Pensamiento convergente: qué es, cómo funciona y ventajas

El pensamiento convergente utiliza la lógica, la razón y la experiencia para proporcionar la solución adecuada de forma rápida. Descubre cómo funciona, cuándo puedes utilizarlo y cuáles son sus principales ventajas.
Pensamiento convergente: qué es, cómo funciona y ventajas
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 06 septiembre, 2022

Seguro que has oído a hablar del pensamiento divergente o creativo, pero… ¿Y del pensamiento convergente? ¿Sabes en qué consiste o cuándo lo aplicamos? La realidad es que existen múltiples maneras de pensar, reflexionar y llegar a conclusiones más o menos fiables. Escoger la mejor de ellas es en sí una habilidad que mejora con la experiencia y el aprendizaje.

Hoy nos centraremos en el pensamiento convergente, un tipo de pensamiento basado en la lógica que nos ayudará a resolver problemas de solución única. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!

“Cada pensamiento que pensamos está creando nuestro futuro”.

-Louise L. Hay-

Pensamiento convergente: ¿qué es?

En 1967, el psicólogo estadounidense Joy Paul Guilford propuso dos tipos de pensamiento novedosos: el pensamiento divergente y el pensamiento convergente. Definió el pensamiento convergente como la habilidad de dar la respuesta correcta a una pregunta ordenando de manera lógica la información disponible .

En otras palabras, sería la capacidad para solucionar problemas o contestar preguntas sin que se requiera una gran habilidad creativa . Un ejemplo de pensamiento convergente sería aquel que solemos utilizar para hacer operaciones comunes, como una suma.

A través del pensamiento convergente, seguimos patrones establecidos y habituales para la resolución de problemas. Mediante este tipo de pensamiento no “vamos más allá” (como lo haríamos con el pensamiento divergente, que explicaremos a continuación) de aplicar la estrategia que hemos utilizado antes en el mismo sentido y campo en el que también la hemos empleado.

Por contra, Guilford definió el pensamiento divergente como un proceso de planteamiento o resolución de problemas mediante la búsqueda de estrategias y soluciones novedosas. Este tipo de pensamiento también ha sido denominado pensamiento creativo o pensamiento lateral.

Según Guilford, los procesos de innovación alternan ambos tipos de pensamiento. Por otro lado, uno de los objetivos de este tipo de pensamiento es el de encontrar soluciones más eficaces.

Mujer con gafas pensando

¿Cómo funciona el pensamiento convergente?

Como hemos visto, podríamos decir que el pensamiento convergente sería el antagónico del divergente (creativo). Este tipo de pensamiento no se centra en todas las posibilidades (e incluso las que requieren mayor imaginación) del problema, sino que busca encontrar la solución más adecuada de manera rápida y precisa.

Para ello, utilizamos la información que creemos que nos ayudará a resolver el problema, pero no imaginamos escenarios alternativos o atípicos, como haríamos con el pensamiento divergente. En este sentido, se trata de un proceso de pensamiento bastante acotado.

¿Cuándo es más útil?

El pensamiento convergente, aunque pueda parecer más limitante porque no se alimenta de la imaginación ni de la creatividad, puede llegar a resultar muy útil en ciertas situaciones. Por ejemplo, en aquellas situaciones en las que es posible encontrar una única respuesta correcta , a la que llegaríamos a través de un proceso de toma de decisiones (o aplicando la lógica).

¿Qué lo caracteriza?

Se trata de un tipo de pensamiento que suele reportarnos respuestas con poca incertidumbre. Además, se basa en la razón y en la lógica, y con él recurrimos a la información disponible para encontrar una respuesta precisa de forma rápida (con el menor coste de tiempo posible).

Por otro lado, el pensamiento convergente se relaciona con el conocimiento del que ya disponemos. Esto es así porque, cuando lo aplicamos, usamos datos de forma estandarizada.

Finalmente, como características a destacar encontramos que a través de él utilizamos también otro tipo de pensamiento, el pensamiento crítico . Este último se basa en la información, el conocimiento previo, la lógica, la estadística y las probabilidades.

Ventajas del pensamiento convergente

¿Qué ventajas tiene utilizar este tipo de pensamiento y no otro? Vamos a conocer dos de las más importantes:

Perfecto para aquellos problemas para los que no necesitamos una solución mejor

El pensamiento convergente también nos puede ayudar a tomar decisiones. Según el psicólogo Oscar Castillero, la toma de decisiones engloba todos aquellos procesos a través de los cuales un sujeto toma la determinación de seleccionar una de las múltiples opciones posibles de entre las que se presentan. Para ello, la persona se basa en una gran cantidad de factores que rodean dicha situación.

Emplear este tipo de pensamiento es muy útil para resolver la mayoría de los problemas cotidianos. ¿Vamos a mirar todos los días el plano para ir de casa al trabajo? ¿Vamos a seguir buscando una receta que mejore ese guiso que ya nos sale estupendo?

De este modo, hay momentos en los que no necesitamos resultados mejores; con las soluciones y las estrategias que ya conocemos es suficiente. Este es el terreno en el que el pensamiento convergente nos da confianza y se presenta como la mejor de las elecciones.

“A menudo cualquier decisión, incluso la decisión incorrecta, es mejor que ninguna decisión”.

-Ben Horowitz-

Gasta pocos recursos cognitivos

Utilizar las estrategias que ya conocemos ahorra energía mental. Son caminos o senderos conocidos, rutas que ya hemos explorado y, por lo tanto, predecibles.

