La teoría del pensamiento complejo de Edgar Morin

¿Conoces la teoría del pensamiento complejo de Edgar Morin? Sigue leyendo para conocer en qué consiste este tipo de pensamiento y cómo enseñarlo.
La teoría del pensamiento complejo de Edgar Morin
Cristina Girod de la Malla

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Girod de la Malla.

Última actualización: 13 octubre, 2022

La teoría del pensamiento complejo de Edgar Morin pone de manifiesto la necesidad de desarrollar la reflexividad, lo que permite conectar las diferentes perspectivas o planos de la realidad. Esto, a su vez, permite que tengamos opiniones bien formadas sobre la información que se recibe.

Parece lógica la necesidad de contrastar la información recibida antes de considerarla cierta. Sin embargo, hay veces que nos resulta complicado adoptar diferentes perspectivas, concediendo la categoría de velocidad absoluta a determinadas informaciones. Así, conozcamos cuál es la propuesta de este autor para desarrollar el pensamiento complejo.

¿Quién es Edgar Morin?

Es un filósofo y sociólogo francés de origen sefardí. Nació en París el 8 de julio de 1921. Su nombre de nacimiento es Edgar Nahum. Desde pequeño comenzó a interesarse por la filosofía, lo que le llevó a leer a autores clave de la Ilustración.

Se vinculó al socialismo gracias al apoyo del Frente Popular y al gobierno republicano español en la Guerra Civil Española. En 1940, huyó a Toulouse para ayudara los refugiados tras la invasión de la Alemania nazi, mientras que seguía profundizando en el socialismo marxista y, finalmente, en 1941, se unió al Partido Comunista Francés, pero fue expulsado del partido en 1952, año en el que fue admitido en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). Morin ha publicado más de treinta libros.

Edgar Morin

¿Qué es la teoría del pensamiento complejo?

La noción de «pensamiento complejo» hace referencia a la capacidad de conectar diferentes dimensiones de la realidad. La realidad es un tejido compuesto por infinidad de tejidos; por otro lado, la estructura de la realidad se va haciendo cada vez más compleja a medida que la sociedad avanza. Por ello, para tener una opinión bien fundamentada sobre cualquier suceso o acontecimiento de la realidad es necesario que la persona reflexione sobre todo lo que compone cada suceso.

Para Morin, el mundo constituye un todo inseparable y no se puede comprender sin entender cada una de sus partes y el compuesto global que forma. Por ello, el pensamiento complejo tiene una función globalizadora que trata de abarcar todas las perspectivas para comprender la realidad.

Si nos enfocamos solo en una perspectiva, esta se debe estudiar de forma compleja y global; dividiéndola en pequeñas partes para facilitar su estudio, se limita el campo de acción del conocimiento.

Sin embargo, esta capacidad reflexiva no es innata. El pensamiento complejo se desarrolla y se entrena. Edgar Morin consideraba que la educación debe ir encaminada a fomentar la reflexividad de los estudiantes.

Los siete saberes necesarios para la educación del futuro: cómo desarrollar el pensamiento complejo

La educación de los estudiantes no puede estar basada solo en la aceptación radical de la información que se les ofrece. Esta debe ir encaminada a fomentar el uso del método científico para comprobar la veracidad de la información y para generar explicaciones alternativas.

Por ello, en 1999, Morin propuso los siete saberes o principios básicos para la educación del futuro. Estos fueron publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Vamos a conocer cuáles son.

1. Una educación que cure la ceguera del conocimiento

Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. El conocimiento humano es frágil y está expuesto a errores de percepción o de juicio y a perturbaciones.

Por ello, la primera labor de la educación es enseñar a ser crítico con el propio conocimiento para ser capaces de detectar y corregir los errores del conocimiento, mientras se les enseña a convivir con sus propias ideas.

«La educación debe mostrar que no hay conocimiento que no esté, en algún grado, amenazado por el error y por la ilusión. La teoría de la información muestra que hay un riesgo de error bajo el efecto de perturbaciones aleatorias o ruidos».

-Edgar Morin-

2. Una educación que garantice el conocimiento pertinente

Ante el caudalosísimo flujo de informaciones es necesario discernir cuáles son las informaciones valiosas. Se debe atender a información veraz y con respaldo científico, al igual que se debe atender a la información que pueda servirnos para solucionar los problemas.

La inteligencia general se construye a partir de los conocimientos existentes y de la crítica de los mismos. Su configuración fundamental es la capacidad de plantear y de resolver problemas.

