¿Sabes en qué consiste la terapia narrativa?

Para la terapia narrativa el núcleo de la intervención radica en cómo las personas organizan los recuerdos del pasado. Si quieres saber más sobre este tema, ¡sigue leyendo!
¿Sabes en qué consiste la terapia narrativa?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 02 diciembre, 2023

Somos organismos narrativos. Las personas hacemos uso del lenguaje de manera constante: al comunicarnos, al pensar, al categorizar y al recordarnos a nosotros mismos en términos de pasado y de metas futuras. De esta manera, las conexiones causales entre diferentes sucesos son vitales para mantener la relación, tanto del discurso como de la propia identidad.

Para esta terapia, el «lenguaje» tiene un rol muy importante. Es el hilo que permite dar coherencia y sentido a los eventos que recordamos, a las experiencias que tuvimos y las emociones y las sensaciones que experimentamos y que construyen nuestro pasado. Es decir, son los elementos que nos configuran como organismos irrepetibles en el momento presente.

La terapia narrativa

Este enfoque utiliza la narración con el objetivo de reescribir la historia de vida de las personas, con base en las interpretaciones que ellas hacen. Para ello emplea diferentes puntos de vista y el recurso de la narración para la presentación de una historia literaria o teatral, entre otros.
En la terapia narrativa, los problemas se perciben como entidades separadas de los sujetos. Además, acepta que los individuos tienen habilidades, convicciones, valores y capacidades que les asistirán a la hora de reducir la influencia negativa de las dificultades.

¿Qué es la narrativa?

La palabra narrativa significa: eventos ligados en una secuencia, a través del tiempo y de acuerdo con un tema. Como humanos, interpretamos, le damos significado a las experiencias de la vida diaria. Buscamos la manera de explicar los sucesos y de darles un sentido.

Este significado es el que da forma a la historia. Todos tenemos cosas que decir acerca de nuestras vidas y relaciones. Almacenamos, por ejemplo, historias acerca de nosotros, sobre nuestras competencias, acciones, deseos, trabajo, éxitos y fracasos.

«Básicamente, la externalización de un problema consiste en la separación lingüística del problema de la identidad personal del paciente»
-Iván Castillo Ledo-

Cuando hablamos de narración, nos referimos, entonces, a una sucesión de eventos unidos por un hilo temporal, del cual elegimos los datos que encajan con la historia dominante. La información que no se ajusta a ella se ignora.

Por ejemplo, si yo tengo una historia dominante en la que soy buen conductor, cada vez que yo respeto las señales, le doy significado y ese significado refuerza mis conclusiones. El día que me multen, como no es coherente con mi historia dominante, queda oculto o minimizado, ya que no encaja con el significado global.

¿Cuáles son los principales objetivos de la terapia narrativa?

Pues bien, la terapia narrativa tiene como objetivo principal ofrecer a la persona el espacio para definir su propia vida según un modo narrativo adaptativo (que sea bueno para ella). Los objetivos secundarios serían los siguientes:

  • Incorporar nuevos elementos a la narrativa de las personas.
  • Lograr que la persona pueda construir un proyecto de futuro mejor.
  • Poder compartir estos nuevos significados con nuestro entorno, facilitando así una nueva dimensión relacional.
Niño leyendo un libro con la historia de relieve
El mundo es una red de historias aunadas en una secuencia temporal.


Las personas somos narradores de cuentos

Te parecerá curioso, pero todos somos narradores de cuentos. Cuentos que les contamos a los demás y que también nosotros nos contamos. Además, en ellos suele haber una buena parte de verdad, así como otra inventada.

Nacemos con un impulso narrativo. Así, socializamos y creamos el yo, y establecemos una memoria autobiográfica que nos da un significado. La narrativa personal es lo que explicamos (y nos explicamos) sobre nuestra propia vida. Somos nosotros los que creamos nuestro mundo y, por tanto, somos responsables de la lectura que hacemos de él.

Esto nos ofrece la oportunidad de marcar la primera diferencia entre el problema y la persona. De esta diferencia nace una gran oportunidad, la de valorar nuestros recursos y analizar el problema desde otra perspectiva.

