¿Por qué montar en bici no se nos olvida?

Una vez aprendemos a montar en bici, ya no se nos olvida. La razón por la que nuestro cerebro automatiza determinados procedimientos, y en cambio, decide llevar otros al olvido, responde a una estructura muy concreta: el cerebelo.
¿Por qué montar en bici no se nos olvida?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 julio, 2019

Montar en bici no se nos olvida. Es como ese acto reflejo, lo aprendido en la infancia se reactiva sin importar que hayan pasado dos o quince años sin subir pedalear. Ese aprendizaje permanece intocable, preciso y automático, al igual que nuestra capacidad para recordar cómo se nada, cómo atarnos los cordones de los zapatos o, más aún, cómo conducir.

Admitámoslo, pocas sensaciones evocan más un triunfo que aquel recuerdo de niñez, cuando por fin logramos avanzar nuestros primeros metros sobre una bici pedaleando sin ayuda de nadie, sosteniéndonos por nosotros solos y disfrutando de esa plácida sensación de libertad y velocidad. De entre todos los aprendizajes asumidos a lo largo de la vida, este suele ser uno de los más emocionantes.

Y se queda ahí. Esa competencia tan decisiva en la infancia se queda impresa de por vida en un rincón de nuestro cerebro. ¿Por qué razón? ¿Qué mecanismo orquesta este tipo de habilidad mientras otras se quedan relegadas al completo olvido? Las personas podemos borrar de nuestra mente imágenes, conversaciones, datos y un gran número de experiencias mientras que otras cosas, permanecen intocables y disponibles para nosotros cuando las necesitemos.

La memoria es universo neuronal lleno de misterios, pero afortunadamente a una parte de ellos ya les hemos encontrado explicación.

“Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidarse es difícil para quien tiene corazón”.

-Gabriel García Márquez-

Mujer montando en bici

¿Por qué montar en bici no se nos olvida?

Decía Arthur Shopenhauer que cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para aquello que no. Es cierto sin duda que todo aquello que nos es significativo y que tiene además un componente emocional se guarda mucho mejor en nuestra memoria. Sin embargo, la respuesta a por qué montar en bici no se nos olvida tiene poco que ver con las emociones o la motivación.

Para entenderlo mejor, señalemos la explicación del neuropsicólogo Boris Suchan, doctor del departamento de Neurociencia Cognitiva en la Universidad Ruhr de Bochum, en Alemania: nuestro cerebro asienta cada experiencia de dos modos muy concretos. Veámoslo a continuación.

La memoria procedimental y su funcionamiento inconsciente

La memoria se organiza de dos modos muy concretos: memoria a corto y memoria a largo plazo. Dentro de esta última, podemos encontrar a su vez dos tipologías más:

  • La memoria declarativa: hace referencia a ese tipo de memoria que nos permite devolver a la conciencia y de manera voluntaria, hechos, datos o experiencias del pasado. Podemos recordar por ejemplo, quién nos dio el primer beso, a quien nos hemos encontrado hoy nada más salir de casa o cómo termina nuestro libro favorito.
  • La memoria procedimental. En esta segunda tipología se integran todas esas habilidades motoras y ejecutivas que adquirimos en algún momento de nuestra vida. Así, competencias como escribir, tocar un instrumento, nadar, conducir o ir en bici son un ejemplo de ese sistema cerebral de procedimientos automatizados (a diferencia de la memoria declarativa).
cerebelo responsable de por qué montar en bici no se nos olvida

El cerebelo, responsable de que sepas ir en bicicleta y no lo olvides

Una de las primeras personas que sintió una notable fascinación por el cerebelo fue Leonardo da Vinci . Tanto es así que acuñó este nombre cuando, en 1504, en una de sus noches de investigación sobre la fisiología humana, quedó intrigado por esa área a la que denominó sencillamente “cerebro pequeño (cerebellum)”.

Lo que no sabía Leonardo es que esa estructura, fuera la responsable de tareas tan básicas para el ser humano. Gracias al cerebelo sabemos escribir, usar el móvil, el ordenador, conducir, nadar, tocar un instrumento o disfrutar de nuestros juegos o deportes favoritos. Y por supuesto, la razón por la cual montar en bici no se nos olvida también se la debemos a él.

Bicicleta

Conclusión

Llegados a este punto, ya sabemos por qué montar en bici no se nos olvida. El cerebro entiende que hay una serie de actividades que debemos asentar de forma permanente para facilitar nuestra adaptación al entorno. Si tuviéramos que pararnos a recordar cada día cómo se conduce, cómo se envía un mensaje en el móvil o cómo debemos mover nuestro cuerpo para correr y cruzar un paso de cebra, perderíamos mucho tiempo.

Así, la clásica expresión de “es como montar en bici” nos demuestra que hay actividades que una vez aprendidas, difícilmente las olvidaremos. Ahora bien, recordar dónde hemos puesto las llaves o cuál era la capital de Madagascar es contenido al que el cerebro parece no darle la misma importancia. Y que esto sea así, es comprensible.


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  • Carlson, N.(1996). Fisiología de la conducta. Barcelona:Ariel.
  • Pinel, J. (2006). Biopsicología (6ª edición). Prentice Hall.

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