El parto respetado y su importancia psicológica
El parto es un momento relevante en la vida de la mujer, uno en el que es muy vulnerable emocionalmente. Es, además, un proceso para el que el cuerpo está preparado, pero en el que con frecuencia no se le deja actuar. Se acelera, se medicaliza, se interviene en exceso, se anula la voluntad de la mujer, y esto acarrea serias consecuencias psicológicas. Precisamente por ello es fundamental ser conscientes de la importancia del parto respetado.
Hasta hace dos años no se ha comenzado a visibilizar la tan extendida violencia obstétrica. Millones de mujeres han experimentado partos traumáticos y emocionalmente dolorosos por una mala praxis médica, partos que hoy recuerdan como sumamente negativos. Pero incluso en aquellos que se desenvuelven sin ningún aparente abuso o negligencia, la intervención puede haber sido excesiva o poco apropiada.
El parto respetado tendría que ser un derecho en todas las ocasiones, dado que las consecuencias son severas y se presentan tanto en el corto como en el largo plazo. Pero, ¿qué es exactamente lo que ocurre y cómo podemos prevenirlo?
El parto traumático y sus consecuencias
Un parto no respetado es aquel en el que no se permite el desarrollo del proceso y se priva a la mujer de su capacidad de saber, de decidir y de ser emocionalmente acompañada. Cuando esto ocurre, la madre puede vivir el alumbramiento con gran temor, angustia y sufrimiento.
Más allá del malestar experimentado, pueden desencadenarse una serie de importantes consecuencias psicológicas. El riesgo de depresión posparto aumenta considerablemente, surgiendo así una serie de dificultades para vincularse con el bebé. Es posible que la mujer evite volver a quedar embarazada o incluso que desarrolle tocofobia, y en los casos más severos puede aparecer un trastorno de estrés postraumático.
Adicionalmente, es probable que la madre no reciba apoyo durante el posparto y que todo el entorno minimice lo negativo de su experiencia. Muchas de ellas tratan de aferrarse a la idea de que ya tienen a su hijo en sus brazos para olvidar todo lo ocurrido durante el parto. Sin embargo, un cambio de enfoque lograría prevenir estas desagradables secuelas.
¿Qué es el parto respetado?
Afortunadamente, cada vez más mujeres, asociaciones y profesionales luchan y abogan por la importancia del parto respetado. Este, a grandes rasgos, es aquel en el que se permite que sea el propio cuerpo de la mujer el que guíe el proceso y que se desarrolla en un ambiente cálido y afectuoso. Bajo este prisma, la labor de los profesionales sanitarios no es intervenir sino acompañar, observar y supervisar.
El parto es de la mujer y de su bebé. Para garantizarlo, es recomendable llevar a cabo una serie de medidas:
- Respetar la fisiología del parto, sus tiempos y requerimientos. Así, siempre que sea posible, se debe evitar intervenir, aplicar hormonas sintéticas, realizar cesáreas o episiotomías innecesarias u obligar a la mujer a permanecer en posiciones que no son las más adecuadas (por ejemplo, tumbada en la cama).
- Ofrecer información clara y fiable a la madre en todo momento. Ha de saber qué ocurre, si se produce alguna complicación, qué opciones tiene y cuáles son los pros y los contras de cada una. Igualmente, será su derecho decidir sin ser infantilizada por los profesionales y sin que estos hagan elecciones sin su consentimiento.
- Acoger y acompañar las emociones de la mujer. Permitir la expresión de miedo, de angustia, de cansancio o de dolor, validando el sentimiento. Desafortunadamente, en demasiadas ocasiones se juzga, critica o reprime a la embarazada en este aspecto.
- Permitir que la mujer coma o beba si lo desea, que cambie de posición cuando lo necesite y que esté acompañada por quien ella decida.
- Respetar el derecho de madre e hijo a estar juntos tras el parto, a practicar el contacto piel con piel y a establecer y disfrutar de la lactancia sin interferencias.
Una experiencia de parto libre, propia y positiva
Si se cumplen los anteriores requerimientos, es más probable que la parturienta viva el alumbramiento con menos ansiedad, producto de una mayor confianza en su cuerpo y en los profesionales que la acompañan. Se sentirá respetada, escuchada, acompañada y acogida en proceso que tiene un potencial impacto psicológico enorme.
Así, la experiencia de parto será mucho más agradable y el posparto más positivo. La mujer se sentirá más conectada a su bebé y más capaz de afrontar la lactancia o la crianza. Además, será mucho menos probable que se desencadenen trastornos psicológicos a raíz de este evento.
En suma, el parto respetado es un derecho que, si bien está cada vez más presente, necesita que sigamos avanzando en esa dirección.
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