¿Por qué la falta de confianza nos puede retratar como egoístas?

La falta de autoconfianza genera muchos “daños colaterales”. Uno de ellos es la dificultad para interactuar con los demás de una forma cooperativa y solidaria. El temor al rechazo o al error conducen, con frecuencia, a actitudes egoístas.
¿Por qué la falta de confianza nos puede retratar como egoístas?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 20 abril, 2021

La falta de autoconfianza es uno de esos lastres capaz de frenarnos o limitarnos en muchos campos. En este sentido, puede ser el origen de otros problemas, grandes y pequeños. Entre ellos están las dificultades para comenzar o mantener una relación saludable con otras personas. Lo podemos apreciar, por ejemplo, en su excesiva inhibición o en sus dificultades para expresarse con naturalidad.

Aunque no lo parezca, la falta de autoconfianza es un factor que nutre ciertas actitudes egoístas o aparentemente egoístas. En realidad, no significa que a las personas con estos rasgos no les importen los demás, sino que como se da poco valor a sí mismas, tiende a sobreestimar su vulnerabilidad, mostrándose con frecuencia a la defensiva y pensando que lo que ella tiene que aportar es tan intrascendente que no merece el esfuerzo que pueda demandar.

En muchos casos, por eso se guarda para sí palabras o no toma iniciativas. Asume que no puede darle algo valioso a los demás, comportándose al final de forma egoísta.

La confianza nos da coraje y amplía nuestros horizontes, permite asumir mayores riesgos y llegar mucho más lejos de lo que imaginamos”.

-Jack Welsh-

Mujer triste

La falta de autoconfianza y la solidaridad

Es muy frecuente que una persona insegura  asuma de entrada que su ayuda no es necesaria o pertinente para los demás. Ocurre en pequeñas y grandes situaciones.

Es habitual, por ejemplo, que cuando se requieran voluntarios para algo, no den un paso al frente. Esta es una espiral que se retroalimenta. La falta de autoconfianza lleva al hermetismo y el hermetismo a la falta de confianza. Al posicionarse de esta manera, la persona refuerza el sentimiento de incompetencia o inadecuación.

Siempre es bueno preguntarse si hay algo que podamos hacer por otros en situaciones que involucren necesidades o problemas. Si es posible aportar algo, lo mejor es ofrecer esa ayuda. Cuando, por alguna razón, es rechazada, de todas maneras se hizo lo correcto: expresar la buena voluntad de colaborar.

La gestión del error

También es frecuente que alguien con falta de autoconfianza se abstenga de compartir o darse a otros por temor a equivocarse. Su nivel de autocrítica es alto y no es capaz de posicionarse de manera inteligente frente al error. Por eso, si alguien le dice: “¿Quieres participar en este proyecto?”, por ejemplo, pueden llegar a sentir un miedo muy grande.

El miedo hace que se activen las inseguridades. Surgen en la mente frases como “No podré hacerlo” o “Esperan mucho de mí y voy a defraudarlos”. Eso bloquea cualquier interés en participar o cualquier posibilidad de aportarle más a un grupo de personas.

También ocurre en situaciones de tipo personal. Por ejemplo, se le quiere dar a otra persona un detalle muy especial, pero se siente que esto podría ser muy “cursi” o que ese detalle u obsequio no agraden al otro. De este modo, las opciones de participar o de dar más de sí terminan convirtiéndose en amenazas ante las que se cede.

Mujer preocupada con la mano en la cabeza

Comunicación y profecías autocumplidas

La falta de autoconfianza también suele afectar la comunicación con otros. Se callan cosas que debieran decirse, como si no hubiera nada que expresar cuando en realidad muchas veces sí lo hay. También es posible que se desarrolle la actitud opuesta: querer monopolizar las conversaciones, ser amenazante o intransigente con los otros.

Una persona insegura siente muchas interacciones como ataques. Por eso, tiende a tomarse las críticas de manera personal. En esas situaciones se encierran en el silencio o combaten, impidiendo el diálogo o haciendo de este un campo de batalla. Esas actitudes nuevamente generan una espiral que termina incrementando el problema.

Al final, todas estas actitudes terminan convirtiéndose en profecías autocumplidas. Esto es, expectativas que terminan volviéndose realidad porque uno mismo hace todo lo posible para que así sea, aunque no se dé cuenta. Es probable que muchas personas terminen rechazando o minimizando la ayuda o el aporte porque se hace de una forma muy ansiosa.

También es posible que una persona así termine siendo etiquetada o señalada como egoísta. En esa medida, será difícil que otros busquen su participación o ayuda, lo cual termina por incrementar la falta de autoconfianza.

La persona se siente como un cero a la izquierda y los demás, de alguna manera, terminan concediéndole este lugar (profecía autocumplida). Es un círculo vicioso complejo, del que solo se sale tomando conciencia de la forma como se actúa.


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  • Riso, W. (2003). Aprendiendo a quererse a sí mismo. Editorial norma.

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