¿Qué porcentaje del cerebro usamos?

Más de una vez habrás escuchado que usamos el 10 % del cerebro. ¿Te has planteado si esto es cierto? ¿Qué porcentaje usamos realmente? Te contamos cuánto usamos y cómo mejorar su capacidad.
¿Qué porcentaje del cerebro usamos?
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 12 agosto, 2022

En la actualidad, nuestro cerebro está de moda, tanto en la investigación como en la divulgación. Gracias a ello, la inversión en neurociencia también está creciendo. Sin embargo, la pasión por el cerebro también conlleva una serie de riesgos, como la extensión de ideas erróneas o mitos. Un ejemplo de ello es la idea sobre el porcentaje del cerebro que usamos.

El neuromito más extendido en todo el mundo es que utilizamos solo el 10 % de nuestro cerebro. Esta idea está principalmente entre los discursos de educadores, publicistas, parapsicólogos, etc.

Nunca un profesional de la neurociencia haría tal afirmación. Sin embargo, la idea errónea que subyace es que mediante algunas técnicas se puede ir aumentando el porcentaje empleado, ya que el 90% restante está libre.

Cerebro

El mito

La idea de que solo utilizamos el 10 % del cerebro ha sido atribuida, erróneamente, a Albert Einstein. Sin embargo, su origen más probable se remonta a las investigaciones que se realizaban en el siglo XIX. En ellas, usando el electroencefalograma, los científicos solo podían encontrar funciones cognitivas para un 10% del cerebro. Por otro lado, también se indicó que solamente ese porcentaje del cerebro se activaba en un momento determinado.

Por otro lado, las neuronas nada más suponen el 10 % del cerebro, mientras que el resto lo componen células gliales. Estas células tienen un funcionamiento distinto, aunque hoy día podemos saber que también están implicadas en procesos de aprendizaje.

Su expansión

En su mayoría, la idea se ha extendido por el conocimiento popular y por personas que simplemente han compartido esa hipótesis. Ahora bien, también muchas subdisciplinas han utilizado este argumento como base para defender sus ideas.

Por ejemplo, es relativamente sencillo encontrar publicistas que utilizan el mito en los anuncios y en sus teorías cercanas al  neuromarketing. También, seguidores de fenómenos paranormales se han apropiado de esta creencia, defendiendo que el porcentaje del cerebro restante es el que permite, mediante entrenamiento o capacidades extraordinarias, realizar telequinesis o tener experiencias extrasensoriales.

La realidad del porcentaje del cerebro que utilizamos

Realmente, empleamos el 100 % de nuestro cerebro. Es un órgano muy potente, consumiendo el 20 % del oxígeno y el 50 % de la glucosa que entran en nuestro cuerpo.

Sin embargo, por su funcionalidad, es imposible que podamos activar de manera significativa todas las áreas en un mismo instante. Si fuésemos capaces de utilizar el 100 % de su capacidad simultáneamente, el gasto energético nos dejaría muy fatigados para el resto del tiempo.

Por contra, hoy sabemos que, a lo largo de un día, o incluso de unas horas, afrontamos retos o resolvemos tareas que hacen que usemos casi todas sus zonas. Gracias a las técnicas de neuroimagen, como la tomografía por emisión de positrones y la resonancia magnética funcional, se ha observado que, incluso cuando dormimos, todas las áreas del cerebro se activan.

Solo cuando el cerebro sufre un daño grave, algunas regiones se “desactivan”, afectando al rendimiento y a la vida diaria. Este fenómeno apoya dos ideas:

  • No hay áreas que se lesionen y que no comprometan el funcionamiento de alguna habilidad o función. Por lo tanto, nuestro cerebro funciona en su totalidad, no solo en un pequeño porcentaje.
  • Por otro lado, el cerebro es tan potente que, cuando una zona se daña, hace migrar a neuronas a esas regiones para aprovechar la capacidad. Esto supone además que esa capacidad podría incluso mejorar. Por ejemplo, cuando una persona pierde la audición, se ha visto qué áreas asociadas con la visión reclutan parte de la región auditiva de la corteza que ha quedado sin uso, mejorando entonces la capacidad para leer los labios.
Mente con mecanismos

Evidencia de que usamos todo nuestro cerebro

A continuación, revisaremos algunas evidencias que avalan que usamos todo nuestro cerebro.

Imagen mental

La resonancia magnética funcional (fMRI) permite investigar cómo funciona el cerebro de una manera no invasiva. Estas pruebas dejan en claro que el cerebro está en funcionamiento durante todo el tiempo. Los investigadores no han encontrado ninguna región del cerebro que no cumpla una función. Un estudio de mitos médicos señaló que “numerosos tipos de estudios de imágenes cerebrales muestran que ningún área del cerebro está completamente en silencio o inactiva”.

Daño cerebral

Las consecuencias del daño de determinadas regiones cerebrales muestran cuán importantes son todas estas partes. No hay una sola área del cerebro que pueda dañarse sin tener algún tipo de consecuencia.

Tamaño del cerebro

Los investigadores han notado a lo largo de las décadas que nuestro cerebro es más grande que los de otros animales, incluso nuestros parientes cercanos, los primates. No habríamos desarrollado cerebros tan grandes si solo estuviéramos usando una pequeña parte de él.

Como mejorar la capacidad cerebral

Existen diferentes formas de mejorar la función cerebral. Veamos algunas.

Comer saludable

La investigación sugiere que ciertos micronutrientes pueden desempeñar un papel en la salud del cerebro. Comer una dieta rica en antioxidantes, como la vitamina E y el betacaroteno, puede ayudar a proteger contra muchas enfermedades crónicas y también promover un cerebro saludable (Cherry,2022).

Hacer ejercicio

Muchas investigaciones han demostrado que el ejercicio físico puede revertir algunos de los efectos no deseados del sedentarismo y puede retrasar el envejecimiento cerebral y patologías degenerativas como la enfermedad de Alzheimer, la diabetes y la esclerosis múltiple. Asimismo, mejora los procesos cognitivos y la memoria, tiene efectos analgésicos y antidepresivos e incluso induce una sensación de bienestar.

En estudio se encontró que las mejoras en las funciones cognitivas inducidas por el ejercicio están correlacionadas con la neurogénesis, la plasticidad sináptica y las neurotrofinas en el hipocampo. El ejercicio tiene una influencia positiva en el cerebro envejecido con trastornos neurodegenerativos asociados con el deterioro cognitivo.

Dormir

Se ha demostrado que el sueño mejora la recuperación de la memoria, regula el metabolismo y reduce la fatiga mental. Dormir un mínimo de 7 horas diarias parece ser necesario para una función cognitiva y conductual adecuada. Un buen sueño no solo disminuye el estrés y la depresión, sino que también prolonga el estado de alerta y la recuperación de la memoria (Eugene y Masiak, 2015).

Utilizar todo el cerebro

Para cerrar, si la idea de que usamos únicamente el 10 % de nuestro cerebro podía resultar un poco esperanzadora en cuanto a la posibilidad de mejorar nuestras capacidades, la realidad no tiene mucho que envidiarle.

Que en un momento determinado no seamos capaces de utilizar el 100 % del cerebro no significa que no podamos mejorar nuestras habilidades. De hecho, gracias a la neuroplasticidad cerebral, podemos fortalecer conexiones o crear nuevas redes neuronales. Mediante nuevos aprendizajes, haciendo lo que uno disfruta y teniendo hábitos saludables no solo se puede usar el 100% del cerebro, sino que además se le puede sacar provecho al 100%.


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