Mindfulness para nuestro día a día

Mindfulness para nuestro día a día
Gema Sánchez Cuevas

Escrito y verificado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 04 octubre, 2018

Atender a nuestro presente es la tarea pendiente de la mayoría de nosotros. Desconectar de lo que fue en el pasado o de aquello que puede suceder en el futuro y volcar nuestros sentidos al aquí y ahora es el puente de unión con nuestro interior y precisamente, uno de los objetivos del mindfulness.

Esta filosofía ancestral, tan de moda en la actualidad, nos invita a adoptar una actitud de apertura ante todo lo que sucede fundamentada en la práctica de la aceptación. El mindfulness nos ofrece la posibilidad de concebir nuestra mente como un espacio libre de juicios para así liberarnos del automatismo en el que vivimos inmersos día tras día. Profundicemos en esta maravillosa filosofía. 

“El mindfulness mejora la confianza con uno mismo y ayuda a disfrutar de la plenitud de la experiencia”.

-Jon Kabat-Zinn-

La velocidad de nuestros días

¿Cuántas veces al día tenemos esa sensación de velocidad, de no tener tiempo para completar nuestra lista de propósitos diarios? Vivimos más tiempo pero con un ritmo de vida más acelerado, siendo fácil que perdamos el aliento y la conexión con nosotros mismos. 

Es una época de velocidad, indeterminación y ruido, mucho ruido, tanto externo como interno (mental). Nos encontramos rodeados de miles de tareas que hacer que en ocasiones vamos postergando, bombardeándonos continuamente con ideas e informaciones procedentes de los medios de comunicación y del entorno donde nos encontramos. A esto hay que añadir nuestra voz interna. El pensamiento parece estar siempre presente.  Eckhart Tolle estableció la siguiente aclaración:

«La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa incorrectamente se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: generalmente no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Esa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de t

Laberinto de árboles

Vivimos hacia atrás y hacia delante, mientras los instantes presentes se desvanecen en cuestión se segundos sin apenas darnos cuenta. Sin olvidarnos de la adicción a nuestro pensamiento que se manifiesta de forma continua. Nos encanta pensar, crear hipótesis sobre los hechos y dejarnos atrapar por los círculos viciosos y laberintos de nuestras creencias.

Silenciar nuestra mente

Ignoramos quizás lo más importante, que la salida de estas trampas autoimpuestas se encuentra acallando a nuestra mente. Solo renunciado a la idea tan extendida y contagiosa de que la solución se encuentra fuera o lejos de nosotros mismos, descubriremos donde se esconde esa felicidad tan esperada.

Así, buscamos soluciones por doquier, de mil maneras posibles, casi siempre centrados en algo externo, sin darnos cuenta de que casi siempre estas se encuentran en el aquí y ahora. En ese fondo casi inexplorado de cada uno de nosotros y que tanto miedo nos produce mirar.

Dicen que lo único de lo que puede disponer el hombre es del presente, del aquí y ahora y sin duda, es lo que más desperdiciamos. Para aprender a valorarlo contamos con la ayuda del mindfulness. Veamos a continuación de qué se trata.

“Todas las miserias del hombre se derivan de no ser capaz de sentarse en silencio, en la soledad de una habitación.”

-Blaise Pascal-

¿Qué es el mindfulness?

La palabra “Mindfulness” es conocida en español como “atención plena” y “conciencia plena” y es considerada la piedra angular del budismo Theravada. Se identifica con un conjunto de prácticas que tienen en común fijar la atención en el momento presente, sin juzgar y con una actitud bondadosa y amorosa hacia aquello que se contempla. En la vida cotidiana, la palabra más utilizada para referirse a esta filosofía es meditación. Ante todo el mindfulness es una experiencia que hay que vivir y que tiene sus propios matices.

Muchos son los autores que nos han proporcionado una definición para el mindfulness como Guy Armstrong que dice que es “saber lo que estás experimentando mientras lo estás experimentando”. Por otro lado, Vicente Simón (2007) lo ha definido como “la capacidad humana universal y básica, que consiste en la posibilidad de ser conscientes de los contenidos de la mente momento a momento.” Pero principalmente todo el espectro de definiciones existentes confluyen en tres términos: conciencia, experiencia presente y aceptación (Germer, 2005).

