¿Qué es la hipersensibilidad emocional y cómo manejarla?
Ser una persona con hipersensibilidad emocional no siempre es fácil, por diversas razones. Elevada empatía, impulsividad, una mayor reactividad a las críticas, mala gestión de las emociones o la tendencia a darle vueltas al pasado son algunas de las características de alguien hipersensible. Muchas figuras de tu entorno no entenderán tu forma de ser o de reaccionar.
Esta característica define, con frecuencia, un rasgo de personalidad bastante incomprendido. No obstante, aunque no estamos ante ningún trastorno mental como tal, en ciertos casos puede ser un factor asociado a algún trauma psicológico o condición neurológica. A continuación, te ofrecemos todos los datos.
La hipersensibilidad como rasgo de personalidad
Alguien emocionalmente hipersensible procesa los estímulos emocionales de manera más intensa que la media. Esto, en ocasiones, puede suscitar problemas de reactividad emocional e impulsividad. Asimismo, cuando dicha característica se asocia a la propia personalidad, el origen se debe sobre todo a factores biológicos.
Desde un punto de vista genético, hay quienes nacen con un sistema nervioso más reactivo, lo que predispone a una mayor sensibilidad ante estímulos emocionales y sensoriales. Esta reactividad estaría relacionada con la forma en que el cerebro procesa y responde a la información, involucrando regiones como la amígdala, que es clave en la propia regulación emocional.
Por otro lado, no debemos confundir a una persona hipersensible con alguien altamente sensible (PAS). Este último colectivo no presenta una desregulación emocional, ni respuestas desproporcionadas (reactivas) a ciertas situaciones/estímulos. En estos casos, las estructuras neurológicas evidencian una habilidad natural para procesar la realidad de manera más meditada, sutil y serena. Veamos cómo son las personas hipersensibles.
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Características asociadas
- Elevada empatía: en este perfil de personalidad es recurrente la capacidad para sentir en piel propia las emociones ajenas. Esa sensibilidad los lleva con frecuencia a querer cuidar y apoyar a quienes les rodean.
- Reacciones emocionales intensas: las experiencias psicofísicas en estas personas tienden a ser más fuertes. Es como si siempre tuvieran las emociones a flor de piel. Todo se lo toman de manera más intensa, con una alegría profunda o, si es el caso, con una gran tristeza o enfado explosivo.
- Mayor impulsividad: hay más inclinación hacia conductas impulsivas y poco meditadas. La causa está en esas emociones que, a menudo, les inundan, hasta el punto de no poder reflexionar antes de actuar. Esto provoca que, a veces, deriven en malas decisiones o en actos de los que luego se arrepienten.
- Mayor sensibilidad a las críticas: otro rasgo habitual es ser muy sensible a las opiniones ajenas. Estas personas no pueden evitar la turbación o angustia cuando alguien les critica, devalúa o les hace un comentario negativo. Al final, lo que también les generan estas dinámicas son la inseguridad hacia sí mismos y el debilitamiento de la autoestima.
- Una cualidad que —en ciertos casos— puede ser positiva: cuando se tiene un buen control y regulación de esta característica, puede alzarse como una ventaja. La hipersensibilidad permite tener una conciencia más profunda del entorno, de sus detalles y de las emociones ajenas. También una mayor capacidad introspectiva. Así, una investigación divulgada en Journal of Intelligence destaca que, con una adecuada gestión de este rasgo, se desarrollaría una buena inteligencia emocional (IE).
¿Cómo manejar la hipersensibilidad para favorecer tu bienestar?
Si te identificas con este patrón de personalidad, te recomendamos psicoeducarte en dicho rasgo. El autoconocimiento, comprender tu conducta, saber que tu cerebro se habituó a procesar las cosas desde un prisma más emocional que racional, puede ser de ayuda. Te facilitamos más estrategias.
Controla tus impulsos
Medita las cosas antes de actuar. No dejes que las emociones te dominen; sé tú quien las regule, las entienda y no se deje llevar por ellas de forma automática, sin reflexionar primero en respuestas y conductas más ajustadas.
