¿Por qué la meditación no es para todos?

Es común hablar sobre los beneficios de la meditación, pero ¿sabías que esta práctica no es buena para cualquier persona? Reflexionamos al respecto.
¿Por qué la meditación no es para todos?
Sofía Gimbert

Escrito y verificado por la psicóloga Sofía Gimbert.

Última actualización: 30 julio, 2023

La meditación es cada vez más popular como una práctica para mejorar la salud mental y el bienestar general. No obstante, aunque sus ventajas se reconocen de manera amplia, es importante tener en cuenta que dicha técnica no es adecuada para todas las personas.

Existen ciertos casos en los que se desaconseja recurrir a este método y es crucial comprender por qué. En este artículo, exploraremos las circunstancias en las que meditar resulta inapropiado, sus motivos y qué hacer al respecto.

Contraindicaciones de la meditación

Para la mayoría, meditar no supone ningún problema o limitación desde el punto de vista físico o mental. De hecho, el grueso de la población obtiene beneficios al practicarla de forma regular.

Con todo, hay ciertos casos donde es mejor considerar otras alternativas o, en su defecto, adaptarlas a las condiciones y necesidades actuales; son las siguientes.



Limitaciones físicas

Cuando se medita adoptamos una postura sentada prolongada y la capacidad de mantener la atención durante ciertos períodos. Sin embargo, algunas personas tienen limitaciones físicas que dificultan o incomodan la práctica tradicional.

Problemas de espalda, de rodillas, de caderas u otras condiciones físicas complican mantener la postura requerida en este ejercicio, lo que quizás genera malestar e incluso lesiones. Las personas mayores son las más susceptibles, aunque los jóvenes adultos que sufrieron un traumatismo, un golpe y demás, también evidencian restricciones.

Dicho esto, se han diseñado programas para adaptar la meditación a tales limitaciones físicas. Como se advierte a través de la revista Mindfulness, la técnica es ejecutable caminando, en una silla, utilizando como apoyo una pared, acostado sobre una cama y muchas variantes de este tipo.

En lo posible, siempre se debe contar con la colaboración de alguien más para realizar ajustes o solicitar ayuda si se requiere.

Condiciones de carácter psicológico o emocional

Desde hace un par de décadas se recomienda meditar a quienes padecen ansiedad, depresión, estrés y afecciones similares. Aunque es verdad que la práctica es de gran ayuda en estos contextos, también lo es el reporte de efectos adversos en los pacientes.

Por ejemplo, y de acuerdo con un estudio publicado en PloS One, algunas personas desarrollan o manifiestan las siguientes secuelas tras sesiones meditativas:

  • Más dolor emocional.
  • Confusión en el plano mental.
  • Mayor conciencia de sus rasgos negativos.
  • Aumento de los sentimientos de autocrítica.
  • Incremento de los síntomas de ansiedad y depresión.
  • Sensación de necesitar o carecer de algo durante el proceso.
  • Inquietud, angustia e incomodidad durante la sesión (por el silencio, la pasividad, la postura y demás).
  • Exacerbación de los síntomas de la psicosis (como se advierte en Irish Journal of Psychological Medicine).

En promedio, según el estudio citado, entre el 1 % y el 2 % de las personas que meditan desarrollan estos signos. A parecer, las secuelas son más comunes en quienes padecen de alguna condición mental. Por otra parte, refiere un trabajo divulgado en Acta Psychiatrica Scandinavica, también pueden manifestarse en personas sin ningún antecedente.

¿Cuál es nuestra recomendación? En principio, no medites por obligación o si te genera incomodidad o angustia hacerlo. Si en ella encuentras en alivio o complemento para tus malestares, no dejes de incluirla como parte de tus hábitos. Por el contrario, si percibes que intensifica tus emociones o no hallas el consuelo necesario, mejor considera otras prácticas.

Personalidad y preferencias individuales

Cada ser humano es único y posee diferentes características de personalidad y preferencias. Algunos encuentran que la meditación no se adapta a su estilo de vida o no les resulta atractiva.

Esta técnica requiere un nivel de disciplina y compromiso para sus ventajas a largo plazo, lo cual puede no ser atractivo en aquellos que prefieren actividades más dinámicas o sociales. Es importante respetar y reconocer que existen múltiples caminos hacia la salud y el bienestar. Y meditar no tiene que ser el enfoque principal.

Además, hay personas con dificultades para estar a solas con sus pensamientos mientras meditan. Aquellas que son más extrovertidas y obtienen energía de la interacción social, pueden encontrar el meditar como algo solitario o aburrido.

En estos casos, es una alternativa más explorar prácticas de atención plena en grupo o actividades que la combinen con la interacción social, como el yoga grupal.

Expectativas y tiempo libre

Relacionado con la idea anterior, no podemos dejar de señalar que las expectativas y el tiempo libre que se disponen son otras de las barreras para meditar.

De ello se informa en un trabajo desarrollado por Hunt et. al. 2020, en el que los investigadores encontraron que el bajo beneficio percibido a corto plazo y el poco tiempo disponible para dedicar a la práctica, son de los principales obstáculos en asimilarla como un hábito.

Si bien los beneficios se observan a medio y largo plazo y hay efectos objetivos y subjetivos luego de un par de sesiones, la práctica continuada tiene un mayor impacto. Quienes no disponen del suficiente espacio en su agenda o buscan soluciones inmediatas, puede que abandonen las sesiones.

Experiencias traumáticas y reactividad emocional

En algunos casos, las personas que vivieron experiencias traumáticas quizás hallen la técnica como desafiante o abrumadora. La práctica puede aumentar la conciencia de las emociones y los pensamientos, lo cual que resulta difícil de manejar para quienes aún no procesan por completo los traumas.

De ser así, es fundamental buscar el apoyo adecuado de profesionales de la salud mental y explorar otras modalidades terapéuticas. En tales escenarios, es esencial trabajar en el desarrollo de habilidades de regulación emocional, antes de meditar de manera más profunda.

Enfoques como los de tercera generación, por ejemplo, la terapia de aceptación y compromiso, tal vez sean más beneficiosos para estas personas.



Precisa con un especialista el enfoque conveniente

En resumen, aunque la meditación evidencia beneficios para muchas personas, en términos de salud mental y bienestar general, es importante reconocer que no es apropiada para todos, debido a que hay circunstancias físicas y emocionales que no la convierten en la opción apropiada.

Es fundamental respetar la diversidad de enfoques y opciones disponibles para el cuidado de la salud mental. Si te encuentras en alguna de estas situaciones en las que no conviene este ejercicio, no te preocupes, otras terapias brindan beneficios similares.

Consultar con un especialista es útil para dar con el enfoque adecuado. No olvides: cada persona es única y lo importante es hallar el camino que mejor se adapte a tus necesidades y preferencias.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.