¿Qué son las auras epilépticas?

La epilepsia es un trastorno neurológico que a menudo crea confusión y termina en pérdida de consciencia. Sin embargo, los pacientes pueden identificar un conjunto de síntomas que sienten momentos antes de sufrir una crisis. A continuación te explicamos en qué consisten las llamadas auras epilépticas.
¿Qué son las auras epilépticas?
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 06 noviembre, 2019

La epilepsia es un trastorno neurológico del sistema nervioso central. La actividad cerebral se presenta de forma anormal, provocando convulsiones, comportamientos o sensaciones inusuales, y en algunas ocasiones, pérdida de conciencia. Estos síntomas en conjunto constituyen las llamadas crisis epilépticas. Así, las sensaciones que experimenta la persona, aún consciente, que anticipan/anuncian una crisis se denominan auras epilépticas.

Las auras epilépticas pueden consistir en percibir un olor o sabor extraño, sensación de miedo, de malestar, e incluso de bienestar. En muchas ocasiones, las auras epilépticas son el antecedente a la pérdida de conciencia, por lo que, visto de forma positiva, permite a la persona tomar protegerse antes de que comience la crisis.

Cerebro con crisis epilépticas

¿En qué consisten?

A nivel cerebral, las auras epilépticas son el resultado de una activación alterada de un área de la corteza cerebral, debido a anormalidades en las descargas de las neuronas. Estas alteraciones se dan en un hemisferio, durante un breve período de tiempo (desde segundos a varios minutos) y de forma localizada. Es decir, la activación anormal se produce en un área funcional concreta, lo que determinará las características del aura.

Debido a que durante el aura epiléptica la persona está consciente, presentando un comportamiento “anormal” en solo en algunas áreas del cerebro -si lo comparamos con un momento de crisis completa-, se consideran crisis parciales simples. Por ello, aunque generalmente ocurren de forma puntual, pueden desembocar en una crisis parcial compleja, afectando entonces a la consciencia y provocando una crisis generalizada.

Tipos de auras

Aunque generalmente suele haber confusión en las descripciones de los distintos tipos, se suelen clasificar en función de los síntomas presentados, ya que refieren al área donde se produce la crisis.

Auras autonómicas

En el caso de que la activación anormal esté relacionada con el sistema autónomo, los síntomas que se presentarán serán de este tipo. Es decir, pueden darse vómitos, taquicardia, erección de los vellos, palidez, etc.

En este grupo, las más reportadas por los pacientes son las sensaciones epigástricas que, a menudo, están asociadas a la epilepsia en el lóbulo temporal. En este caso, las sensaciones consisten en presión abdominal, estómago vacío o náuseas.

Auras experienciales

Los síntomas experienciales están relacionados con alteraciones en la activación de áreas límbicas y corteza temporal. Por lo tanto, este conjunto de síntomas afecta a la memoria, las emociones y la cognición, así como pueden producirse ilusiones perceptivas o alucinaciones sensoriales. También se les conoce como auras psíquicas y en ocasiones puede resultar difícil diferenciar si son de naturaleza psicológica o sensorial.

En cuanto a las alteraciones amnésicas, puede ocurrir que se distorsionen recuerdos o la sensación de familiaridad (déjà vu), despersonalización o desrealización. En el caso de las auras emocionales, asociada a la amígdala en la epilepsia frontal media, se describen sensaciones de tristeza, alegría, placer o irritabilidad, además de ansiedad o miedo a sufrir un infarto.

Auras sensoriales

Las auras exclusivamente sensoriales afectan a alguno de los sentidos. Por ejemplo, las auras asociadas a crisis en áreas occipitales o temporales reportan visión de manchas, alteraciones en la visión de movimientos e incluso ceguera.

En el caso de áreas visuales más complejas, se producen alucinaciones visuales o visión en túnel. Igualmente, se pueden producir alteraciones auditivas, como pitidos, zumbidos o ruidos, o bien, auras olfativas o gustativas.

También se pueden producir auras somatonsensoriales debido a epilepsia parietal o frontal, experimentando entumecimiento, parestesia, sensación de frío o calor, dolor, etc.

Otras auras

Estas clasificaciones de auras epilépticas aún generan debate y controversia, ya que las auras suelen definirse como las sensaciones que experimentan los pacientes sin signos visibles claros. A pesar de ello, de forma descriptiva, se podrían añadir a la tipología las auras motoras, cefálicas y eróticas o sexuales.

Las auras motoras consistirían en contracciones musculares, trastornos fonatorios, movimientos masticatorios, etc. No obstante, estos síntomas pueden derivarse de otras alteraciones como auras psíquicas, autonómicas o somatosensoriales.

En el caso de las auras cefálicas, también se han considerado auras sensoriales somáticas, ya que las sensaciones referidas son mareo, pesadez o presión en la cabeza.

Por último, las auras sexuales van acompañadas de sensaciones en los genitales, sentimientos eróticos e incluso de la llamada “epilepsia orgásmica”, en la cual se culmina con un orgasmo, a veces doloroso. En este caso, algunos autores la consideran un tipo especial, u otros, las incluyen en las auras autonómicas.

Chica con dolor de cabeza

Diagnóstico diferencial

Es fundamental tener en cuenta que dada la variedad de síntomas que pueden manifestarse, las auras epilépticas pueden confundirse con otros cuadros clínicos. Entre los más frecuentes se encuentran los trastornos cardiovasculares o ataques de pánico. Sin embargo, estos síntomas pueden esconder trastornos otorrinológicos, trastornos mentales graves o bien, intoxicación por sustancias.

Es por ello que es fundamental recibir un diagnóstico realizado a fondo con las herramientas adecuadas, diferenciando bien los síntomas y alteraciones implicadas, así como el tipo de epilepsia focal latente.


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  • Fernández-Torre, J.L. (2002). Auras epilépticas: clasificación, fisiopatología, utilidad práctica, diagnóstico diferencial y controversias. Neurología, 34(10), 977-983.

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