¿Por qué se prefiere la medicación a la terapia psicológica?

¿Qué papel juega la medicación en la intervención psicológica? ¿Qué riesgos asumimos cuando la usamos? En este artículo, nos meteremos de lleno en el debate.
¿Por qué se prefiere la medicación a la terapia psicológica?
Leticia Aguilar Iborra

Escrito y verificado por la psicóloga Leticia Aguilar Iborra.

Última actualización: 15 julio, 2022

Es innegable la necesidad de abordar las demandas de salud mental en la población. Los diagnósticos y la medicación en este ámbito aumentan, siendo importantes las herramientas que se utilizan para abordar a la persona de la manera más íntegra y humana.

La medicación y la terapia psicológica son herramientas básicas de los profesionales de este sector. No obstante, si no se utilizan de manera adecuada, la atención a las demandas de la población puede devenir en una “solución paliativa” contra el síntoma, en lugar de realizar una intervención verdaderamente eficaz contra los factores que originaron y mantienen el problema.

La psicología medicalizada

La medicina actúa de manera visible sobre los síntomas que aquejan a las personas. La medicación puede tener una acción inmediata en el organismo y disminuir (o acabar) con el malestar.

El malestar puede ser motivo de sufrimiento en las personas, y esto se traslada también a la esfera de la salud mental. Trasladar las bases de la medicina a la psicología puede patologizar los problemas psicológicos y transformarlos en entidades diagnósticas. Algo que está sucediendo actualmente con la creación de etiquetas diagnósticas que transforman los “problemas de la vida” a “trastornos psicológicos”.

En otras palabras, lo normal cae en el riesgo de considerarse patológico. Encontramos ejemplos claros de ello en etiquetas como: “trastorno disfórico premenstrual“, “síndrome postvacacional”, etc. Así, lo normal es fácilmente convertido en anormal y por ende, de obligada necesidad de eliminar.

Lorazepam
En algunos casos se llega a patologizar los problemas psicológicos.

Personas individuales con necesidades individuales

Una intervención óptima es aquella que se establece en base al conocimiento clínico con otros pacientes, pero también en base a las circunstancias personales del afectado. En este sentido, es de vital importancia adecuar los protocolos de actuación según cada caso, algo que la medicación en el ámbito de la salud mental no puede abordar por sí sola. Un fenómeno que puede verse reflejado en las diferentes necesidades de las personas que comparten un mismo diagnóstico, con un mismo protocolo de medicación.

Con esto no queremos despreciar o arrinconar los aportes de la medicación en la salud mental. En algunos casos, la farmacología es la puerta de entrada, la ventana de oportunidad, para realizar intervenciones que de otra manera serían imposibles.

Sin embargo, aplicar la medicación sin entender que esta, en muchos casos, solo genera un estado artificial de mejoría e ignorando las necesidades de la persona conlleva el riesgo de invalidar su experiencia, pudiendo hacer aún más daño que el problema en sí mismo.

La medicación tiene el riesgo de usarse genéricamente, según el diagnóstico dado. De esta manera, no se contempla el contexto de la persona ni le dota de los recursos necesarios para abordar situaciones límite.

Catalogar a las personas según sus etiquetas diagnósticas en la salud mental

Son varios los factores por lo que se puede preferir la medicación de determinados problemas psicológicos en lugar de iniciar un proceso psicoterapéutico. En la sociedad actual, se ha convertido en tradición el uso de etiquetas diagnósticas como si fueran categorías en la que se catalogan y clasifican a las personas según su problema.

El problema de esto estriba en olvidar a la persona como una persona que sufre, prestándose mayor atención a las etiquetas y a sus características. Por lo tanto, los síntomas se convierten en objetivos a eliminar, evaluando la disminución o la eliminación de estos síntomas en lugar de evaluar y observar la vida y las circunstancias de la persona.

Hombre haciendo terapia
En la terapia psicológica se contempla el contexto de la persona, algo que suele ignorarse cuando se pauta medicación.

¿Cuáles son los factores por los que se prefiere en salud mental la medicación, en lugar del tratamiento psicológico?

Algunos de los factores por los que se puede preferir la medicación en lugar de la terapia psicológica pueden ser los siguientes:

  • El rol de la persona en su propio proceso de tratamiento: la medicación proporciona a la persona un ambiente en el que no tiene que responsabilizarse de su proceso. Es decir, se contempla a la persona como un agente pasivo en el que seguirá las recomendaciones a fin de eliminar su malestar. Contrariamente, en la terapia psicológica, la persona debe de responsabilizarse de su propio proceso y trabajar fuera de las sesiones para conseguir cambios.
  • Cambios a corto/largo plazo: con la medicación se pueden observar mejoras notables en poco tiempo, a diferencia de la terapia psicológica. En esta última, se necesita trabajar de manera constante. En muchas ocasiones, debe exponerse a situaciones generadoras de malestar para que la persona consiga los recursos necesarios para afrontar los problemas de su vida.
  • Accesibilidad en los recursos de salud mental: en una sociedad medicalizada, el acceso a la medicación suele ser más fácil que el acceso a la terapia psicológica.
  • Implicaciones económicas: la terapia psicológica suele tener mayor coste que la medicación. Se debe en gran parte a la falta de recursos y a las limitaciones en su acceso, previamente comentadas en el punto anterior.

En definitiva, el modelo médico en la salud mental es necesario. Sin embargo, si no se contemplan otras esferas en la vida de la persona, puede conllevar el riesgo de pasar por alto determinadas circunstancias que no necesariamente se pueden resolver con medicación, sino con dotar de herramientas que ayuden a la persona a afrontar áreas motivo de malestar.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Álvarez, M. P. (2007). La activación conductual y la desmedicalización de la depresión. Papeles del psicólogo28(2), 97-110.
  • Berenguer, Á. D. (2014). Medicalización de la sociedad y desmedicalización del arte médico. Archivos de Medicina Interna36(3), 123-126.
  • López-Mato, A., Illa, G., Boullosa, O., Márquez, C., & Vieitez, A. (2000). Trastorno disfórico premenstrual. Revista chilena de neuro-psiquiatría38(3), 187-195.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.