La utilización del mindfulness será beneficioso por lo tanto para silenciar nuestro ruido mental, es decir, para callar y calmar a nuestra mente y ver con claridad. Pues como hemos mencionado anteriormente, nos encontramos pensando constantemente sobre el pasado y planificando el futuro, ocupando gran parte de nuestro día. De esta forma, aprenderemos a conectar con nuestro presente y vivir las experiencias segundo a segundo.

El mindfulness implica llegar a un estado de conciencia que nos permita prestar atención a la experiencia del momento. Este estado se cultiva y desarrolla a través de la práctica de la meditación, constituyendo una manera de relacionarnos con la totalidad de la experiencia. Además, esta práctica nos aporta un medio con el que podemos reducir nuestro nivel general de sufrimiento y aumentar nuestro nivel de bienestar (Germer, Siegel y Fulton, 2005).

Mujer haciendo mindfulness

La relación mente-cuerpo

Un aspecto importante a destacar en la práctica del mindfulness o atención plena es la relevancia que se atribuye a la unidad de mente y cuerpo. A través de ella se relacionan las sensaciones físicas con la esfera cognitivo-emocional.

En la práctica de la meditación, esta unión es básica y crucial. Ambas entidades se comunican activa y continuamente, configurando la visión de un ser vivo integrado que interactúa con su medio interno.

Cómo practicar mindfulness en el día a día

Mindfulness puede ser practicado de diversas formas. Esta disciplina abarca desde la práctica más ortodoxa o tradicional como la meditación vipassana, hasta los ejercicios y estrategias integrados en un programa terapéutico de intervención. Incluso, los ejercicios aislados de respiración realizados en un contexto informal, como puede ser el hogar o el trabajo también son mindfulness. Algunas prácticas que podemos incorporar en nuestro día a día son:

  • Meditar mientras caminamos. Regalarnos media hora de paseo mientras entrenamos no solo a nuestro cuerpo sino también a nuestra mente es mindfulness. Tan solo tenemos que encontrar el ritmo de caminar más liberador para nosotros. El siguiente paso sería centrar la atención en nuestra respiración y posteriormente fijarnos por ejemplo, en la sensación de nuestros pies en el suelo o el roce del viento en nuestros brazos.
  • Mindfulness en casa. Elegir un espacio que nos resulte agradable que esté libre de distracciones, un momento del día y sobre todo, comprometernos con nosotros mismos. Podemos empezar con 10-15 minutos centrándonos en nuestra respiración o por alguna técnica con la que nos sintamos cómodos e ir ampliando el tiempo progresivamente. Poco a poco, experimentaremos sus beneficios.
  • Desayunar al ritmo del mindfulness. Esta práctica es muy sencilla y nos prepara para comenzar el día de otro modo. Se trata de conectar con nosotros mismos desde que amanecemos, en lugar de comenzar con el piloto automático y las prisas. Simplemente hay que sentarse en un lugar tranquilo, sin distracciones y comenzar a desayunar con total consciencia. ¿Cómo? Prestando atención a la multiplicidad de los sabores, los olores o incluso, el tacto de los alimentos que tomemos. Con ello, conectaremos con nuestro presente.

Otras prácticas puede ser prestar atención a todas las sensaciones de nuestro cuerpo mientras nos duchamos o centrarnos en los sonidos que suceden a nuestro alrededor, sin juzgarlos.

Una experiencia enriquecedora

Como vemos, la atención plena es una habilidad susceptible de ser aprendida y entrenada. De hecho, cuanto más se practique mejor resultados podrán obtenerse y más fácil nos resultará focalizar la atención en la respiración. Esto en sí mismo, ya será meditación, donde se producen cambios, experiencias, comprensiones súbitas o insights.

Mindfulness es un modo especial de ver, un modo especial de observar. Su práctica permite que desarrollemos una relación especial con nuestros eventos privados, es decir, con nosotros mismos y por consiguiente con la manera en la que experimentamos nuestra vida y nos relacionemos con los demás. Mindfulness es una experiencia que hay que vivir.

Bibliografía:

Simón, V. (2011). Aprender a practicar mindfulness. Barcelona: Sello.
Simón, V. M. (2003), «La deuda emocional», Psicothema, 15 (2): 328-334.
Tolle, E. (2009), Todos los seres vivos somos uno, Debolsillo, Barcelona.

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