No es qué hacías, sino con quién lo hacías
Has pasado por muchos momentos, algunos muy buenos y otros no tanto. Continuarás viviendo nuevas experiencias que te marcarán y que, cuando mires hacia atrás, recordarás. Sin embargo, ¿en qué te fijas cuando regresas a tu pasado? No serán los éxitos personales, los días tristes y los fracasos solitarios los protagonistas. No será el qué has conseguido, sino con quién lo has compartido.
Lo mejores y peores momentos de nuestra vida están siempre marcados por personas.
Muchas de esas situaciones positivas o negativas, de las que ahora te acuerdas como si fueran historias, tienen como personajes principales a las personas. Gente que te ha marcado, que te ha inspirado, que te ha hecho daño.
Es bastante curioso ser conscientes de la gran cantidad de tiempo que le dedicamos a nuestros éxitos, metas, objetivos, a nuestro crecimiento personal… En cambio, cuando echamos la vista atrás, muchas de esas aspiraciones y esfuerzos no son merecedores de permanecer en nuestra memoria.
No es qué, es con quién
Conectar con las demás personas es muy importante para nosotros, pues incluso desde que nacemos ellas nos marcan. Pensemos en nuestros padres, en cómo se convierten en pilares fundamentales y nos ayudan a dar nuestros primeros pasos, tanto de manera literal como metafórica. Gracias a ellos, aprendemos muchas cosas sobre el arte de vivir.
Sin embargo, nuestros progenitores pronto empiezan a quedar relegados con la llegada de los amigos y las parejas. Ese nuevo mundo en el que lidiamos con personas que no forman parte de nuestra familia, pero que en alguna ocasión consideraremos como tales. Varias nos decepcionarán, en otras confiaremos y acabaremos sufriendo, con muchas descubriremos el sentido de la palabra “felicidad”… Todo esto nos permitirá aprender sobre los vínculos.
Cada día es un reto para conseguir una mejor relación con nuestro jefe, para resolver esa discusión que tuvimos con nuestro hermano o para mejorar otras muchas experiencias que nos preocupan con respecto a nuestra conexión con los demás. Es como si todo se redujese a eso, como si nuestro objetivo principal fuese mejorar los lazos con otras personas.
“A pesar de que empleamos mucho tiempo y esfuerzo en logros individuales como el trabajo, aquello que nos hace más feliz a lo largo de nuestra vida, y también más tristes, son sociales, momentos en los que nos sentimos conectados con otros…”
-Shira Gabriel-
Quizás te estés preguntando, ¿qué ocurre con aquellos que me caen mal? No quiero cuidar la unión, deseo liberarme de ella. Con tan solo esta realidad puesta sobre la mesa, ¿te das cuenta de cómo las personas son el núcleo de tu vida? Lo bueno y lo malo está señalado por sujetos a los que les das un valor.
Tal vez esto suceda porque somos seres sociales. Necesitamos comunicarnos con los demás, notar que formamos parte de un grupo… Esto hace que conectar con alguien sea imprescindible para sentirnos bien. Cuando esto no sucede nos entristecemos, pues afloran sentimientos y emociones negativos. Llegados a este punto, resulta lógico entonces que cuando te giras para observar lo ya experimentado no te venga a la mente el qué, sino el con quién.
La felicidad surge cuando puedo compartir
Si las personas tienen tanta importancia para nosotros es normal que al no compartir nuestros logros y metas, nuestra propia alegría, seamos incapaces de ser felices. Esto explicaría por qué muchos individuos que han alcanzado el éxito o cualquier otro objetivo que les haya hecho triunfar no se perciban completos.
Piensa en alguien que haya llegado muy alto. Ha tenido que competir con otros que estaban a su altura. Sin embargo con esfuerzo, pasión y trabajo ha logrado lo que tanto deseaba. Pero, ¿en qué pensó cuando llegó a la meta? En lo orgulloso que se sentía, aunque también en poder compartir este gran éxito con quien más quería. Si la realidad es tan evidente, ¿no es el momento, entonces, de actuar en consecuencia?
Empieza a apreciar a las personas que tienes a tu alrededor. A veces las olvidamos. Dejamos de quedar con nuestra familia porque tenemos que trabajar. Aplazamos cenas con nuestros amigos por proyectos u otras historias que priorizamos antes que ellos. Ahora que llega la Navidad, ¿cuántas personas hay que no las pasan con sus seres queridos?
Tus logros no tendrán el mismo efecto en ti si no tienes con quién compartirlos
Es verdad que en ocasiones no se puede, pero recuerda que los momentos son únicos. Si no los aprovechas cuando tienes la oportunidad, estos pasarán y no volverán a sucederse. Tener visión de futuro está muy bien, pero si las personas forman una parte tan importante de tus recuerdos, no las dejes de lado. Ellas también se merecen que les dediques tiempo.
Ahora, cada vez que gires la mirada hacia atrás fíjate en todas esas personas que han marcado todos los instantes de tu vida. Porque aquí el “casi” no tiene cabida. Absolutamente todos esos momentos especiales, aquellas situaciones más odiadas, el día que te sentiste dichoso, la noche en la que quisiste morirte… Todos tienen como protagonistas a las personas que han formado parte de tu vida.
Imágenes cortesía de Jimmy Liao