Si tenemos frío, sabemos que encendiendo la calefacción esta sensación se marchará. Si nos molesta la espalda, sabemos que estirarla nos aliviará. Este tipo de acciones las llevamos a cabo casi de manera automática. Así, este pensamiento es muy liviano en su aplicación. Con él tomamos un montón de decisiones al día de las que ni siquiera somos conscientes.

“La experiencia es la maestra más exigente. Primero te pone a prueba y después te enseña la lección”.

El pensamiento convergente en la gestión de proyectos

En el ámbito empresarial, específicamente en la gestión de proyectos, el pensamiento convergente y divergente suelen ser de gran utilidad. Pues, ayudan al equipo a encontrar las acciones o soluciones necesarias para alcanzar los objetivos esperados.

En estos casos, el pensamiento convergente se enfocará en la estructura del proyecto y en las soluciones más claras e inmediatas. Por tanto, será más conveniente cuando se requieran respuestas rápidas, sin ambigüedades y con mayor organización.

Además, el pensamiento convergente resulta sumamente útil para alinear equipos, crear flujos de trabajos y planificar proyectos. Sin embargo, en estos escenarios no debemos evitar el pensamiento divergente por completo, pues impedirá desarrollar soluciones innovadoras para los problemas. De allí, la importancia de combinar ambos pensamientos en la gestión de proyectos.

¿Cómo aplicar el pensamiento convergente y divergente en la resolución de problemas?

Como ya lo decíamos, podemos combinar ambos tipos de pensamiento para gestionar proyectos y resolver problemas. De no ser así, el proceso puede resultar más complicado.

Ahora bien, en determinadas etapas del proceso conviene usar más un tipo de pensamiento que otro. Veamos entonces en cuáles fases es ideal pensar de manera convergente y en cuáles no.

1. Fase de descubrimiento: pensamiento divergente

La primera fase de la resolución creativa de problemas es el descubrimiento: identificar las causas del problema considerando todas las posibilidades. Es por ello que conviene más aplicar el pensamiento divergente.

Por ejemplo, supongamos que somos una empresa que vende determinados productos y en las últimas semanas las ventas han caído, lo que genera la siguiente inquietud: ¿por qué está sucediendo? En este caso, si usáramos el pensamiento convergente para responder a esta pregunta, podríamos llegar a una sola conclusión. Pero, si usamos el divergente, podríamos considerar todas las posibles causas del problema.

Algunas podrían ser: un inadecuado plan de marketing, el fortalecimiento de la competencia, una deficiencia en la calidad de nuestros productos, el establecimiento de precios elevados, etc. Una vez que se hayan definido todas las posibles causas del problema, podemos pasar a la siguiente etapa: definir cuál de ellas es la correcta.

2. Fase de definición: pensamiento convergente

En este caso, aplicaremos el pensamiento convergente para filtrar las posibles causas del problema. Si bien es posible que más de una causa haya provocado la caída de las ventas, el pensamiento convergente requiere un enfoque centrado en el problema, por lo que nos conviene elegir la que creamos que es más plausible.

Por ejemplo, la mejora de la competencia pudo haber contribuido a la caída ventas; si la calidad de nuestros productos no es tan buena como la que ellos ofrecen, entonces deberíamos atender esta última causa con mayor urgencia.

Además, la mayoría de las causas que solemos barajar para un problema suelen estar interrelacionadas. Por tanto, si mejoramos la calidad de nuestros productos, es probable que sea más fácil también definir un buen plan de marketing (siempre es más fácil teniendo el mejor producto).

3. Fase de deducción: pensamiento divergente

En esta etapa, que consiste en encontrar una solución a nuestro problema, volveremos a utilizar el pensamiento divergente. Por tanto, si la causa de la caída de nuestras ventas es una baja calidad en nuestros productos, podemos plantearnos las siguientes soluciones:

  • Buscar nuevos proveedores que ofrezcan una materia prima de mayor calidad.
  • Analizar los productos de la competencia e identificar cómo podemos mejorar los nuestros.
  • Consultar a nuestros clientes y ex clientes qué aspectos mejorarían de nuestros productos.
  • Investigar exhaustivamente nuestro nicho, etc.

En suma, se trata de considerar todas las posibles soluciones a nuestro problema antes de elegir la mejor de ellas.

4. Fase de determinación: pensamiento convergente

Es la última etapa de la resolución de problemas y conviene utilizar el pensamiento convergente para determinar qué solución eliminará el problema de manera más efectiva. Si bien todas las soluciones propuestas pueden ayudar a solventar la problemática hasta cierto punto, debemos empezar a ejecutar una acción concreta.

Aunque, en algunos casos, podemos centrarnos en más de una acción, pero solo si estas acciones están relacionadas.

Hombre pensando en el pensamiento convergente

Aprendizaje y pensamiento

El pensamiento convergente puede resultar útil en muchos casos, y conocer sus características nos puede ayudar a ser más eficaces. Existen muchos tipos de pensamiento, y la utilidad de cada uno de ellos, y en última instancia la elección, dependerá de variables circunstanciales, de nuestro propósito y de la naturaleza del propio problema.

Lo importante será analizar bien el contexto, conocer las posibilidades de respuesta (y si no existen, crearlas, darle el poder a nuestra imaginación), elaborar un plan de acción y ejecutarlo para llegar a la respuesta deseada. Nos equivocaremos mil veces, pero por suerte los errores son los que crean un camino hacia el aprendizaje.


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