Las consecuencias del acoso escolar en la vida adulta
Muchos de nosotros hemos sufrido acoso escolar en algún momento de nuestras vidas o conocemos a alguien que haya sido víctima. Quizás un familiar cercano -un sobrino, tu primo o incluso tu propio hijo- o un amigo de la infancia. Quizás también hayamos escuchado o leído relatos que exponen lo peligrosa que puede ser esta práctica.
El uso de este término está muy extendido hoy en día. Ahora bien, ¿qué se entiende por acoso escolar o bullying? ¿Qué significa este término? El bullying o acoso escolar es un fenómeno que se caracteriza por la intimidación de un abusador sobre la víctima dentro del ámbito escolar. Por lo tanto, se sitúa en la etapa infantil y/o adolescente.
Cabe destacar que ser víctimas de violencia tiene unas consecuencias para la persona que lo padece y que, a pesar de ser un fenómeno situado en edades tempranas, existen consecuencias que se traspasan a la vida adulta. En definitiva, las consecuencias del acoso escolar en la vida adulta existen y se padecen.
“Es un tipo de conducta dirigida a hacer daño; es repetida en el tiempo; y se produce en el seno de una relación interpersonal caracterizada por un desequilibrio de poder”.
-Olweus-
Acoso escolar
El psicólogo Dan Olweus fue el primero en utilizar este concepto en su trabajo en los años 70′ sobre el suicidio de los adolescentes, en los que descubrió que un gran porcentaje de adolescentes eran víctimas de agresiones físicas y/o verbales por parte de sus compañeros de clase. A partir de los estudios realizados por Olweus, se comenzó a considerar la violencia en las aulas como un problema que repercute a nivel académico, emocional y social en la vida de los niños y adolescentes.
Fruto de esta nueva concepción del acoso, ha habido un gran número de trabajos posteriores sobre cómo afecta a las víctimas y sus posibles consecuencias.
“Conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción negativa e intencionada, sitúa a la víctima en posiciones de las que difícilmente puede salir por sus propios medios”
-Olweus-
Tipos de bullying
Según el Centro Nacional Contra el Bullying (NCAB) existen diferentes tipos de bullying o acoso en función de la forma en la que se presente.
- Acoso físico: golpear, pellizcar, dar patadas, empujar o dañar las propiedades de alguien. El acoso físico es el más visible a simple vista y supone un daño a su integridad física.
- Acoso verbal: insultos, burlas, intimidación mediante comunicación verbal. Consisten, principalmente, en comentarios homofóbicos o racistas. Si bien el acoso verbal puede comenzar de forma inofensiva con un comentario malintencionado, puede alcanzar niveles elevados siendo muy perjudicial para la persona objeto de abusos.
- Acoso social: es el más difícil de reconocer debido a que se lleva a cabo a espaldas de la persona afectada. Consiste en dañar la reputación social de alguien para humillarle a través de la difusión de rumores falsos, de bromas malintencionadas para avergonzar a esa persona, de gestos y miradas amenazantes y, también, animando a los demás a excluirle socialmente.
- Acoso cibernético: al abuso se realiza mediante el uso de tecnologías digitales, incluido hardware (computadoras y teléfonos móviles) y software como redes sociales, mensajería instantánea, sitios web y otras plataformas en línea. El acoso cibernético puede ser en público o en privado y puede incluir mensajes de correo electrónico abusivos, imágenes o vídeos privados que se difunden, rumores desagradables, robo de cuentas personales agregando información falsa, etc.
Consecuencias del acoso escolar en la vida adulta
Las consecuencias del acoso escolar en la vida adulta son una realidad para las personas víctimas de abusos, puesto que se produce una vulnerabilidad a sufrir ciertas dificultades.
Dificultades en la socialización
Las personas que han sufrido acoso escolar tienden a tener conductas de aislamiento social, que se traslada como consecuencia en la vida adulta, puesto que existe un gran porcentaje de víctimas que tienden a buscar actividades solitarias ya en su adultez.
Además, suelen encontrar dificultades para relacionarse, les cuesta confiar en las personas que le rodean y tienden a ser personas más bien introvertidas que les resulta difícil expresar lo que sienten. Incluso a largo plazo es posible desarrollar fobia social tras sufrir acoso.
Estrés
Existen varios estudios de investigadores que afirman que el acoso escolar produce unos niveles elevados de estrés en la persona víctima. Investigadores como William E. Copeland, integrante del Centro de Epidemiología del Desarrollo en Duke, el cual afirma:
“El Bullying puede tener consecuencias fisiológicas. Hay evidencia que con el tiempo esta experiencia puede alterar las respuestas biológicas del estrés. El desgaste de estos cambios fisiológicos pueden limitar la capacidad del individuo para responder a nuevos retos, teniendo mayor riesgo de enfermedades”.
-William E. Copeland-
Depresión y baja autoestima
Existe una correlación entre haber sufrido maltrato infantil por parte del grupo de iguales y ser vulnerable a padecer problemas de salud mental como la depresión, tal y como afirman especialistas del Centro de Estudios sobre el Estrés Humano del Hospital Louis-H. Lafontaine de Canadá.
Sufrir acoso acarrea una baja autoestima y conduce a la idea errónea de creerse inferior a los demás, de valer menos y, por ello, se es víctima de maltrato.
¿Ser víctima de acoso escolar te hace más fuerte?
“Lo que no te mata te hace más fuerte”, afirma el refranero popular. ¿Es cierto que te fortalece el bullying? Si bien está claro que el bullying produce consecuencias negativas y perjudiciales para quien lo padece, también cabe destacar el efecto resiliente que puede dejar como poso si la experiencia termina integrándose de manera positiva en la historia personal.
Ojalá pronto seamos capaces de decir que este fenómeno y sus consecuencias han descendido, que la tecnología se ha convertido en una aliada para impedirlo y no en una autopista que lo facilite. Además, mientras esto sucede, podemos establecer mejores protocolos en terapia para que las víctimas de acoso logren tomar precisamente la experiencia negativa como un punto de apoyo para su resiliencia.
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- 4. Olweus D. Aggression in the schools: Bullies and whipping boys. Washington D.C., USA: Hemisphere (Wiley); 1978.