9 recomendaciones para padres de niños con TDAH

Ser padre de un hijo con un trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) puede ser abrumador. Por eso, compartimos contigo algunas recomendaciones que te ayudarán.
9 recomendaciones para padres de niños con TDAH
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 16 mayo, 2022

¿Qué significa ser un buen padre? El periodo de preparación son nueve meses; un día nace el niño o la niña, y ya está, eres padre o madre. Vas aprendiendo a serlo sobre la marcha, con la forma en que te comunicas, el tiempo que pasas con tu hijo y de enseñarle lo que está bien o mal.

Además, nadie ha dicho que ser padres sea fácil. Se necesita tiempo, dedicación, paciencia y en algunos casos también sacrificio y sufrimiento. Sumado a ello, cuando tu hijo padece un trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), sea de predominio inatento, hiperactivo o combinado, dichas responsabilidades se ven aumentadas, provocando que te sientas impotente y en tu mente resuene aquello de no sé qué más hacer o decir. No te preocupes, todas esas emociones son normales.

Por ejemplo, una vez que los padres saben qué le sucede a su hijo, pueden llegar a experimentar un gran alivio. A partir de este momento, cuentan con una referencia para formarse expectativas sobre lo que puede ocurrir en un futuro. Aunque no lo haga del todo, la incertidumbre se reduce.

Los padres son el factor protector más importante para reducir el impacto del TDAH en la vida de los niños y las niñas. Además, son muchas las estrategias que se pueden implementar para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, antes de nada, es relevante entender qué es el TDAH.

¿Qué es el TDAH?

Es un problema de salud mental que suele presentarse en la infancia, generalmente a partir de los seis años, y está etiquetado como un trastorno de la conducta; además puede persistir hasta la edad adulta.

Los niños que lo padecen suelen mostrarse hiperactivos (actividad física excesiva), manifestar comportamientos impulsivos y desinhibidos y dificultades para mantener la atención de forma continuada. Ahora bien, ¿cuáles son los síntomas del TDAH?

Síntomas

  • Dan la sensación de no escuchar. También parecen incapaces de prestar atención.
  • Se les olvida, no retienen, o pierden la información sobre lo que tiene que hacer.
  • No interiorizan las normas.
  • Inician proyectos, pero les cuesta mucho terminarlos.
  • Dicen lo primero que se les ocurre y hacen lo primero que piensan.
  • Todos los estímulos les entretienen.
  • Se les dificulta atender mucho tiempo a una sola tarea que les suponga esfuerzo mental.
  • Las consecuencias no suelen ser el mejor castigo.
  • No anticipan lo que va a pasar. No evalúan las consecuencias de sus acciones.
  • Desconocen que pueden recordar el pasado para saber cómo actuar.
  • El castigo no les sirve para aprender a comportarse bien.
  • No tienen un tiempo de espera, un tiempo de reflexión antes de actuar.
  • Cuando más necesario es que estén quietos, más inquietud les entra.
  • No tienen conciencia del tiempo, ni regulan el mismo: o van muy rápido en tareas que se requiere ir despacio, o van muy despacio en tareas en las que se puede ir rápido.

Todo eso puede ocurrir en distintos contextos, ya sea en el colegio, en casa o con sus amigos. También realizando cualquier actividad: limpieza, orden, alimentación, tareas del hogar, entre otras.

Una de las cosas que genera mayor preocupación en los padres una vez que se enfrentan a todo esto yace en ¿qué puedo hacer en mi hogar? Cabe aclarar, que es importante el acompañamiento psicológico, neuropsicológico, pedagógico y médico. Aquí te presentamos nueve recomendaciones para padres con hijo con TDAH.

Niño tirando un muñeco en el sofá

1. Comprensión

Diferentes investigaciones han demostrado que uno de los impactos positivos que se genera en los niños viene de la comprensión del problema por parte de sus padres. Es decir, si el niño o niña siente que entendemos cómo se siente, se sentirá más relajado y te convertirás en fuente de ayuda para él.

Es importante resaltar que tu hijo en muchas ocasiones no realiza las cosas a propósito. Si se le olvidan los libros, el abrigo o rompe algo, es muy común en su diagnóstico que lo haga, así que generalmente no lo hace para molestarte o desobedecerte. Por eso, los padres deben conocer el trastorno y cómo afecta a la conducta de sus hijos.

2. El castigo no siempre es la solución

En algunos momentos el castigo no siempre es una buena opción, porque los niños y las niñas con TDAH no saben qué han hecho mal, ellos actúan, luego comprenden que fue lo que pasó.

Es importante, intentar dar una orientación positiva a sus fallos, por ejemplo: si se olvida los deberes, en lugar de castigarle, darle diferentes herramientas como llamar a un compañero, que la profesora les anote lo que debe hacer, etc.

3. Generar una rutina

El que un niño o niña con TDAH crezca en un ambiente relativamente ordenado contribuirá a su organización para las actividades y tareas que deba realizar. No obstante, un contexto desordenado, en el que las mismas tareas pueden variar, superponer o alternar la estructura prevista, es más probable que generen confusión y fallos en su realización.

