¿Qué es la polarización grupal?
En el ámbito de la psicología, existen numerosos campos de investigación y actuación. Así como existe la psicología clínica, son también importantes otras disciplinas de esta ciencia, como la psicología social o la psicología de los grupos. Es en esta última donde se engloba el fenómeno de la polarización grupal.
El estudio de los grupos se torna relevante porque es útil para comprender, predecir e incidir sobre la realidad inmediata. Es la realidad inmediata porque prácticamente todas nuestras relaciones sociales se establecen dentro de un grupo: la familia, la clase en el colegio, los amigos…
Los grupos, concretamente humanos, son una de las fuentes más importantes de diferencias y semejanzas en torno a pensamientos, sentimientos y conductas. Por ello, a través de grupos pueden surgir movimientos, flujos de ideas e incluso conflictos entre varias partes.
En los grupos se comparten varias características. Por ejemplo, existe un elemento llamado identidad compartida, que se activa cuando dos personas se encuentran fuera de su contexto grupal y ese grupo las une (por ejemplo, ser español en un país oriental). Entender el funcionamiento de un grupo es, a veces, de suma importancia para comprender el comportamiento o los pensamientos de una persona.
¿Qué es la polarización grupal?
La polarización grupal es un fenómeno que tiene lugar entre las personas de un mismo grupo. Se refiere a la intensificación o el fortalecimiento de las preferencias iniciales de un grupo. Hablamos de ideas o conductas -como forma de manifestación de estas ideas- que se afianzan.
En la polarización, la decisión tomaba por los miembros del grupo se aleja del punto medio, y se aproxima a uno de los polos del espectro de opiniones que ya existían previamente en el grupo. Por así decirlo, en la polarización, el grupo tiende a alejarse del medio o punto moderado de un continuo de posicionamientos siguiendo la tendencia predominante en el grupo.
Polarización no es sinónimo de extremización
Aunque parezca que hablamos de una extremización de las ideas del grupo, esto no es del todo así. La polarización se refiere a la acentuación de la postura inicialmente dominante en un grupo.
Por ejemplo, separamos individualmente a un grupo de personas para que responden preguntas acerca de un dilema. Independientemente de las respuestas, cuando juntemos a los miembros del grupo para que discutan acerca del problema, al volver a separarles la polarización grupal puede provocar que las respuestas de los individuos cambien, y que tiendan a la postura que se ha discutido en el grupo y que más aprobación ha tenido. No importa que las respuestas posteriores sean individuales o anónimas; las respuestas suelen cambiar.
Respecto a la extremización, la polarización implica un cambio en dirección a la tendencia predominante, mientras que la extremización implica un cambio en cualquier dirección. Aunque la polarización es una modalidad de la extremización, esta no tiene que implicar aquella.
¿Cómo se explica el fenómeno de la polarización grupal?
Existen varias teorías que tratan de identificar las variables que estimulan la polarización grupal. Estos grupos no tienen por qué tener una gran antigüedad o presentar unos lazos de unión muy fuertes, como puede darse en los grupos familiares.
Un grupo también puede estar conformado por las pocas mujeres que puede haber en el consejo de delegados de una empresa —su identidad grupal puede activarse por ser mujeres y conformarse como grupo, aunque no se conozcan—, los tres únicos franceses que hay en un colegio en España o las cinco personas de un puesto de trabajo que tienen hijos.
Algunas teorías que tratan de explicar la función de la polarización grupal son las siguientes.
Modelo de comparación social e influencia normativa (Festinger, 1954)
Las personas están comparando continuamente sus opiniones con las de los demás y se dejan influir normalmente por lo normativo en ese grupo. Es importante, pues, distinguir entre los diferentes tipos de influencia.
En algunos casos, dependiendo de la motivación previa de los sujetos, las personas se pueden dejar llevar por la influencia normativa —gente que busca estar de acuerdo con la mayoría— o por la influencia informativa —gente que busca la verdad—.
