientos violentos

Asociado al punto anterior, este tipo de ideaciones emergen, sobre todo, cuando hay un responsable de la situación. Por ejemplo, en casos de homicidios o secuestros. Quien padece la aflicción del duelo, puede fantasear con vengar la muerte de la persona que ha perdido. Esta clase de pensamientos son normales, pero si interfieren de manera significativa en la vida de la persona, es necesario solicitar ayuda.

7. Sentimientos de irritabilidad

La irritabilidad es un estado de ánimo persistente bajo la cual subyace la ira. Hay quienes la experimentan en mayor medida con los demás, otros consigo mismos. Sin importar el caso, puede manifestarse en: respuestas emocionales desproporcionadas, frustración, inquietud, mal genio o mal humor, problemas de concentración. 

8. Dificultad para dormir

La ira es una emoción intensa que puede afectar la conciliación y mantenimiento del sueño. Esto, a su vez, genera más enojo, así lo indica un estudio publicado en Frontiers in Behavioral Neuroscience. Los resultados señalan que la falta de sueño incrementó significativamente la tensión, la depresión, la ira, la fatiga y la confusión.

Cómo se trata la rabia en el proceso del duelo

Uno de los mayores peligros de la experiencia de la rabia en estas situaciones, es que a veces, puede llevarnos hacia conductas tan peligrosas como lesivas para la propia salud y la de los demás. Hay quien recurre a la bebida, al juego o a cualquier conducta que les permita ‘olvidar’ el dolor por la pérdida. Sin duda, son situaciones muy complicadas.

Por ello, a la hora de tratar este tipo de realidades debemos tener claro que la terapia psicológica no solo es recomendable, es de hecho la única vía para recuperar el control de nuestra vida y permitirnos avanzar de nuevo.

Claves en las que trabajar

Ante la intervención de un proceso de duelo, es preciso considerar los siguientes puntos claves:

  • Valoración previa sobre el estado de salud de la persona. Antes de iniciar la terapia, es recomendable que el paciente pase por un reconocimiento médico para conocer su estado de salud y la presencia o no de otras patologías.
  • Se necesita un compromiso firme por parte de la persona de que va a seguir la terapia psicológica.
  • A la hora de trabajar la ira, es recomendable hacer uso de la reestructuración cognitiva identificando pensamientos limitantes e irracionales. Se facilitará, además, la canalización emocional, el desahogo y recursos para aliviar ese profundo malestar emocional.

Cabe señalar que este tipo de terapia varía mucho en función de las necesidades de cada persona. Es un proceso además que requiere tiempo y de una alianza firme entre la persona y el psicólogo. No obstante, la tasa de éxito es alta, podemos, por tanto, superar este tipo de situaciones. Asimismo, libros como Déjalos ir con amor. La aceptación del duelo, de Nancy O’Connor, pueden ayudarnos.



Cómo superar la rabia

Además de la ayuda profesional, también es fundamental que la persona ponga de su parte para superar la rabia. Por eso, a continuación te dejamos algunas estrategias para afrontar dicha emoción:

  • Acepta la rabia: en primer lugar, reconoce que es una emoción normal durante el duelo, así que no te sientas mal por experimentarla. En segundo lugar, acógela en tu vida, es decir, acéptala sin juzgarla y sin juzgarte, ya que esto te ayudará a sentir menos emociones negativas.
  • Busca apoyo social: no te aísles, ya que la restricción social durante el duelo se ha vinculado con síntomas somáticos y depresivos, estrés y peor salud. Así que, busca compañía y apoyo social en tus amigos, familiares y comunidad.
  • Medita y relájate: las técnicas de relajación pueden ayudarte a estar más tranquilo al reducir el estrés y la ansiedad. Estos efectos positivos te permitirán disminuir tu reactividad emocional. Por su parte, la meditación breve de atención plena puede ayudarte a procesar las emociones, así lo muestra una investigación publicada en Frontiers in neuroscience.
  • Haz ejercicio: un estudio publicado Medicine & Science in Sports & Exercise encontró que el ejercicio disminuye el enojo y mitiga su inducción. Por lo tanto, si quieres superar esta emoción, empieza a realizar actividad física, aunque el dolor emocional de tu pérdida no te motive a hacerlo.
  • Expresa lo que sientes: no reprimas o niegues tu rabia, más bien, exprésala de manera asertiva y saludable: dibuja, escribe, canta, conversa con un amigo, etc. Esto te ayudará a soltarla con mayor facilidad.
  • Haz algo que te guste: tómate un tiempo para pensar en aquellas actividades saludables que te hacen sentir mejor, que sabes que te ayudan a obtener un poco de paz. Una vez las tengas en mente, intenta aplicarlas en tu día a día o realizarlas al menos una o dos veces a la semana.

Estas seis sugerencias no son una receta mágica y no harán que tu rabia y tu dolor desaparezcan de un plumazo. Sin embargo, pueden ayudarte a lidiar con lo que estás sintiendo de una forma sana y segura.

Conclusión

La rabia en el proceso del duelo es normal, pero cuando se torna destructiva y desadaptativa puede ser un problema serio. Esta emoción se puede manifestar a través de irritabilidad, hipersensibilidad, agresividad, mal humor, dificultad para dormir…

Cuando se convierte en un impedimento para el funcionamiento cotidiano, la mejor opción es buscar ayuda profesional. Además, es recomendable también hacer ejercicio, buscar apoyo social, practicar técnicas de relajación y meditar.

Atravesar un duelo no es nada sencillo, por eso, si estás pasando por uno o conoces a alguien que lo está viviendo, te invitamos a buscar apoyo o a serlo para esa otra persona. La compañía y el respaldo hacen que el dolor sea un poco más llevadero. 


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