La historia se presentará, entonces, mediante sucesos encadenados con la correspondiente interpretación que realizamos. De ahí, se establecerá una voz narrativa y un hilo argumental sobre el que se puede intervenir.

Asimismo, en la propia narrativa se decide qué consideramos y qué desechamos en nuestra historia. De esta manera, nuestra historia personal se verá influida por factores socioculturales, al igual que por otros más individuales, como puede ser nuestra genética.

El lenguaje es más importante de lo que se piensa

El lenguaje es el medio que utilizamos para crearnos (o re-crearnos) y presentarnos. También es útil para manejarnos en nuestro mundo interior de pensamientos y sentimientos. D ahí la importancia del análisis de este lenguaje.
Si constituimos nuestra realidad a partir de las explicaciones que nos damos acerca de la misma, esta narrativa definirá lo que se denominan «efectos de la historia dominante». Estos efectos son los que se derivan, por ejemplo, del tono o voz que tenga nuestra historia más global o general. Así, si la nuestra es una historia de abandono y pérdida, el efecto será la melancolía.

«Nuestra historia personal está influida por factores socioculturales, así como los propios educativos y personales»Nomen Martín-< p

La terapia narrativa: el arte de sanar a través de la palabra

La relevancia que se concede al lenguaje desde esta terapia es notable. Gracias a nuestras habilidades para hacer uso del universo lingüístico, además de edificar la propia realidad, brindamos un significado al entorno. El lenguaje es el vehículo que nos brinda la capacidad de ver, de comprender y de relacionarnos con todo lo que nos acontece.

Para la terapia narrativa, cuantos más vínculos causales se establezcan entre episodios, menor será la probabilidad de caer bajo las garras de la enfermedad mental. O sea, cuanto mayor sea el número de relatos, mayor será el abanico de estrategias de afrontamiento.

Por ejemplo, una conexión causal restrictiva podría ser: «Como en mi infancia, mis padres daban poco valor y crédito a todo lo que hacía y sentía, ahora no vale la pena confiar en nadie. Soy una mala persona». El objetivo de establecer conexiones alternativas es dar otras explicaciones a los hechos pasados de una manera más amable, más funcional y más adaptativa.

«El terapeuta, en conjunto con el paciente, crea nuevos relatos en los que las personas pueden advertir y aprovechar sus propias capacidades, competencias y recursos».
-Analía Verónica Losada-

Las conexiones causales: los hilos que entrelazan los episodios de nuestra vida

Para que nuestros recuerdos sean coherentes entre sí, en vez de fragmentados y desorganizados, aplicamos de manera inconsciente enlaces causales entre los sucesos que los constituyen. Por ejemplo, hay personas que recuerdan una infancia feliz porque sus padres fueron afectuosos con ellas; es decir, establecen «una causa» y «un efecto».

En este sentido, las «conexiones causales» son los elementos que nos permiten recordar el pasado, con el objetivo de organizar nuestro presente, para establecer metas que nos conduzcan a nuestro futuro. En terapia, se busca promoverlas. Una forma de hacerlo es invitar al paciente a que le ponga un nombre a su problema.

Producto de la intervención, las explicaciones que la persona construye o asume como verdaderas de los eventos que le sucedieron en el pasado, tienen el potencial de aumentar. En otras palabras, el número de conexiones incrementa, fruto de las verbalizaciones compartidas entre el terapeuta y el paciente.

De esta manera, la persona dispone de un mayor número de relatos y de conexiones que los vinculen. Sus recuerdos autobiográficos aumentan en detalle y riqueza y esto tiene el potencial de reestructurar determinadas creencias.

El proceso terapéutico de la terapia narrativa

La posición del terapeuta cambia de experto a acompañante, mientras que el consultante se transforma en coautor del proceso. Así lo señala White en su libro El enfoque narrativo en la experiencia de los terapeutas.

La idea del proceso terapéutico utilizando técnicas narrativas es básicamente poder encontrar una historia alternativa, una deconstrucción de la narrativa dominante, a favor de otra renovada y diferente.