No interpretes, sé más objetivo/a
Muchas veces te dejas llevar por ese impulso emocional que te hace ver la vida desde unas gafas demasiado emocionales. Incluye en esas lentes un filtro más objetivo para ver la realidad de una manera más racional.
Practica la autorregulación emocional
Cuando sientas que te superan tus emociones, practica la respiración profunda, céntrate en el momento presente y deja espacio a todo lo que sientes dándole nombre. No reprimas esas sensaciones y entiende que lo que experimentas es temporal.
Fomenta una red de apoyo emocional
Rodéate de personas comprensivas y que entiendan tu rasgo de personalidad. Esto hará sentir que te sostienen y respetan.
Fortalece tu autoestima
Es muy común que las personas con elevada hipersensibilidad en sus emociones presenten un autoconcepto más bajo que el resto, debido a las desilusiones en sus vínculos interrelacionales. Si es tu caso, es momento de sanear esa visión que tienes de ti. Recuerda tu potencial, tus triunfos del pasado… Fortalece tu autoestima iniciando metas y actividades motivadoras.
Ser emocionalmente hipersensible: un concepto de gran espectro
Si bien esta característica puede definir tu forma de ser y de reaccionar sin entrañar nada patológico, la hipersensiblidad, a veces, se manifiesta como síntoma de una condición clínica como la desregulación emocional, traumas, trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), trastorno de espectro autista (TEA), etc.
TDAH e hipersensibilidad emocional
Esta característica puede aparecer en personas con TDAH, debido a un déficit en el funcionamiento ejecutivo del cerebro. Hay cambios de humor inesperados y una sensibilidad al rechazo extrema, así como a la crítica, lo que afecta a sus relaciones, autoestima y capacidad para manejar el estrés.
Para abordar estos casos se combinan terapias conductuales y entrenamiento de habilidades emocionales, con el fin de mejorar el autocontrol y fomentar respuestas más adaptativas. A veces, se recurre a la prescripción de fármacos (estimulantes).
Hipersensibilidad emocional en el TEA
La relación entre ambas condiciones se manifiesta en reacciones intensas y desbordadas ante estímulos o cambios en el entorno. Aparece dificultad para identificar, regular y expresar sentimientos. A su vez, la reactividad emocional se intensifica con la sobrecarga sensorial y ciertas situaciones sociales que estas personas no entienden y que derivan en una elevada ansiedad o bloqueo emocional.
En este contexto, se recurre a técnicas de integración y regulación sensorial para reducir las reacciones intensas. La terapia cognitivo-conductual adaptada y el método ABA (análisis conductual aplicado), facilitan el aprendizaje de recursos de regulación y el desarrollo de conductas más adaptadas.
Traumas e hipersensibilidad emocional
Por lo general, la hipersensibilidad emocional se manifiesta en los traumas como una reactividad intensa y desproporcionada a estímulos que recuerdan el evento traumático, dificultad general para regular las emociones y una sensación constante de alerta, miedo y vulnerabilidad. Estas personas suelen presentar problemas a la hora de construir vínculos estables.
En estos casos, la hipersensibilidad se trata mediante estrategias de regulación del sistema nervioso (terapia somática, técnicas de respiración o mindfulness). Y es clave favorecer la integración de las vivencias traumáticas mediante terapias como la EMDR o el modelo PARCUVE.
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Sentir el mundo a mayor intensidad
La hipersensibilidad emocional tiene un eje común en todos los casos: la vida se siente a un mayor volumen. Hay estímulos, situaciones y contextos que pueden desbordarte sin saber muy bien por qué. Cuando esto forma parte de tu forma de ser, tarde o temprano, aprendes a regularlo y desarrollas estrategias que te permiten disfrutar de ese sensor emocional interno.
Otras veces, esta característica se adentra en esos parajes más disfuncionales y vinculados al sufrimiento. Si esta experiencia interna te sobrepasa, si sientes que te abruma, solicita ayuda especializada. Las emociones deben ser tus aliadas, esas improntas que te conectan con la vida, el mundo y tu entorno. Esa es la auténtica clave del bienestar.
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