Las hojas caen pero el árbol sigue en pie

Es inevitable que las experiencias de vida nos desgasten, ¡somos seres humanos! Sin embargo, mantenernos firmes como las raíces de un árbol es vital para alcanzar el éxito. Reflexionamos al respecto a continuación.
Las hojas caen pero el árbol sigue en pie
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 16 septiembre, 2021

Todos pasamos malos momentos en la vida. Esa es una realidad inmutable. Por más que luchemos, tratemos de ser felices, y pongamos todo de nuestra parte por hacer realidad los sueños, hay ratos negativos. Las hojas caen, pero el árbol sigue en pie, y nosotros no debemos rendirnos jamás.

El árbol sigue en pie porque tiene fuertes raíces. Sabes que es imposible no perder algunas hojas en el largo devenir de su vida. Llegan los otoños, los crudos y fríos inviernos, pero él sigue inmutable, aunque el momento sea malo, porque en el fondo conoce que mañana hará calor, pero volverá el verano, y recuperará su vitalidad y fuerza.

El árbol sigue en pie porque tiene fuertes raíces

El árbol sigue en pie eternamente porque sabe que sus raíces son fuertes. Está apegado a la tierra con tal potencia, que por muy mal clima que deba sufrir, nada le moverá de su sitio.

Árbol desprendiendo sus hojas

Hay días muy malos, en los que el frío hace que nuestros huesos sufran mucho. Sin embargo, el árbol sigue en pie. Aunque pierda todas su hojas por el viento, la helada o el clima, él permanece inmutable, sufriendo, pero impertérrito, en su lugar, de dónde nadie le moverá.

Tal vez llegue un día en que al árbol no le quede una sola hoja. El entorno es tan negativo que toda su alegría ha caído. Sin embargo, él seguirá en pie, porque sabe que volverán los días felices, y tiene las raíces necesarias para que nada ni nadie le tumbe hasta que regrese la luz a su vida.

El árbol sigue en pie, y tú eres ese árbol

Ahora imagina que tú eres ese árbol. Y has de seguir en pie. Por mucho frío que haga a tu alrededor, por mucho que te hieran o dañen, tú has de adherirte a tus fuertes raíces, ser inamovible, invencible, incapaz de perder el aliento, siempre mirando hacia delante, porque volverá el clima cálido y feliz.

Tu tronco puede balancearse, sucumbir a ciertos momentos malos y tristes. Tus ramas pueden quedarse sin hojas, pero nunca debes permitir que tu árbol, el tronco que es tu vida, tus raíces, caigan en desgracia.

Por muy secas que estén las ramas de tu vida, por muchas hojas que se hayan caído, por muy dañada que esté la corteza de tu existencia, tú siempre debes seguir en pie, sereno, prestante y orgulloso.

“Es duro fracasar, pero es todavía peor no haber intentado nunca triunfar”

-Theodore Roosevelt-

Jamás has de permitir que por muchas hojas que se caigan, el tronco del árbol de tu vida se seque, se parta o se rompa. Debes seguir siempre en pie, porque no te mereces otra cosa más que aguantar y superar los malos momentos para vivir mejor los buenos.

Mujer árbol con mariposas

Mira hacia las hojas caídas, pero el árbol sigue en pie

Desde tu alta atalaya de árbol, puedes mirar las hojas que caen. Tal vez sientas nostalgia de los días en los que formaron parte de tu frondoso follaje. Una vegetación que antaño fue verde y esperanzadora, pero hoy es gris y está caída en el suelo.

“Los hombres no se hacen a partir de victorias fáciles, sino en base a grandes derrotas”

-Sir Ernest Henry Shackleton-

Pero no es algo que te debe entristecer. Aquello son recuerdos de lo que fue. Algunos alegres y divertidos, otros más amargos y menos agradables. Y ahora sabes que no volverán.

Sin embargo, los recuerdos quedan ahí, en el suelo, a tu alrededor. Tal vez vengan ráfagas de viento que se lleven algunos lejos de ti, y acaben en el olvido, a kilómetros del lugar en el que decidiste plantar tus fuertes raíces, pero el árbol sigue en pie.

El árbol sigue en pie, y sabe que otras hojas sustituirán a las que se cayeron. Volverán los tiempos felices, el follaje frondoso y la verde vegetación que poblará tus ramas. El árbol sigue en pie gracias a sus fuertes raíces, y no hay ráfaga de viento, nevado o tormenta que impedirá que se quiebre su tronco o se resquebraje su dura corteza.

El árbol sigue en pie, viviendo con intensidad su presente, recordando su pasado, y mirando con esperanza su futuro, porque sabe que por muchas hojas que hayan caído, otras volverán a florecer, y él estará ahí para disfrutarlas y sentirlas en toda su inmensidad.


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