Me dicen que soy una persona intensa, ¿es un problema?

¿Te dicen que eres una persona demasiado intensa y sensible? Hay quien ve en esta forma de ser un problema porque en realidad no entiende cómo eres. En realidad, el problema no está en ti. Te lo explicamos.
Me dicen que soy una persona intensa, ¿es un problema?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 agosto, 2022

“Me dicen que soy una persona intensa, que todo me lo tomo a la tremenda y que tiendo a sobredimensionar lo que me sucede”. ¿Te es familiar esta sensación? Lo cierto es que en nuestro universo interno todos somos sensibles y tenemos las emociones a flor de piel. La diferencia está en que hay quien presenta unos rasgos más particulares en su forma de ser y de manejar lo que siente.

Hay quien no reprime lo que siente y lo expresa de manera abierta, sin filtros. Están los que experimentan de manera más profunda todo ese abanico de emociones que definen al ser humano y caen en ocasiones en la ambivalencia. Pueden sentir cierto equilibrio en la tristeza y hasta cierta angustia en los instantes felices.

Ahora bien, ¿hay algo malo en si uno se identifica con este perfil psicoemocional? La realidad es que no. Sin embargo, es evidente que vivimos en un mundo habituado -obsesionado casi- en definir qué es lo “normal”. La personalidad intensa se percibe como imprevisible y difícil de controlar o entender. Esto hace que, a menudo, se vea con inquietud a quien vive, siente y actúa mediante este patrón. Lo analizamos.

La intensidad emocional es un rasgo que aparece con frecuencia en personas muy empáticas y con un perfil de alta sensibilidad.

Mujer molesta cuando me dicen que soy persona intensa

Soy una persona intensa: ¿qué puedo hacer?

Cuando me dicen que soy una persona intensa, me molesto y como es de esperar, no me sienta particularmente bien.

Es muy común encontrarnos con esas figuras habituadas a etiquetar a los demás. Asimismo, aparece otro hecho. La sociedad no acepta ni entiende a quienes expresan de manera abierta sus emociones o responden con mayor sensibilidad ante cualquier hecho.

Son esas rara avis que cuesta no solo comprender, sino también dominar. Son impredecibles, demasiado apasionados y muestran una vitalidad poco estandarizada en un mundo habituado a la contención. También a disimular lo que se siente. Por tanto, tener a personalidades que vibran de una forma diferente puede verse como una amenaza en ocasiones.

Entonces, ¿cómo actuar cuando nos dicen con frecuencia este comentario?

Comprende quién eres para saber que no tienes un problema

La personalidad intensa se relaciona con la alta sensibilidad y con otros rasgos que conforman un perfil propio. De hecho, la Universidad de Vanderbilt y el hospital de Massachusetts publicaron hace años un estudio sobre el tema. En él se hacía referencia al desarrollo de una escala para su detección.

Estamos ante una tipología propia de personalidad con unas características que son medibles e identificables. Veamos a continuación esas dimensiones que les definen.

  • Profundidad emocional y pasión. Toda emoción, ya sea de valencia positiva o negativa, la viven de manera intensa. Además, son personas muy comprometidas y pasionales en lo que hacen.
  • Alta empatía y sensibilidad. En este perfil de personalidad está presente el rasgo de la alta sensibilidad, tanto emocional como fisiológica. Es decir, pueden sentirse molestos ante sonidos, olores y luces intensas.
  • Alta percepción y observación. También son personas muy intuitivas.
  • Por término medio, este patrón de personalidad correlaciona con la extraversión.
  • Destaca su alta imaginación, creatividad y dinamismo. Son hombres y mujeres muy activos y con necesidad de conectar con su entorno.
  • Asimismo, otra característica particular son las crisis existenciales. Por lo general, suelen cuestionar muchos aspectos de la realidad que les rodean: sociedad, relaciones, sentido de la vida, etc.
  • También es importante hacer referencia a la ambivalencia emocional antes señalada. Es decir, esa sensación de tener pensamientos y emociones tanto de valencia positiva como negativa es algo común en ellos.

Una característica de las personas muy intensas es el éxtasis: una emoción desbordante que manifiestan cuando disfrutan del arte, de su trabajo, de la amistad o el amor. Esa manera tan efusiva de disfrutar de la vida puede ser desconcertante o intimidante para los demás.

¿Por qué esto es un problema para los demás?

En efecto, cuando me dicen que soy una persona intensa, lo primero que siento es que hay un problema en mí. Sin embargo, es mejor tener claro un detalle.

La intensidad emocional no es una patología. En realidad, este tipo de comentarios responden a la costumbre de aplicar el epíteto “demasiado” a casi cualquier conducta que se sale de lo que se considera como “normal”.

Eva es “demasiado intensa”. Pablo es “demasiado tímido”. Laura es “demasiado dramática”. Ernesto es “demasiado impulsivo”. Parece que, por término medio, a todos nos cuesta encajar en ese punto intermedio en el que no llamar la atención o no ser señalado con el dedo. De este modo, y en lo que se refiere a la personalidad intensa, es común que experimenten ciertos altibajos en sus relaciones sociales.

Son perfiles muy dinámicos que necesitan de una gran estimulación intelectual. Esto hace que no todos puedan seguirles el ritmo, que se les vea “demasiado hiperactivos, apasionados, cambiantes”. Asimismo, dada su gran empatía y profundidad emocional, es frecuente que tengan problemas en sus relaciones afectivas. No siempre se sienten tan queridos como necesitan, son muy sensibles a las críticas y sufren decepciones de manera frecuente.

La alegría, la pasión y la vitalidad que experimentan las personas emocionalmente intensas están en proporción directa con el sufrimiento que sienten a veces. Todo se vive de manera efusiva.

Chica joven pensando en cuando Me dicen que soy una persona intensa

¿Qué aspectos deberías tener en cuenta?

En realidad, si me dicen que soy una persona intensa, el problema central no está ahí. Lo que puedan pensar los demás no es relevante. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida si no la experimentamos de manera auténtica, intensa y pasional? Básicamente, nada, una hoja que se lleva el viento.

Ahora bien, hay otro aspecto decisivo. La sensibilidad de la personalidad intensa hace que, en ocasiones, sea complicado encajar, mantener relaciones sociales satisfactorias y ser inmune a las injusticias de este mundo. Cuesta regular las emociones, en especial cuando uno deriva en la tristeza, la decepción, la contradicción o la angustia.

El desafío que tienen estos hombres y mujeres es sacar el máximo potencial de sus dones. Esto pasa por desarrollar habilidades para manejar emociones y ajustar unas expectativas más realistas sobre las personas y la propia vida. Uno puede nacer con alas en la espalda, pero en ocasiones al volar demasiado alto perdemos la perspectiva de las cosas.


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