Olores de infancia: puertas a nuestro pasado emocional

Olores de infancia: puertas a nuestro pasado emocional
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 04 octubre, 2022

Lápices de colores, pastel de chocolate, el césped recién cortado en verano, la habitación de los abuelos donde no podíamos entrar y el perfume de nuestra madre cuando nos abrazaba. Los olores de infancia habitan en nuestro cerebro como puertas entornadas, como poderosos anclajes a un pasado emocional a los que accedemos para recordar aquellos días felices.

Los psicólogos lo llaman “Fragrant Flashbacks” y vienen a demostrarnos la íntima relación que existe entre la memoria, el olfato y nuestra infancia. Hasta los 5 años, el modo en que un niño integra su recuerdo esta íntimamente relacionado con el olor, pero a medida que crecemos, empieza a tener más peso el sentido de la vista y el oído.

La infancia tiene su propia manera de sentir y de entender el mundo. No podemos sustituirlas por las nuestras, los niños deben llenar su  propio”baúl experiencial” de estímulos positivos, de afecto y descubrimientos maravillosos.

El tema de los olores y su relación con la memoria infantil es un aspecto apasionante en el que no se ha profundizado demasiado. No obstante, científicos como la doctora Maria Larsson nos revelan que en realidad, la nariz es la “entrada física” a nuestro mundo emocional. En ella, se adentran maravillosos y desconocidos procesos de los que deseamos hablarte en esta ocasión…

Niña con flores

 

Olores de infancia, un vínculo directo a nuestras emociones

Helen Fields, escritora y experta en medicina para el Smithsonian, nos explica gracias a su libro “Fragrant Flashbacks” que durante nuestra primera infancia, el olor, junto con el gusto son nos nuestros “canales químicos” más importantes para entender el mundo. Pasados los 5 años, dejamos ya de tener la necesidad de llevarnos las cosas a la boca, y nuestra nariz deja de ser también tan receptiva.

Podríamos decir que el olfato era hasta no hace mucho, este “sentido” del que solo los sommeliers o perfumistas eran expertos, cuando en realidad, estamos ante el canal más poderoso que conecta con nuestro cerebro y que a su vez, es capaz de activar emociones y recuerdos muy concretos. Te explicamos este interesante proceso.

Sólo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera de lápiz.

– Ramón Gómez de la Serna –

Flor azul y cristal mojado por la lluvia

Mecanismo por el cuál un olor activa una emoción

Cuando las moléculas de olor de una flor o el petrichor de la tierra mojada, por ejemplo, se unen a los epitelios de nuestra nariz, se envía una señal  directa al bulbo olfatorio, una pequeña y sofisticada estructura situada un poco más arriba de nuestros ojos.

A partir de aquí, se inicia un viaje fascinante que va a llevar la señal  a dos canales muy concretos:

  • En primer lugar hasta la corteza olfativa primaria para que pueda identificar y clasificar ese olor.
  • Más tarde, esa señal olfativa irá hacia la amígdala, un área relacionada las emociones, llegando a continuación al hipocampo, responsable también de nuestra memoria.
  • Este dato es sin duda aún más sorprendente: según un estudio llevado a cabo en los años 90 en el “Monell Chemical Sciences Center” de Philadelphia, los bebés ya son receptivos al olor antes del nacimiento.
  • A través de una amniocentesis se descubrió que la dieta de la madre se percibe también “en olores” a través del líquido amnitíotico, y que por lo tanto, el feto inicia su aprendizaje también en este aspecto de forma muy temprana. Un dato fascinante, no hay duda.

Tal y como podemos ver, por alguna razón muy concreta el olfato va a ir siempre de la mano de las emociones. Un olor agradable no solo nos ofrece bienestar o evoca recuerdos positivos, sino que además puede propiciar que “consumamos más”. De ahí, que muchas tiendas utilicen ya el neuromárketing aprovechando el poder de nuestras emociones a través del olfato.

Niña en columpio

 

La memoria olfativa como terapia

Todos hemos experimentado esos olores de infancia que llegan de improviso, cuando menos lo esperamos: al abrir un viejo libro y sentir un extraño “déjà vu”, o al asociar la fragancia de la canela a aquella tarta que hacía nuestra abuela…

Pensar que puede llegar un momento en que perdamos “este sendero mágico” que conecta el olor con la emoción, es algo todos que todos deberíamos lamentar. No obstante, un síntoma temprano del Alzheimer o el Parkinson es precisamente la pérdida gradual del olfato.

  • Existen terapias muy interesantes que buscan detener esa pérdida de la memoria olfativa, esos olores de infancia, a través de la estimulación, y a su vez, como mecanismo para frenar, en la medida de lo posible, la propia pérdida de la memoria.
  • Es un hecho conocido que en el caso del Alzheimer, el aspecto emocional sigue muy vivo, muy activo, de ahí que utilizar el olfato como mecanismo para activar la memoria a través de la emoción es sin duda un aspecto interesante a tener en cuenta.
padre con su hija

Ejercicios como llevarlos a pasear después de un día de lluvia, dejar que huelan las fragancias de la cocina, o el perfume de la ropa recién lavada, serían ejercicios cotidianos con los que frenar un poco la enfermedad y, por encima de todo, ofrecer bienestar al enfermo permitiendo que evoque instantes significativos de su pasado.

Sus olores de infancia, por ejemplo…


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