La influencia normativa trata de satisfacer las necesidades de aprobación social y evitación del rechazo. Las personas que dejan influirse por estas, en general, son personas orientadas a las relaciones. Esto genera aquiescencia y en ocasiones, conversión —solo a veces, porque decir que uno piensa como la mayoría no es sinónimo de creer realmente en eso que de manera pública se defiende—.
El consenso mayoritario en el grupo es considerado como reflejo de una realidad a la que es deseable acercarse para ser un miembro modelo del grupo (prototipo). Esto da ventaja al pensamiento de la mayoría, facilitando la aparición de la polarización.
Modelo de los argumentos persuasivos a través de la influencia informativa (Burstein, 1982)
Las personas de un grupo que están seguras, conformes, dan argumentos y datos, y se dirigen a la gente con simpatía cuentan con una serie de características que pueden precipitar la polarización. En muchas ocasiones, vemos que los más extremistas —o los que tienen una opinión más acentuada, que no tiene por qué ser malo— cuentan con varias de estas características persuasivas.
En el caso de la influencia informativa, el procesamiento es más central y elaborado, analítico y sistemático, por lo que cuando se consigue convencer a una persona por norma, sí se consigue una persuasión más fuerte.
Los convencidos están mucho más seguros de que están en lo cierto. Esta puede ser por tanto una explicación de la polarización: el convencimiento en base a la consideración de argumentos tomados como sólidos.
Juegan un papel primordial la cantidad, calidad y grado de novedad de los argumentos que se exponen a favor de una u otra postura.
Teoría de la identidad social y la autocategorización (Tajfel, 1972)
La teoría de la identidad social y autocategorización explica el fenómeno de la polarización a nivel intragrupal e intergrupal. Según este enfoque, la polarización sería una consecuencia de la exageración y la acentuación de las diferencias atribuidas a las personas por el mero hecho de pertenecer a distintas categorías, como consecuencia del proceso de comparación.
Acercan las opiniones de la mayoría y alejan las del exogrupo, es decir, las minorías. Por ejemplo en una discusión, a los que coinciden con nuestra opinión se les integrará en una especie de grupo. Este hecho hará que despreciemos de alguna manera aquello que nos diferencia, pasando a ser más salientes las semejanzas. Por contra, los que tienen una opinión distinta pasarán o serán parte de otro grupo y el fenómeno cognitivo que se dará será el opuesto: la acentuación de las diferencias y el “desprecio” de las semejanzas.
Por tanto, la polarización sería una consecuencia lógica de esta manera de procesar la información, uniéndose y cohesionándose los grupos alrededor de aquello que es tomado como compartido, acentuándose las diferencias para ser todavía más distintivo.
Un poco más allá
En la teoría todos sabemos escuchar, en la práctica no siempre es así. En este sentido, sabemos que entran en juego diferentes variables; entre ellas, el tema de debate, que puede hacer que prestemos más o menos atención a lo que dice el otro. Así, la norma nos dice que, cuanto más implicado y más importante es el tema para la persona, más conflicto. Cuanto más intenso sea el debate, más difícil será controlar la emoción y, por lo tanto, mantenernos en posturas moderadas.
Así, todo lo que permite poner de relieve puntos de vista distintos y su confrontación —por vía de la intensidad y la implicación— conduce a la polarización. Por otro lado, también sabemos que cuando desaparece la necesidad de diferenciarse del otro, la polarización tiende a reducirse.
Por otro lado, la polarización, como consecuencia del debate y el intercambio de ideas, no es mala o buena. Todo dependerá de esas ideas y de los medios que utilice cada grupo para defenderlas. Finalmente, y en contra de lo que podría pensarse, la polarización de un grupo en muchos casos no despierta la polarización de otro que defiende ideas contrarias.
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- ▪ Myers, D. G. (1987).
- Psicología social.
- Madrid: Editorial Médica Panamericana.