Nictofobia o fobia a la oscuridad: causas y síntomas

El miedo a la oscuridad, también conocido como nictofobia, es una experiencia común que puede afectar a personas de todas las edades. En este artículo, te contamos más sobre el tema.
Nictofobia o fobia a la oscuridad: causas y síntomas
Isabel Ortega

Escrito y verificado por la psicóloga Isabel Ortega.

Última actualización: 20 agosto, 2023

¿Te asusta recorrer tu propia casa en la oscuridad o alguna vez tuviste tanto miedo que no te levantaste para ir al baño de noche? En el pasado, la oscuridad representaba un mayor peligro, ya que los humanos eran más vulnerables a ataques de depredadores en horas nocturnas. Esta predisposición genética al miedo a la oscuridad contribuye a desarrollar nictofobia.

Dicho término es utilizado para referirse a la fobia específica o miedo intenso a la oscuridad. Las personas que la sufren experimentan un temor abrumador y persistente cuando están en lugares oscuros o cuando no hay suficiente luz para ver con claridad.

Tal fobia se manifiesta de diferentes maneras en cada individuo. Aunque también existan casos de adultos con ella, suele darse durante la infancia. A continuación, te damos más detalles.

¿Qué experimenta una persona con miedo a la oscuridad?

El miedo es una emoción básica y natural que experimentan los seres humanos y muchos otros animales. Es una respuesta emocional y fisiológica ante una percepción de peligro o amenaza, real o imaginada. Esta respuesta tiene una función evolutiva importante, ya que ha sido fundamental para la supervivencia de nuestra especie a lo largo de la historia.

Cuando una persona se enfrenta a una situación que percibe como amenazante, el cerebro activa una serie de respuestas automáticas que preparan al cuerpo para enfrentarla o huir de ella. Estas respuestas incluyen cambios en la frecuencia cardíaca, aumento de la sudoración, dilatación de las pupilas, tensión muscular y liberación de hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol.

No obstante, el miedo es una emoción útil, pues nos alerta sobre posibles peligros y nos prepara para reaccionar de modo adecuado. Sin embargo, cuando el miedo es excesivo o irracional, se trata de una fobia. Y como suele ocurrir con las fobias, estas interfieren con la vida cotidiana y tienden a convertirse en una fuente de angustia y sufrimiento.

En el caso de la nictofobia o miedo extremo a la oscuridad, a menudo, perjudica de forma negativa la calidad de vida de quienes la padecen, porque quizás limite sus actividades nocturnas y genera una sensación constante de malestar o inseguridad.

Hasta llega un momento en el que la persona pierda el control sobre la realidad. En tales casos, es importante buscar ayuda de profesionales de la salud mental.



¿Cuáles son las causas de la nictofobia?

Las causas del temor a la oscuridad son diversas, desde experiencias traumáticas en la infancia, hasta factores genéticos y predisposición a desarrollar fobias. También es posible que el aprendizaje por observación e incluso la exposición a medios de comunicación, influyan en la formación de este miedo irracional.

Por ejemplo, las experiencias traumáticas en la infancia o en etapas tempranas de la vida pueden dejar una impresión duradera en la mente del individuo y quizás generar un miedo persistente a la oscuridad.

Por otra parte, si hay antecedentes familiares de fobias o ansiedad, una persona tiene mayor probabilidad de desarrollar este tipo de miedo. Además, en los niños tal vez evolucione al observar y aprender el temor a la oscuridad de sus padres, hermanos y otros modelos a seguir cercanos.

El contenido de películas, programas de televisión o libros que representan la oscuridad de manera negativa o aterradora influye en la nictofobia, en especial en personas susceptibles. De hecho, el terror a la oscuridad resulta de una ansiedad más amplia o trastorno de ansiedad generalizada en la que el individuo tiene miedo a situaciones percibidas como amenazantes o peligrosas.

¿Cuáles son las consecuencias del miedo a la oscuridad?

El pavor desmedido a la oscuridad acarrea diversas consecuencias en la vida de quienes lo padecen. Y estas afectan tanto el ámbito emocional como el funcionamiento diario de la persona, interfiriendo en los siguientes aspectos:

  • Sensación constante de ansiedad y estrés: esto debido a las manifestaciones propias de la fobia.
  • Calidad del sueño de una persona: en un estudio que publicó la revista Sleep Medicine describen el impacto negativo de los miedos nocturnos en la calidad de sueño de los niños, comprometiendo su bienestar psicológico.
  • Restricción de actividades nocturnas: se evita salir de casa después del anochecer o participar en eventos sociales que tengan lugar en entornos con poca iluminación. Esta limitación desfavorece las relaciones sociales y disminuye la calidad de vida en general.

Es importante destacar que las consecuencias de la nictofobia varían en intensidad y efecto según la persona. Si alguien experimenta dificultades significativas debido a este miedo intenso a la oscuridad, es fundamental el apoyo psicológico para abordar y superar la fobia.

¿Cómo se puede tratar la nictofobia?

Los tratamientos para el temor intenso a la oscuridad se adaptan a diferentes contextos y situaciones. Enseguida mencionamos algunos:

  • Terapia de aceptación y compromiso: se centra en aceptar las emociones y los pensamientos relacionados con el miedo, mientras se compromete a tomar acciones orientadas a los valores y metas personales.
  • Terapia de exposición: es un componente clave de la TCC y se centra en la exposición gradual y controlada a la fuente del miedo o la fobia. A través de esta técnica, las personas aprenden a confrontar sus temores de manera segura, lo que puede disminuir la ansiedad y la reacción de miedo.
  • Terapia de desensibilización sistemática: puede emplearse al ser una forma particular de terapia de exposición. Esta se enfoca en la relajación progresiva mientras se imaginan de modo sucesivo situaciones temidas. Este método contribuye a reducir la ansiedad y facilita la adaptación a eventos que antes resultaban abrumadores.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): es una de las técnicas más efectivas y utilizadas para tratar los miedos y las fobias. La TCC se enfoca en identificar y cambiar pensamientos negativos y creencias irracionales relacionadas con el miedo, así como en enfrentar poco a poco las situaciones temidas, para desensibilizar la respuesta de ansiedad.

Asimismo, en el caso de este miedo en los niños, es posible involucrar a los padres en el abordaje. Un estudio compartido por la revista Psicothema , sobre el tratamiento de la nictofobia mediante el entrenamiento a padres, obtuvo buenos resultados cuando eran breves e intensivos y abarcaban exposición en vivo con el estímulo fóbico, entrenamiento individual y la participación parental en la terapia.



Entendiendo al miedo

El miedo es una emoción primordial que surge en respuesta a situaciones amenazantes o desconocidas, activando una serie de reacciones físicas y psicológicas destinadas a prepararnos para el peligro.

Si bien el miedo es una reacción natural y necesaria para la supervivencia, también puede convertirse en un obstáculo cuando es excesivo o irracional, dando lugar a trastornos de ansiedad como la fobia y el trastorno de pánico. Estos pueden afectar significativamente la calidad de vida de una persona y requerir intervención terapéutica.

Entonces, ¿nuestro objetivo es no tener miedo a nada? No, no se trata de vivir sin miedo, sino de saber gestionarlo. En otros términos: convertirnos en amigos/as de nuestros propios miedos.


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