Que te hayan dejado no implica que todo lo hicieras mal

Que te hayan dejado no implica que todo lo hicieras mal
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 agosto, 2023

Las rupturas amorosas suelen ser dolorosas para las partes implicadas. Sin embargo, la persona a la que han dejado puede llegar a sentirse mucho peor, debido a que no ha tenido la oportunidad de participar en la decisión. Por esta razón, puede que interprete la situación como un fracaso por su parte y se sumerja en una culpabilidad, la mayoría de las veces, destructiva.

Esta sensación de fracaso personal puede ser todavía más aguda si la ruptura fue causada por una tercera persona. En estos casos parece inevitable compararse con ella, lo que contribuye a sentirse peor. Ahora bien, ¿es inevitable tener esta sensación de no valer para nada cuando nos dejan? Profundicemos.

Que te hayan dejado no siempre significa que hayas fracasado, sobre todo si te han entregado de forma sincera y auténtica a la otra persona.

El dolor de las rupturas

¿Por que nos duelen tanto que nos hayan dejado? Es lógico que al poner fin a una relación nos invada el dolor, sobre todo si esa decisión no ha sido nuestra, al fin y al cabo, queremos seguir con nuestra expareja. Sin embargo, hay muchos procesos que entran en juego en las rupturas amorosas. Y es que cuando nos emparejamos, se producen todo tipo de cambios en lo más intimo de nuestro ser.

Mujer llorando

Cuando elegimos una pareja, no lo hacemos al azar: algo de esa persona hace que los dos conectemos profundamente y decidamos estar con ella. En ese momento, mostramos nuestra parte más vulnerable con la esperanza de ser correspondidos.

Si todo sale bien y la relación comienza, entramos en la fase de enamoramiento. Durante esta etapa estamos embelesados con esa persona, la admiramos y la vemos como única. Creemos que nos complementa, que “hemos encontrado a nuestra media naranja“, aunque esa frase sea todo un tópico.

Por ello, cuando la relación no funciona, nos sentimos completamente desconcertados. No sabemos qué hacer con nuestras emociones y buscamos de manera desesperada mantener a esa persona a nuestro lado. Incluso, a veces podemos llevar a cabo comportamientos que muestran que no nos valoramos lo suficiente.

Existen muchos factores que influyen en nuestra forma de actuar, sin embargo, la mayoría de ellos provienen de un miedo terrible a estar solos. Debido a nuestras creencias irracionales sobre el amor, cuando nos sentimos solos, vuelve el vacío interior y el miedo de no saber qué hacer con él. Y en ocasiones, esto nos lleva a actuar de maneras perjudiciales para nosotros mismos.

¿De dónde proviene ese vacío?

El vacío que sentimos cuando nos dejan es nuestro, procede de lo más íntimo de nosotros. Creemos que necesitamos a otra persona que nos complemente para sentirnos llenos, pero se trata de un grave error. Al pensar de esta manera, estamos dando una responsabilidad sumamente grande a esa otra persona, algo que no le corresponde.

Cuando comenzamos a depender de otros para sentirnos bien, estamos sentando las bases para que nuestra relación falle. Una cosa es que nos sintamos bien con nuestra pareja, y otra muy distinta es necesitar de ella para estar bien. Si nos colocamos en esta posición, seguramente nos sentiremos vulnerables e inseguros. Y esto hará que hasta la relación más sana comience a deteriorarse.
Para construir una relación de pareja madura y consciente, se necesitan dos personas completas, no una especie de fusión de ambas. Es como bailar un tango: los dos miembros de la pareja deben conocer su papel, no pueden depender el uno del otro para dar su siguiente paso. Al unir los movimientos de ambos, se puede apreciar un solo baile compenetrado que deleita tanto al que lo mira como al que lo baila.

De la misma manera, el secreto de una relación está en que cada uno logre continuar siendo él mismo a pesar de estar en pareja. Para ello, ambos deben asumir la responsabilidad de sus actos, además de darse a la otra persona en la medida que realmente puedan. Los dos pueden amarse de forma intensa y auténtica, pero a su vez, de la manera que más les llene.

Que te hayan dejado no significa que no lo hicieras bien, puede que sí o tal vez no, lo más importante es que continuaras siendo tú a pesar de estar en pareja.

Hombre triste

Cuando das de verdad, ya no existe el fracaso

Cuando nos entregamos de manera auténtica en una relación, nos sentimos más conectados con la otra persona. Además, estaremos actuando de forma congruente entre lo que estamos pensando y sintiendo respecto a la pareja. El amor se convierte así en algo más puro. Sin embargo, conseguirlo cuesta mucho porque solemos sentir miedo a que se burlen de nosotros, nos hagan daño o nos dejen.

Para perder este miedo, hay que entender que lo peor no es que nos dejen. Así, el mayor fracaso no es la ruptura, sino el tiempo invertido en una relación en la que no estábamos a gusto o no nos entregábamos plenamente por nuestros miedos.

Si estuvimos en una relación en la que nos entregábamos de forma sincera y auténtica, dimos lo mejor de nosotros y aun así nos dejaron, esto no significa que seamos unos fracasados. ¿Por qué? Porque durante el tiempo que estuvimos ahí, estuvimos totalmente involucrados. Es decir, el simple hecho de estar en la relación ya nos compensaba lo suficiente, porque era lo que realmente queríamos hacer. No lo hicimos por no estar solos, por cumplir o por cualquier otro motivo basado en el miedo. Ese es el verdadero triunfo y valor de una relación.

Que te hayan dejado no debes considerarlo como un fracaso si diste lo mejor de ti.

No se debe valorar la historia de una pareja en base a si hay una ruptura o por su duración. Si la otra persona no pudo estar igual de involucrado como estuvimos, puede que fuera ella quien fracasó o que simplemente no éramos compatibles. En cualquier caso, tu valor como persona sigue intacto pase lo que pase; al fin y al cabo, tú hiciste lo que creías que era lo más correcto.

“Lo que alguna vez hemos disfrutado, nunca lo perdemos. Todo lo que hemos amado profundamente se convierte en parte de nosotros mismos”.

-Hellen Keller-


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