Es decir, es preferible que cuando llega del colegio, cambie su ropa, lave sus manos y luego coma algo, cepille los dientes y duerma una siesta o haga sus deberes escolares posteriormente, a que todas estas actividades las efectúe cada día en un orden distinto. En este último caso, es muy posible que algunos elementos se omitan o no se ejecuten satisfactoriamente.

4. Dar órdenes

Una de las mayores preocupaciones para los padres de niños con TDAH es la manera en que no acatan las normas e instrucciones proporcionadas. Una forma de aumentar las posibilidades de éxito cuando se desea que el menor realice algo, puede consistir en aplicar estas sencillas reglas:

  • No des más de una orden a la vez. Es decir, espera la finalización de una tarea, antes de indicar una nueva. Ejemplo, en vez de decir: “ordena tu habitación”, mejor divídela en: “guarda tus juguetes”, ·haz la cama”, “tira los papeles al cesto de basura”.
  • Dar indicaciones concretas, es decir, no ambiguas. Por ejemplo, expresar “pórtate bien en casa de la abuela”, puede significar cosas muy distintas para tu hijo y para ti. En cambio, “no toques las cosas de la mesa sin permiso”, “no corras dentro de la casa” y “no te metas en la habitación de la abuela” son instrucciones más concretas y fáciles de cumplir.
  • Dar una indicación y pedirle que la repita. Esta es una estrategia para comprobar que ha entendido lo que se espera de él.
  • Es mejor hacer enunciados de forma positiva. Frases como: “no toques el televisor”, “no apagues la luz”, “no hables ahora” pueden ser repetitivas y no captar su atención. En cambio, puedes pedirle lo mismo sin utilizar constantemente el no, diciendo, por ejemplo “es mejor tener la luz encendida”, “permanece en silencios algunos minutos”.

5. Anímale a que explote sus habilidades

El incentivar aquellas habilidades naturales que pueda tener el niño o la niña, ya sea, cálculo, arte, cocine, entre otras, incrementará su autoestima y sentimientos de eficacia. Además de ayudar a los padres o cuidadores en centrarse en aspectos positivos de su hijo y mejorará la relación de ambos.

Por otro lado, si no conocemos las actividades que le agradan y en las que es bueno, lo recomendable es acompañarlo a descubrirlas.

Puesto que las personas que tienen un diagnóstico de TDAH suelen tener malos comportamientos, suele pasar que se pierdan de vista los aspectos positivos de los niños y en cambio nos centremos en sus puntos débiles. Si conocemos sus fortalezas cambia sustancialmente la mirada que se tiene sobre los pequeños.

6. Aplicar consecuencias positivas o negativas de forma inmediata

Frecuentemente los padres o cuidadores suelen intentar modificar una conducta de su hijo por medio de consecuencias positivas o negativas, pero dichas consecuencias las aplican temporalmente muy distantes a aquellos comportamientos que tuvieron. El niño, por su lado, puede olvidar o no entender a que se le está haciendo referencia.

7. Lo importante son los aprendizajes, no calificaciones

A un niño o niña con trastorno por déficit de atención e hiperactividad se le suele imponer cierta presión para la obtención de buenas calificaciones, debido a su dificultad de atención, impulsividad o ambas, el pequeño puede sentirse frustrado, generando no solo que no obtenga los resultados esperados, sino que tampoco aprenda.

En cambio, si replanteamos nuestras expectativas sobre el recorrido académico, seguramente provocará una disminución de la frustración que puede sentir el pequeño y potenciará el aprendizaje escolar.

8. Reducir el uso de etiquetas negativas

Este punto es de suma importancia para todas las personas que rodean el entorno del niño. Por una parte, los pequeños pueden ser calificados como perezosos, caprichosos, olvidadizos, malos, entre otros, entendiendo que los adultos significativos observan eso en él, afectando su autoestima y a su comportamiento posterior.

Por el lado de los adultos, llenar la comunicación con el niño de mensajes negativos solo consigue que el niño centre su atención en lo negativo.

Un ejemplo, en vez de afirmar que es un perezoso porque no organiza sus juguetes, es preferible remarcarle la solicitud nuevamente, omitiendo todo tipo de apreciaciones personales. En lo posible, si se realizan observaciones, es recomendable hacerlas sobre su conducta y no sobre él.

Niño con lápiz en la nariz

9. Planificar potenciales situaciones conflictivas

Si identificamos ciertas variables como desencadenantes de malos comportamientos, podemos tomar medidas para anticiparnos. Por ejemplo, si cuando van al supermercado, toca constantemente todos los productos y corre por el lugar, antes de salir de casa, se puede comentar de manera concreta y clara las conductas puntuales que se esperan de él, y además las consecuencias positivas si las cumple.

Para finalizar, cabe aclarar que estas recomendaciones no deben considerarse de forma absoluta, dado que depende de los contextos en los cuales se aplican. También, no son los únicos puntos a tener en cuenta a la hora de educar un niño con TDAH. Sin embargo, constituyen pautas generales de crianza que son de gran utilidad en estos casos.


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