3. Enseñar la condición humana

Conocer el ser humano es situarlo en el universo y, al mismo tiempo, separarlo de él.  Es decir, para conocer al ser humano, debemos contextualizarlo: lo que somos es inseparable de dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos.

«Educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación».

-Edgar Morin-

4. Enseñar la identidad terrenal

La historia humana comenzó con una diáspora, produciendo una enorme diversidad de lenguas, religiones y culturas. Sin embargo, no debe olvidarse que todas las personas de todas las razas y grupos étnicos, a pesar de sus diferencias, forman parte de la misma humanidad.

En los tiempos modernos se ha producido la revolución tecnológica que permite conocer en profundidad y conectar con otras culturas para fomentar el desarrollo. Sin embargo, este desarrollo no puede limitarse al ámbito económico, sino que también debe extenderse al desarrollo intelectual, afectivo y moral.

5. Enfrentar las incertidumbres

La incertidumbre es parte de la vida y del conocimiento. La historia, como la evolución biológica, no es un proceso lineal, sino que se va abriendo camino por atajos y puede sufrir desviaciones, estancamientos y, en ocasiones, retornos al punto de partida.

Existe también la incertidumbre sobre la validez del conocimiento y sobre nuestras propias decisiones. Una vez que tomamos una decisión se desencadenan una serie de acciones y reacciones que afectan al sistema global y que no podemos predecir. Nos hemos educado en un sistema de certezas, pero la educación para la incertidumbre es susceptible de mejora.

6. Enseñar la comprensión

La comprensión es una habilidad crucial para los humanos. Por ello, la educación debe abordar la comprensión de manera directa y referida tanto a la comprensión del mismo grupo como de otros grupos diferentes. Esta última siempre está amenazada por la incomprensión de los códigos éticos de los demás, de sus ritos y costumbres, de sus opciones políticas.

Según Morin, los grandes enemigos de la comprensión son el egoísmo, el etnocentrismo y el sociocentrismo. Enseñar la comprensión significa enseñar a no reducir el ser humano a una o varias de sus cualidades, que son múltiples y complejas.

Amigos hablando sobre la teoría del pensamiento complejo de Edgar Morín

7. La ética del género humano

La enseñanza de una ética universal es una exigencia. Además de fomentar una ética individual, se debe fomentar una «ética grupal» que enseñe a actuar al grupo de manera moral con otros grupos.

Para Morin, el máximo exponente de la enseñanza de la ética es el de hacer de la democracia el sistema común de todos los  países. Esta implica consensos y aceptación de reglas democráticas, pero también necesita diversidades y antagonismos.

Pensamiento complejo, sí, pero sin limitarnos

La teoría del pensamiento complejo no esta exenta de críticas: hay quienes critican su falta de rigor científico y quienes clasifican esta forma de pensar o de buscar la verdad como un «todo vale», como una forma débil de relativismo epistemológico.

«Como filósofo, Morin debería saber que no hay formas débiles de relativismo epistemológico; una vez que se abandonan los criterios más básicos de validez y justificación, de la clase que sea, una idea vale lo mismo que cualquier otra, y todo vale. Y como han dicho otros antes que yo, si se impone la premisa de que todo vale, se garantizará que todo siga igual».

-Carlos Reinoso-

Además, tener que conjugar las distintas perspectivas de la realidad y cuestionar la información recibida, en lugar de aceptarla como válida, sin contrastarla, es interpretado como una forma de interpretar la realidad como si todo y siempre fuera incierta.

Como bien decía Aristóteles, en el término medio está la virtud, y este caso no iba a ser la excepción. Cada momento, cada circunstancia y cada hecho requerirá una forma de contrastación de la realidad, un método de toma de decisiones diferente. En ocasiones, necesitaremos hacer uso de un pensamiento más simple (por falta de recursos, por eficiencia cognitiva…), mientras que en otras tendremos que hacer uso del pensamiento complejo.

Aprender esta forma de reflexividad puede aportar grandes beneficios, siempre y cuando no se deje la enseñanza del resto de formas de pensamiento por el camino. Quizá la mejor enseñanza no sea enseñar una única forma de pensar considerada perfecta, sino enseñar múltiples formas de pensar, a la vez que se enseña cuándo y con qué fin poner en práctica cada una de ellas.


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  • Betancur Jiménez, G. E. (2016). La ética y la moral: paradojas del ser humano. Rev. CES psicol, 109-121.
  • Morin, E. (1992). From the concept of system to the paradigm of complexity. Journal of Social and Evolutionary Systems
  • Morin, E. (1998). El pensamiento complejo. Editorial Gedisa.
  • Los siete saberes necesarios a la educación del futuro, ONU, 1991.

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