El pero inverso o en positivo: una forma de erradicar pensamientos negativos

Los pensamientos negativos no suelen ser buenos aliados. En cuanto aparecen, nos llenan de dudas, preocupaciones y descalificaciones. El psicólogo Marcelo Ceberio explica una técnica para erradicarlos. ¡Descúbrela!
El pero inverso o en positivo: una forma de erradicar pensamientos negativos
Marcelo R. Ceberio

Revisado y aprobado por el psicólogo Marcelo R. Ceberio.

Escrito por Marcelo R. Ceberio

Última actualización: 19 mayo, 2020

Todavía no tengo claro el motivo por el que los seres humanos tendemos a construir ideas catastróficas y negativas sobre los demás y nosotros mismos, en lugar de optar por pensamientos más positivos.

Resulta contradictorio que en vez de apoyarnos en nuestro costado valioso, ese formado por nuestros recursos, potenciales y atributos de valor, hagamos hincapié en el flanco de nuestras debilidades, desvalores o de aquellos recursos que no tenemos en nuestro repertorio. Momento en el que nos asaltan una serie de sensaciones y sentimientos autodescalificantes.

A continuación, reflexionaré sobre ello y explicaré la técnica del pero inverso como una posible estrategia para erradicar los pensamientos negativos.

Esa fauna cognitiva llamada pensamientos

Algunas de las conductas que se desarrollan en torno a estas sensaciones, a las que los psicólogos cognitivos llamaron “distorsiones cognitivas“, se relacionan entre ellas, a pesar de tener diferencias sutiles. No obstante, lo importante de todo esto es el grado de negatividad y desvalorización que impera en las cogniciones, las emociones y las acciones.

Muchas de estas ideas asaltan por sorpresa y proliferan como gérmenes que invaden nuestra mente y se terminan estereotipando en ella.

  • Por ejemplo, pensamientos que nos runrunean y que se asocian a la impotencia como “no voy a  poder“, “no soy capaz” o “esto no es para mí, es demasiado“.
  • Creencias sobre lo que piensan los demás, como si se pudiera leer sus mentes: “me miran mucho… seguro que voy mal vestida“, “esos están hablando de mí“.
  • También están esos que por un mínimo hecho negativo desbaratan todo lo positivo que se realizó.
  • Los “yodebería” o los “yopodríahaberhecho” que siempre marcan lo que tendría que haberse realizado y no se llevó a cabo.
  • Pensamientos que predicen un futuro negativo o catastrófico.
  • Aquellos que comparan continuamente y en los que la persona que los tiene siempre sale perdiendo o los que descalifican lo bueno que les sucede, como si fuera fruto de las arbitrariedades de la vida…

En fin, hay cantidad de creencias que sostienen una fuerte autodevaluación y que llevan a ver en los demás y en uno mismo aspectos opacos y poco felices.

La cuestión es que esta fauna cognitiva catastrófica no se queda anclada en el pensamiento, sino que pasa rápida e inexorablemente a la acción con las emociones consecuentes. Y a partir de ahí se arma una bella y lamentable profecía que se autocumple.

Pero… pero…

Estos rumiadores negativos son desconfiados y, en algunos casos, llegan a ponerse paranoicos, ya que no es posible pasarse la vida pensando en aquello que los demás piensan sobre uno mismo o imaginando que el mundo está en su contra.

Son grandes aliados del “pero”, una fórmula lingüística que aplican a la mayoría de sus verbalizaciones de diversas formas: “pero“, “lástima que…” o “a pesar de…“. Todas ellas interjecciones que anulan las afirmaciones que hacen. Una verdadera trampa.

El “pero” es un punto de inflexión que quiebra una oración cuando está en positiva. Veámoslo con ejemplos: “ella es muy buena persona y en general hace las cosas bien, pero… cuando se enoja es terrible“; “lo pasamos muy bien el fin de semana, no discutimos para nada… pero tiene mal carácter y contesta mal“.

El “pero” desbarata los aspectos positivos que se generaron desde el inicio.

En general, las personas negativas y catastróficas pocas veces tienen un discurso positivo en el que valoren a los demás o a ellos mismos; incluso cuando lo hacen, al final lo desbaratan e invalidan con esos “peros” que introducen una descripción desvalorizante que anula la primera oración de valor.

Es importante remarcar, aunque ya lo dijimos anteriormente, que el “pero” también se dirige a uno mismo. Por ejemplo: “la verdad es que fue bien hacer la tarea rápidamente, pero siempre la hago en el último momento” o “sí soy muy estudioso, lástima que no sepa hablar con fluidez“.

Quebrar semejante sistematización del uso del “pero” resulta bastante difícil, ya que este siempre tuerce el timón a lo negativo. Se trata de una maquinaria inercial que provoca que todo se repita y se perpetúe el punto de vista negativo. Por ello, es complicado reducir el mecanismo de negatividades en un giro de 180º o ir de lo negativo a lo positivo, pero no imposible.

La técnica del pero inverso

Uno de los resultados más efectivos es ir paso a paso y utilizar la técnica del pero inverso. Esta consiste en no evitar la afluencia de los pensamientos negativos, sino todo lo contrario: dejarlos fluir, soltarlos y decirlos. Y una vez que son expresados, se utiliza el “pero” para dirigir el discurso hacia lo positivo.

Como mecanismo, el pero inverso es similar al que se tiene sistematizado de manera habitual, pero transforma lo negativo en positivo. Los siguientes ejemplos nos lo muestran.

  • La bronquitis me mató, estuve frenado un montón de días de trabajo, PERO pude descansar. Fueron unas minivacaciones que me merecía“.
  • Tendría que haberme dado cuenta de que era mala persona. Al final me terminó estafando, poca plata, PERO menos mal que no arriesgué más dinero. Esto me enseña a ser más cuidadoso en las relaciones… y previsor“.
  • Me miran porque estoy con esta camisa floreada, dirán qué ridículo, PERO qué bueno es vestirse como uno quiere y ser libre. ¿Me miran? No me importa, tengo que centrarme más en mí y preocuparme menos por los demás“.

El pero inverso o en positivo consiste en extraer un aprendizaje de una situación. Es algo así como preguntarse lo siguiente: “¿qué es lo que esta idea me enseña?“; “¿esta situación que mensaje de aprendizaje me transmite?“; ¿qué me enseña esta escena?“.

Esta técnica tan simple inicia una especie de negociación entre la desvalorización personal y la autovaloración. Como resulta difícil desistematizar de golpe el automatismo descalificador, este es un paso intermedio que permite darse cuenta de que no todo es una catástrofe y que no hay situación negativa como tal, sino que solo es una percepción personal descalificante.

Ahora lector… ¡termina este artículo con tres “peros en positivo” y empieza a practicar…!


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