La resistencia a trabajar por cuenta propia
Trabajar por cuenta propia es una opción al alcance de cualquier persona que sepa desempeñar algún oficio. Sin embargo, son muchos los que se resisten a este tipo de opción, aunque lleven mucho tiempo en paro o no tengan ingresos que les permitan vivir con cierta tranquilidad.
Pareciera que el hecho de pertenecer a una empresa ya constituida y de tener un jefe les diera más tranquilidad, seguridad o bienestar psicológico, a pesar de que su trabajo no les brinde en realidad una opción para proyectarse y alcanzar un mayor equilibrio económico. Si bien es cierto que trabajar por cuenta propia implica riesgos, también lo es que estos riesgos son controlables y manejables.
“El aspecto positivo de ser cuenta propia es la posibilidad de decidir sobre sí”.
-Juan Ignacio Jiménez-
Pareciera que la renuencia a trabajar por cuenta propia tiene más que ver con ciertas percepciones acerca del trabajo independiente, que con posibilidades o limitaciones reales. En ello influyen, sobre todo, aspectos de tipo psicológico y cultural. Veamos esto con mayor detalle.
El dilema de trabajar por cuenta propia
La decisión de trabajar por cuenta propia implica la resolución de un dilema : autonomía Vs. incertidumbre. En general, la mayoría de las personas sí aprecian la autonomía laboral. Piensan que podrían sacarle mayor partido a su trabajo, su tiempo o su vida, si pudieran dirigir ellos mismos su actividad. Manejar sus horarios, decidir sus prioridades, etc.
Al trabajar por cuenta propia se tiene esa autonomía. Sin embargo, por contrapartida, también el trabajador queda expuesto a una gran incertidumbre. Ningún emprendimiento tiene el éxito asegurado a largo plazo. Así mismo, al tiempo que se consigue mayor independencia, también crece el nivel de responsabilidad y el compromiso de decidir.
Este último aspecto es quizás el que más influye en la resistencia a ser independiente laboralmente. Siempre es más fácil que sea otro el que decida y cargue con las consecuencias de las decisiones. También es más sencillo que otro lleve el peso de la incertidumbre. Hay que decir que toda empresa, por sólida que sea, puede terminar mal. Eso incluye a la gran industria, la gran banca, etc.
La “seguridad” del trabajo asalariado
El sueño de muchos es conseguir un buen trabajo asalariado. En una empresa sólida, que sea pujante y garantice un futuro próspero a largo plazo. Este esquema, de corte paternalista , es una opción a la que solo puede acceder una minoría de la población. No necesariamente son “los mejores”, ya que en esto influyen varios factores azarosos.
Quien viene de una familia millonaria o se mueve en círculos de mucho dinero tiene mayores opciones de conseguir un excelente trabajo asalariado, debido a sus contactos y no necesariamente a su formación o talento.
Así mismo, a veces, los mecanismos de selección no son necesariamente operantes. Por ejemplo, una empresa puede preferir a gente más joven (o más vieja o más lo que sea) porque esto coincide con sus políticas. De hecho, alguien con gran talento podría no encajar en ellas.
Por lo tanto, buscar ese gran empleo quizás sea una opción muy limitada. Así mismo, aunque se logre, la economía mundial se muestra inestable. El despido de trabajadores es una de las medidas más usuales, cuando hay crisis. Por lo tanto, en la mayoría del empleo asalariado tampoco hay certezas definitivas.
El independiente y el emprendedor
Está claro que para ser emprendedor se necesita de un talante específico. No todo el mundo tiene que ser un gran empresario para trabajar por cuenta propia.
El emprendedor busca crecer, expandirse, capitalizarse. El trabajador por cuenta propia no necesariamente quiere eso. Más bien lo que busca es generar ingresos de forma independiente. Esto es una modalidad empresarial, pero no implica fundar una nueva entidad como tal.
Lo ideal es que una persona decida trabajar de forma independiente por gusto y por convicción, no por necesidad. Lamentablemente, muchos se ven ante esa opción solo después de mucho buscar y no encontrar el empleo de sus sueños. Ese es otro importante factor que lleva implícita una resistencia. Se parte de que es una alternativa disponible solamente para un momento de precariedad, cuando no es así.
A veces, solo aprendemos a nadar cuando caemos al río. Descubrimos entonces que se trata de un aprendizaje definitivo y hasta terminamos sacándole gusto. Eso mismo ocurre con el trabajo por cuenta propia. Se trata de una opción real, que puede abrir muchos caminos.
Cuando no tenemos trabajo, pero aún así nos resistimos a iniciar una labor como independientes, sería bueno preguntarnos si lo que nos detiene es el miedo, el prejuicio y la falta de confianza en nosotros mismos.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Morales, M. G. (2008). Análisis de las características que distinguen al trabajo por cuenta propia del empleo asalariado. Investig. Econ. la Educ., 3, 329-336.