¿Por qué mi hijo no tiene amigos? Claves para ayudarlo

Los niños que sufren rechazo o aislamiento por parte de sus iguales experimentan un gran sufrimiento. Descubre las causas más comunes y cómo pueden revertirse para ayudar a tu hijo a hacer amigos.
¿Por qué mi hijo no tiene amigos? Claves para ayudarlo
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 23 agosto, 2021

La independencia emocional es una de las lecciones más valiosas que podemos transmitir a nuestros hijos. Es decir, estos han de lograr ser su propio centro emocional y no desarrollar dependencias ni apegos dañinos. Sin embargo, los humanos somos seres sociales y necesitamos de los otros. Por ello, si tu hijo no tiene amigos es importante que identifiques las causas y le ayudes a revertir esta situación.

Los amigos son importantes agentes de socialización durante la infancia y la adolescencia, especialmente en esta última etapa. Formar parte de un grupo, sentirse integrado y desarrollar el sentido de pertenencia es fundamental para el correcto desarrollo psicológico.

Por lo mismo, un niño que vive aislado, que experimenta rechazo o indiferencia por parte de sus compañeros desarrollará serias heridas emocionales. Para evitar que suceda, es necesario otorgarle herramientas personales que le permitan relacionarse adecuadamente. Te mostramos cómo hacerlo.

¿Por qué mi hijo no tiene amigos?

Existen diferentes razones por las que un niño o un adolescente pueden encontrarse sin amigos. Y aunque es necesario resolver la causa, también es importante recordar que esta situación no tiene por qué ser permanente.

Recibir la etiqueta de niño solitario puede hacerle mucho daño, en especial cuando es una situación que él no desea. Así, ¿qué puede estar pasando para que se dé esta secuencia de acontecimientos?

Niño con un balón sin amigos

Timidez

La timidez es uno de los principales motivos por los que los niños no logran entablar relaciones de amistad. Algunos infantes nacen con un temperamento más inhibido que les impide tomar la iniciativa y les hace mostrarse retraídos y reticentes ante el contacto con extraños.

Así, si el niño no se siente en confianza en el grupo, puede que tienda a permanecer callado y a no interactuar con el resto, un detalle que lastrará sus iniciativas de acercamiento social.

Falta de habilidades sociales

Relacionarse con otras personas es todo un arte, una habilidad que adquirimos durante los primeros años de vida y vamos perfeccionando. Por lo mismo, si un niño presenta una carencia de habilidades sociales en comparación con su grupo normativo, puede experimentar el rechazo de los demás, esconderse y todavía retrasar más su evolución en esta dimensión. No olvidemos que el mejor campo para mejorar en este sentido es el propio medio social.

Iniciar conversaciones, respetar el turno de palabra, modular el tono de voz, escuchar a los otros o exponer las propias opiniones son desafíos que los niños tiene que empezar poco a poco a dominar. Como decimos, un déficit en esa dimensión puede cortar en seco su evolución, dando paso a un círculo de aislamiento y “torpeza social” que se retroalimenta.

Malas experiencias pasadas

Las experiencias previas tienen una gran influencia en la actitud que los niños adoptan al encarar nuevas interacciones sociales. Por eso, a medida que experimentan situaciones de rechazo o aislamiento, entablar relaciones con otros se va volviendo más difícil.

El papel que ocupa en la familia, los tratos que recibe por parte de las personas más cercanas y el resultado de los anteriores intentos por socializar marcan en cierta medida las interacciones posteriores.

Baja autoestima

En relación con lo anterior, los menores que no han logrado desarrollar una buena autoestima pueden sentirse inseguros y vulnerables a la hora de establecer vínculos. Sentirse insuficientes, defectuosos o poco merecedores les impide mostrarse naturalmente como son y estar cómodos en entornos sociales, por lo que su desempeño no es óptimo.

Actitudes inadecuadas

Por último, no podemos ignorar que hay ciertas actitudes que pueden alejar a las otras personas. Si tu hijo no tiene amigos tal vez sea porque no se dirige a los demás con respeto, empatía o amabilidad. Un niño envidioso, dominante o agresivo tarde o temprano será rechazado por su entorno.

Niño gritando

¿Qué puedes hacer si tu hijo no tiene amigos?

Las claves para ayudar a un niño que no tiene amigos se derivan directamente de las causas que están dando lugar a esta situación. Así, en función del caso, puedes aplicar algunas de las siguientes medidas:

  • Fortalece la autoestima de tu hijo y fomenta su confianza en sí mismo. Es muy importante que se enfrente al mundo con la idea de que tu amor es incondicional; que sienta que ante sus errores eres el primero en apostar por una actitud constructiva. Analizamos y lo volvemos a intentar.
  • Trabaja las habilidades sociales. Suéltale poco a poco de la mano también en este terreno. Favorece que interactúe en varios contextos, no solo en aquellos en los que el pequeño se siente totalmente seguro. Cuando aparezca un conflicto, intenta que hable de él, que le ponga palabras. El hecho de construir un relato de lo que ha pasado ya le hará más inteligente en el plano social, y además te dará a ti la oportunidad de intervenir con más precisión. En caso de que este conflicto no aparezca, puedes plantearle situaciones hipotéticas y debatir sobre las diferentes opciones de los protagonistas.
  • Busca ayuda profesional si es necesario. Si las dificultades de tu hijo para hacer amigos son muy marcadas puede que padezca fobia social, en cuyo caso trabajar con un psicólogo resulta fundamental. La terapia también puede ayudarle a mejorar sus habilidades sociales y a gestionar el dolor y las heridas de experiencias pasadas negativas.

En definitiva, la falta de relaciones sociales es una situación dolorosa pero reversible. Por ello, ayuda a tu hijo a adquirir las herramientas que necesita para mejorar su desempeño social y confiar en sí mismo. Pero, sobre todo, ofrécele tu comprensión, apoyo y aliento durante el proceso; esto le permitirá fortalecerse y hacer los cambios necesarios.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Ordóñez-Ortega, A., Espinosa-Fernández, L., García-López, L. J., & Muela-Martínez, J. A. (2013). Inhibición conductual y su relación con los trastornos de ansiedad infantil. terapia psicolÓgica31(3), 355-362.
  • Fuentes Rebollo, M. J., & Melero Zabal, M. (1992). Las amistades infantiles: desarrollo, funciones y pautas de intervención en la escuela. Revista Investigación en la Escuela, 16, 55-67.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.