¿Cómo lograr que los demás te respeten?

Para lograr que los demás te respeten, empieza respetándote a ti mismo. Inicia un camino hacia el interior donde despertar valías, valores, fortalezas, autoestimas y dignidades.
¿Cómo lograr que los demás te respeten?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 agosto, 2023

No puedes lograr que los demás te respeten si primero, no tienes una idea clara de qué es el respeto. Tampoco aspiraremos a esta competencia psicológica si no logramos antes de nada, respetarnos a nosotros mismos, cultivar el amor propio y una buena autoestima. Pocos “músculos” del bienestar emocional son tan imprescindibles a la hora de atender en el día a día.

Por otro lado, hay un aspecto que no podemos descuidar. Hay que ser despierto a la hora de percibir qué palabras y quéconductas están dirigidas a menospreciarnos. Ser sensibles a las faltas de respeto cotidianas es a su vez algo imprescindible. . Como también lo es cualquier acción destinada a rechazar, negar o anular lo que otro piensa o siente.

No puedes lograr que los demás te respeten, si primero  damos el paso para fortalecer una serie de valías básicas dentro de nuestro desarrollo personal. Esto significa que debes percibirte como igual a los demás, en términos de valor. En otras palabras, no sentirte ni más, ni menos que nadie. También, por supuesto, aceptarte. Sentir que vales como eres y por lo que eres.

Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.

-Jean Jacques Rousseau-

joven que piensa en lograr que los demás te respeten

Las tres dimensiones para lograr que los demás te respeten

La aceptación y la valoración de uno mismo se expresan a través de actitudes y acciones. No son una realidad abstracta ni tienes que decirlo para que otros sepan que eso es lo que sientes. Quien se respeta a sí mismo tiene tres cualidades: autoestima , asertividad y autenticidad.

Autoestima

La autoestima, si queremos definirla de manera sencilla, es tener una buena opinión  de uno mismo. Tiene muy poco que ver con el narcicismo. Se trata simplemente de “caerse bien”. Sentir simpatía por lo que piensas, dices y haces, sin que eso signifique pensar que eres mejor que los demás.

Tan especial como solo tú eres y tan igual como lo es cualquier ser humano. Asimismo, conocidos terapeutas como Albert Ellis ya señalaron en su día que la autoestima es la causa de muchas de nuestras “enfermedades psicológicas”. ¿La razón? A menudo la descuidamos. Olvidamos que es una dimensión incondicional para nuestro bienestar.

Asertividad

La asertividad , por su parte, tiene que ver con ser capaz de defender tus derechos y de expresar tus opiniones. Es especialmente importante cuando estamos rodeados de un contexto poco favorable, en el que pensamos lo contrario a lo que piensa la mayoría o la figura de autoridad. Por otro lado, este atributo es hijo directo de la autoestima y una condición necesaria para lograr que los demás te respeten.

Asimismo, estudios como los llevados a cabo en la Universidad de Stony Brook por la doctora Britanni Speed, nos señala que entrenarnos, habilitarnos en esta dimensión impulsa nuestro bienestar, seguridad personal  autorrespeto.

Autenticidad

Además, la autenticidad se refiere a el hecho de mantener nuestra esencia, valores y creencias, aunque egoístamente no sea lo mejor para nosotros en esa situación. Esto es, expresar lo que piensas y lo que sientes en cualquier contexto. No simular o falsearte para causar una determinada impresión. Actuar de forma espontánea. Piensa que solo puedes ser auténtico si tienes conciencia de tu valor como persona.

chica que intenta lograr que los demás te respeten

Conseguir el respeto de los demás

El respeto comienza por casa. Por lo tanto, no vas a lograr que los demás te respeten si no lo haces tú. Por otro lado, entiende que el respeto no significa miedo o reverencia, sino aceptación y valoración. Este es sin duda un tema que no solo ha estado presente en el campo psicológico.

Estudios como los llevados a cabo por la doctora Elizabeth Telfer y publicados en la revista The Philosophical Quarterly , nos señalan que este ha sido un aspecto de gran relevancia en casi cualquier ámbito y escenario. El respeto humano se inicia sobre todo en uno mismo, cultivando adecuados valores y valías.
Hay algunas claves para lograr que los demás te respeten. Estas son algunas de ellas:

  • Acepta que no siempre tienes que caerle bien a los demás. La aprobación o desaprobación de los demás no tiene por qué condicionarte. Siempre habrá gente a la que no le agrades.
  • Aprende a diferenciar la amabilidad de la condescendencia. La cortesía no es sumisión. No vinimos al mundo para hacer sentir bien a los otros.
  • Fortalece y practica el amor propio. No dejes de reconocerte todos tus valores y tus aciertos. Nunca pases por alto tus logros, por pequeños que puedan parecerte.
  • Introduce el “no” en el diccionario de tu comunicación. Poner límites no significa ofender al otro o ser desconsiderado. Es una forma sana de preservar el respeto mutuo.
  • Reconoce que no eres responsable de lo que sienten o piensan los otros. Si la forma como piensas, como hablas o como actúas inquietan o molestan a otro, no es tu problema. Deja que sea esa persona quien resuelva su inconformidad.
  • Exige reconocimiento cuando sea necesario. Si haces demasiado por los demás, es usual que dejen de apreciarlo. En caso de que esto ocurra, suspende la colaboración.
  • Aprende a defenderte. Quizás eres víctima de la “indefensión aprendida”. Por lo tanto, es hora de superar esto y aprender a defenderte. No es fácil al comienzo; sin embargo, una vez implantada la costumbre, el esfuerzo no es tanto para mantenerla.

Lograr que los demás te respeten no es un objetivo que se consiga a corto plazo, especialmente si ya te has faltado al respeto en numerosas ocasiones. Necesitas la decisión firme de conseguirlo y una voluntad férrea para mantenerte en ese propósito. Sin embargo, vale la pena. La falta de respeto solo trae males mayores y muchos sufrimientos innecesarios.


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