3 razones de por qué la psicoterapia tradicional es menos efectiva para los traumas

Las terapias tradicionales, con base en el habla y la reflexión, no son la mejor alternativa para procesar y reintegrar el trauma. Descubre por qué y qué otras opciones hay.
3 razones de por qué la psicoterapia tradicional es menos efectiva para los traumas
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 08 julio, 2023

El trauma es la reacción del organismo a un evento adverso, impactante e imprevisible que supera la capacidad para gestionarlo. Ante una experiencia de esta índole, sentimos terror, indefensión y aparecen una serie de secuelas. El apoyo profesional es esencial, pero no todas las alternativas son igual de eficaces. Por ejemplo, la psicoterapia tradicional parece menos efectiva en estos trances.

Cabe mencionar que todo trabajo interno que se realice al respecto, para superar el trauma, reportará beneficios y que cada persona es diferente. Las preferencias y rasgos de cada quien influyen en que se sienta mayor sintonía por unos u otros enfoques psicoterapéuticos.

Sin embargo, las características de la experiencia adversa en cuestión hacen que ciertas intervenciones enfocadas más en el habla, no sean la mejor alternativa. Indaguemos más.

¿Qué es la psicoterapia tradicional?

La psicología no es una ciencia homogénea. Desde sus inicios se producen avances y transformaciones con base en nuevos hallazgos. Además, existen diferentes escuelas y corrientes que tienen sus propios modos de intervenir en el pensamiento, las emociones y las conductas.

Aunque estos enfoques pueden clasificarse de muchas formas, la mayoría siguen diversos caminos para abordar el problema. Las corrientes más tradicionales están sustentadas en la conversación entre paciente y terapeuta y se dirigen «de arriba a abajo»; es decir, que el pensamiento, el lenguaje y la reflexión están en el centro del proceso.

Dentro de estas encontramos corrientes como el psicoanálisis, la terapia narrativa, la terapia dinámica o la terapia dialéctica conductual (TDC). Incluso, es posible ubicar la psicoterapia cognitivo-conductual dentro de esta categoría.

Lo cierto es que dichos enfoques muestran ser eficaces en el tratamiento y resolución de trastornos y patologías. Por ejemplo, la TCD es útil interviniendo en el trastorno límite de la personalidad. En cambio, la terapia dinámica ayuda en la gestión emocional y la sintomatología ansioso-depresiva, menciona una publicación de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.

Además, la terapia cognitivo-conductual muestra ser eficaz en multitud de problemáticas psicológicas, menciona Medicina Naturista. No obstante, estas técnicas pueden no ser tan beneficiosas en cuanto al trauma.



¿Por qué la psicoterapia tradicional es menos efectiva para los traumas?

Según recoge un interesante artículo publicado en la Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, hay diversos motivos que explican por qué la psicoterapia tradicional es menos efectiva para los traumas. Entre los principales están los que, a continuación, pasamos a explicar.

1. Acceso al trauma

La psicoterapia tradicional trabaja con la parte racional del cerebro (neocórtex), pero el trauma no se almacena ahí, sino que lo hace en el cerebro emocional (sistema límbico) y en el cuerpo.

De hecho, cuando vivimos una experiencia con gran impacto emocional negativo el área racional se desconecta; por esto se producen las experiencias disociativas y, en ocasiones, el trauma no queda grabado en la memoria consciente.

Así, tratar de acceder al suceso mediante la reflexión, en la mayoría de los casos, no es fructífero. La persona puede no saber por qué actúa como lo hace y aun así no evitarlo. Es más, quizás pase horas hablando al respecto de lo sucedido, sin que esto cambie en nada sus síntomas.

2. Capacidad de verbalizar

Hay veces que el trauma no puede verbalizarse. Y esto es porque no se almacena de forma correcta y se queda guardado en el cuerpo por medio de sensaciones corporales, olores, imágenes o sonidos.

Esto se debe a que los recuerdos traumáticos son más fáciles de apiñar en la memoria implícita, la cual opera de forma automática e inconsciente y sigue activa en momentos de estrés.

Para verbalizar o narrar un suceso, este tendría que asentarse en la memoria explícita (la cual comprende conceptos, hechos o ideas y permite narrar el evento con cohesión). Pero esta se inhibe debido a la acción de las hormonas del estrés que suprimen la actividad del hipocampo.

3. Activación del sistema nervioso

Para las personas con estrés postraumático, los síntomas de ansiedad, pánico, alteraciones en el sueño y las dificultades de concentración, tienen su base en una sobreactivación del sistema nervioso autónomo. El mismo, en el momento del evento, ayuda a salvaguardar la integridad física o psicológica de la persona.

Sin embargo, una vez pasado el hecho, esta activación se cronifica, generando la incapacitante sensación de alerta.

Así, el trabajo primordial ha de realizarse con las sensaciones corporales, pudiendo identificarlas, sentirlas y liberarlas, para después describirlas y darles sentido mediante el lenguaje.

¿Qué alternativas existen para tratar el trauma?

Todo lo anterior hace que la psicoterapia tradicional sea menos efectiva para abordar el trauma y su recuperación. No obstante, hay alternativas útiles disponibles para el paciente.

Estas consisten en enfoques que trabajan «de abajo hacia arriba»; es decir, que parten de las emociones y sensaciones, de esa parte automática y emocional, para pasar después a la racionalidad y la expresión verbal.

En definitiva, el objetivo principal de la recuperación consiste en integrar todos esos elementos inconexos que quedaron almacenados y darles sentido como una experiencia completa que tiene principio y final. Para ello, se cuenta con opciones como las siguientes:

  • El neurofeedback: ayuda al paciente a autorregular su actividad cerebral, cambiando así los patrones causantes del estrés postraumático y también los comportamientos asociados.
  • La terapia sensoriomotriz: facilita el procesamiento somático originado por el trauma, incorporando intervenciones orientadas al cuerpo. Combina teoría y técnicas de la terapia cognitiva, refiere un artículo de la Universidad Abierta de Cataluña.
  • Enfoques basados en mindfulness: las técnicas y ejercicios sustentados en la atención plena resultan un gran complemento en el abordaje habitual del trauma y para ayudar a reducir los síntomas. Así lo recoge un metaanálisis publicado en Journal of Trauma & Dissociation.
  • El EMDR: su objetivo es lograr el procesamiento de los recuerdos traumáticos al aplicar estimulación bilateral. Esta técnica recibe el nombre de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares y muestra sus beneficios en la reducción y mejoría de los síntomas postraumáticos.


Recomendaciones finales

En definitiva, existen diferentes corrientes psicológicas capaces de intervenir sobre el trauma y sus efectos. Como vimos, algunas se adaptan mejor que otras a las características específicas de los trastornos postraumáticos.

La psicoterapia tradicional es menos efectiva para los traumas, pero esto no implica que no funcione. En este caso, el tratamiento puede ser más largo y menos fructífero.

A pesar de esto, resulta crucial ponerse en manos de un profesional especializado en trauma, que conozca y maneje las intervenciones más eficaces y actualizadas y sea capaz de recomendar la mejor alternativa terapéutica en cada caso concreto.


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