Los dilemas del tranvía: empatía y altruismo

Entre los diferentes dilemas ficticios, los del tranvía se han constituido como aquellos que más ponen a prueba la capacidad de reflexión sobre los valores que consideramos correctos. ¡Descúbrelos!
Los dilemas del tranvía: empatía y altruismo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Sonia Budner

Última actualización: 31 enero, 2019

Determinadas situaciones nos enfrentan a conflictos de naturaleza moral. Son situaciones que generan una lucha entre diferentes valores personales. En este sentido, los dilemas éticos, reales o ficticios, resultan muy interesantes como vía de estudio sobre cómo gestionamos nuestras creencias y nuestros valores.

Entre los muchos dilemas ficticios, los dilemas del tranvía se han constituido como positivos a la hora de estimular la reflexión sobre los valores que consideramos correctos. Es un tipo de dilema, además que nos hace priorizar entre varios valores correctos, lo que suele resultar en un conflicto interno.

Los dilemas del tranvía fueron ideados para un experimento mental de ética. El primero de ellos es obra de la filósofa británica Phillipa Foot. El segundo corresponde a Judith Jarvis Thompson, filósofa moral estadounidense, que analizó extensamente el primer dilema y lo amplió con su segundo dilema. Vamos a verlos.

El primer dilema del tranvía

El primer dilema plantea la siguiente cuestión moral:

“Un vagón de ferrocarril corre por unas vías. En su camino se encuentran cinco personas que no pueden escapar. Afortunadamente, usted puede darle a un interruptor que desviará el vagón a una vía muerta, apartando así el vagón de las cinco personas… pero con un precio. Hay otra persona atrapada también en ese desvío, y el vagón matará a esa persona. ¿Debería usted darle al interruptor?”

Tren

Es decir, o se interfiere en la vida de cinco personas, o se interfiere en la vida de una. Ambos conllevan responsabilidad sobre vidas humanas. La versión de Thompson es que se debería tomar la decisión que menos daño cause, en este caso, salvar cinco vidas, interfiriendo una. Alexander Friedman, por el contrario, propuso otra solución completamente distinta y consideró que no somos nadie para cambiar el curso de los acontecimientos de esa manera. Se han propuesto cientos de soluciones al dilema sin que ninguna haya llegado a ser completamente satisfactoria.

Este dilema también ha sido experimentado de manera virtual por un equipo de psicólogos de la Michigan State University, a cargo de Carlos David Navarrete. El estudio arrojó un resultado de más del 90% de participantes accionando el interruptor y decidiendo salvar cinco vidas a cambio de una. Los participantes que no accionaban el interruptor fueron aquellos que sufrieron una respuesta emocional mayor a lo largo de la prueba. Se supuso que hay personas que se paralizan en estados altos de ansiedad y no consiguen reaccionar.

El segundo dilema

El segundo dilema, propuesto en este caso por Thompson, es el siguiente:

“Como antes, un vagón de ferrocarril va descontrolado por una vía hacia cinco personas. Pero esta vez, usted se encuentra de pie, detrás de un desconocido muy corpulento, en una pasarela peatonal por encima de las vías. La única forma de salvar a las cinco personas es arrojar al desconocido a las vías. Este morirá al caer, desde luego. Pero su corpulencia bloqueará el vagón, salvando así cinco vidas. ¿Debería usted empujarle?”

La autora argumenta que, a diferencia del primer dilema, donde no hay intención (o conciencia) de hacer daño, en este segundo dilema hay que intervenir directamente en un homicidio.

A destacar el experimento llevado a cabo sobre este dilema por Carsten de Dreu, científico conductista y profesor de psicología en la universidad de Leiden. Dreu planteó este dilema a los participantes antes y después de hacerles esnifar oxitocina. Los datos que obtuvo antes de la oxitocina intranasal fueron similares a los obtenidos en experimentos anteriores. La mayoría fueron respuestas negativas hacia la idea de empujar a alguien y matarlo.

Pero, bajo los efectos de la oxitocina, la mayoría de los participantes estaban dispuestos a sacrificar a un individuo extraño.

Oxitocina y empatía

La empatía parece estar ligada a nuestra historia evolutiva: distintos estudios apuntan que en su base hay una buena carga genética. En 2009, las neurocientíficas Sarina Rodrigues y Laura Saslow del Greater Good Science Center GGSC) realizaron un estudio que se centró en un gen en particular. Era el receptor de oxitocina, del que existen tres variantes AA, AG o GG. El estudio identificó que los participantes con mayor nivel de empatía poseían la variante GG de este gen.

Oxitocina

Empatía y altruismo

La empatía parece estar estrechamente relacionada con el altruismo. Se define el altruismo como la preocupación o atención desinteresada por el otro, al contrario del egoísmo.

Los psicólogos sociales trabajan en un vasto campo de investigación en este ámbito. Se basan en la teoría del intercambio social, que explica las relaciones sociales como una economía en la que se procura el máximo beneficio a cambio de un mínimo coste (Foa y Foa, 1975).

¿Qué nos muestran los dilemas del tranvía?

La conclusión más destacable de los dilemas del tranvía cuando se recrean en estudios de investigación es que muchos de los participantes, al enfrentarse al segundo dilema, se dan cuenta de que el primer dilema no era tan sencillo de resolver.

En definitiva, en ambos se decide a quien sacrificar, aunque en el primer caso resulta mucho más impersonal y no hay una acción física directa sobre la posible víctima (está lejos, igual que las otras cinco que están en la otra vía). Digamos que cada una de las vidas que se puede salvar están al mismo nivel, además de que no es necesaria una participación tan activa.

Esto parece activar algún sistema de inhibición de culpa que en el segundo dilema no se da, (con excepción de un aumento de los niveles de oxitocina). El segundo dilema enfrenta al participante a otro tipo de encrucijadas morales. Hasta tal punto, que varios de los experimentos realizados sobre este segundo dilema invierten el porcentaje del primer dilema en cuanto a las personas que deciden interferir, prefiriendo, en la mayoría de los casos, no hacer nada.

Los dilemas del tranvía, aunque parezcan algo abstracto e irreal en un principio, son utilizados ampliamente en responsabilidad social, en política y en la contratación de ejecutivos de grandes empresas. Además de enfrentarnos a importantes conflictos de valores, estos dos dilemas son muy útiles para entender a los demás cuando actúan o toman decisiones que no se ajustan a lo que nosotros pensamos.

Para hacernos una idea, ¿te replantearías tus respuestas a los dilemas si las cinco personas atrapadas a las que podrías salvar fueran tus hijos? O si fuera tu hijo el que se encontrara en la otra vía, o si el que se pudiera tirar del puente fueses tú.


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