Permisos de salud mental para estudiantes: ¿en qué consisten?

Ante la gran incidencia de estrés y ansiedad entre los niños y adolescentes, estados, como Nueva York, ofrecerán días de permiso de salud mental para los estudiantes.
Permisos de salud mental para estudiantes: ¿en qué consisten?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 mayo, 2022

Es solo un proyecto de ley, pero está sobre la mesa y es un tema importante entre la opinión pública. Estados Unidos busca establecer permisos de salud mental para estudiantes. El objetivo es ofrecer días de descanso a los niños y adolescentes cuando se sientan especialmente saturados, estresados o lidien con algún otro problema psicoemocional.

Son muchas las escuelas que buscan dar la prioridad que se merece a todo lo relativo a salud mental. Y más, tras un contexto de pandemia en que muchos de los problemas en esta materia que ya existían se han intensificado. Hay un notable aumento de depresión, trastornos de la conducta alimentaria y ansiedad entre los más jóvenes.

Tampoco podemos dejar de lado el número de suicidios en esta cohorte de edad. Estos permisos buscan favorecer desde la asistencia a las terapias psicológicas, hasta ese tiempo de descanso que, a menudo, necesitan estos chicos. Muchos profesores son testigos de cómo sus alumnos sufren cada vez más cefaleas, dolores de estómago, comportamientos erráticos, etc.

Con estas concesiones se pretende algo más: concienciar, poner de manifiesto una realidad que hemos estado descuidando durante décadas.

Los padres deben estar al tanto de los posibles problemas emocionales o psicológicos de sus hijos. Estos permisos son también una nota de atención para que las familias sean más conscientes del bienestar mental de estos.

Adolescente triste mirándose al espejo que necesita de los permisos de salud mental para estudiantes
Los problemas de salud mental se han incrementado en los últimos años de manera alarmante entre los más jóvenes.

¿En qué consisten los permisos de salud mental para estudiantes?

Si hay un derecho al que tienen los niños y adolescentes es a crecer saludable(mente). El aspecto psicológico es tan decisivo como el físico. Sin embargo, muchas veces no sabemos ver que tras sus conductas disruptivas, desafiantes y apáticas lo que hay es tristeza, miedo, ansiedad… Y si esas dimensiones ya son complejas para un adulto, para alguien de 12, 13 o 15 años, es todavía más abrumador.

No nos extrañará saber que en estos últimos años la salud mental infantojuvenil se ha recrudecido. La pandemia ha triplicado los problemas de trastornos mentales en los más jóvenes. Un informe de Unicef advierte de que 1 de cada 7 adolescentes de 10 a 19 años vive con un trastorno mental. El dato más devastador es el de los 46 000 adolescentes que eligen terminar con su vida al año.

Asimismo, otro trabajo de investigación realizado en la Universidad de Friburgo destaca un aspecto casi siempre descuidado. Estos años de confinamiento y restricciones han dejado a muchos niños con necesidades educativas especiales sin atención. Si la vida de muchos chicos ya era complicada antes de la pandemia, ahora lo es más. Las secuelas son inmensas.

El comportamiento de los niños es una forma de comunicación. Ser sensibles a sus conductas y entender qué hay detrás nos facilita ofrecer a los alumnos la ayuda que necesitan en materia de salud mental.

La necesidad de nuevas legislaciones en materia de psicología infantojuvenil

Estados Unidos lleva desde 2018 intentando mejorar la asistencia mental en niños y adolescentes. Fue Utah el primer estado en desarrollar un proyecto de ley que permitiera ofrecer permisos de salud mental para estudiantes. Maine e Illinois ya dieron luz verde a su aprobación. En la actualidad, son muchos los estados que esperan dar también en breve el visto bueno a esta propuesta.

Ahora bien, cabe señalar que no todos los estados son partidarios de formalizar esta legislación. Hay quien opina que muchos niños lo tomarán como excusa para faltar a clase. Sin embargo, tanto las agencias de educación estatales y los distritos escolares locales saben muy bien cómo regular esta propuesta. Al fin y al cabo, saben que es más urgente que nunca dar una respuesta en materia de salud mental a los alumnos. 

¿Qué objetivo tienen los permisos de salud mental para estudiantes y cómo se aplica?

En primer lugar, los permisos de salud mental para estudiantes buscan dar una respuesta que no siempre se puede ofrecer en las propias escuelas. No todos los centros cuentan con medios suficientes para ofrecer asistencia psicológica. La idea es ofrecer días libres para que los alumnos descansen, desconecten o asistan a apoyos psicológicos externos.

Los profesores estudiarán los indicadores que pueden indicar un cambio en la salud mental de los alumnos. Cuando se detecte un caso, se contactará con la familia para abordar el tema. Lo que se pretende también es que los padres se involucren activamente en el bienestar psicoemocional de sus hijos.

Los días de salud mental deben centrarse en recargar energías. Se recomienda evitar que los niños usen las pantallas (móviles, tablets y ordenador) durante ese tiempo. También, que se realicen actividades distendidas al aire libre y en familia. No obstante, se insta sobre todo a apoyar las necesidades particulares de cada niño.

Niño jugando con una caja de arena simbolizando la necesidad de los Permisos de salud mental para estudiantes
Aunque los permisos de salud mental para estudiantes son positivos, necesitamos de mejores estrategias asistenciales.

La necesidad de nuevas estrategias

La saturación de los servicios de salud mental infantojuveniles es inmensa. Puede tardarse de media unos dos meses en recibir la primera cita. Mientras, los trastornos de ansiedad, la depresión, las autolesiones y los trastornos de la conducta alimentaria no dejan de crecer.

Los permisos de salud mental para estudiantes en Estados Unidos son una buena propuesta. Aunque, obviamente, es solo un parche que no cubre ni sana ninguna herida, se necesitan más medios y profesionales especializados, tanto en los propios centros educativos como en el exterior. Las ratios de psicólogos por número de habitantes es ínfima, y el problema aún es más descarnado en la población infantojuvenil.

Desde atención primaria pueden darse fármacos y las escuelas pueden también ofrecer estos permisos. Sin embargo, insistimos, no es suficiente. Son precisas nuevas estrategias en materia de salud mental, capaces de dar respuesta a un problema que es ya una auténtica emergencia sanitaria. Nuestros niños y adolescentes necesitan más que nunca nuestra ayuda.


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  • Impacto del covid en la salud mental de los niños y adolescentes según Unicef: https://www.unicef.org/press-releases/impact-covid-19-poor-mental-health-children-and-young-people-tip-iceberg

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