La reflexión se pone a favor de esta nueva narrativa buscando lo que denominamos logros aislados, que son aquellos que nos dan la oportunidad de introducir nueva información y/o enfoque. Por tanto, nos dan la oportunidad de construir una nueva historia y/o identidad.

Libro con hojas en blanco y una hoja de un árbol entre ellas
El ejercicio terapéutico busca que el paciente encuentre otros modos de narrar su historia.

Esta técnica es al mismo tiempo muy simple y extremadamente complicada. Es simple en el sentido de que representa una separación lingüística del problema de la identidad personal del paciente. Lo complicado y difícil es la manera delicada como se logra. Es a través del cuidadoso uso del lenguaje en la conversación terapéutica que la curación de la persona se inicia y finalmente se logra.

Lo nuevo del abordaje narrativo es que provee una serie de preguntas que producen un efecto liberador para las personas. Seguir esta secuencia terapéutica es como construir un arco ladrillo a ladrillo. Si tratas de llegar al último paso sin haber puesto los primeros ladrillos, tu arco no se sostendrá.

Descripción técnica de la terapia narrativa

Damos por supuesto que nuestra vida es como es, pero siempre podemos replantearla de otro modo. En el fondo, cada persona puede reescribir su historia como desee. Existen tres dimensiones en torno a la matriz narrativa que posibilitan una narrativa coherente, compleja y múltiple:

  • Estructura narrativa: construcción de un significado de las propias experiencias mediante un proceso de conexión a través de los diferentes episodios narrativos de nuestras vidas. La estructura está constituida por:
    • Un inicio, que es el punto desde donde empezamos nuestra historia. Podemos tomar el ejemplo de un cliente que viene a la consulta por primera vez y señala que no sabe por dónde empezar. Una de las respuestas del terapeuta podría ser «desde el principio» o «desde donde te sea más fácil empezar a explicar tu historia» (este será el inicio).
    • Un desarrollo de la historia. Incluye aquellos acontecimientos concretos, las respuestas internas, los objetivos de los protagonistas, las acciones que se convierten, la causa y el efecto y, por último, el contexto.
    • Un final, que se considera al obtener unos determinados resultados y/o el cierre de la narrativa.
  • Proceso narrativo: tiene que ver con el modo en que explicamos nuestras vidas, es decir, qué tono le ponemos (por ejemplo, de compromiso dramático).
  • Contenido narrativo: se refiere a la diversidad y multiplicidad de la producción narrativa, los temas o tramas que contamos, cayendo a veces en el «disco rayado» o la rumiación de viejos temas sin resolver.
Hombre en un barco de papel
Cada persona construye su propia vida y la historia que le cuenta al mundo.

Ejercicios de técnica narrativa

Primeros pasos para cambiar nuestro diálogo interno:

El diálogo interno se interrumpe, como ha comenzado, por un acto de voluntad. Eres como te dices que eres, no obstante, podrías cambiarte si empiezas a hablarte diferente, a decirte que eres diferente. A continuación te presento una serie de ejercicios para trabajar con el diálogo interior, aquella voz que continuamente nos habla y traduce la realidad:

  • Conoce tu diálogo interno: dedica atención a la forma y el contenido de tu diálogo interno. Piensa si este es un diálogo destructivo o constructivo, intranquilo o sereno. En definitiva, negativo o positivo. Para cambiarlo, primero hay que conocer su contenido, los pensamientos más frecuentes que nos dedicamos.
  • Formula las preguntas correctas: analiza la situación que se presente cambiando las preguntas que uno/a se hace a sí mismo/a. Por ejemplo, en vez de preguntar «¿por qué me ha pasado esto a mí?», podemos preguntarnos «¿qué puedo aprender de esta situación?».
  • Cambia el enfoque: se puede cambiar la manera que tenemos de hablarnos. Puede ayudar empezar a hablarnos como habla una madre cariñosa a un hijo/a. Incorpora palabras afectuosas y amables a tu diálogo interno.

Herramientas personales narrativas

Existen múltiples recursos para poder explorar aspectos de nuestra narrativa, como son las metáforas, los cuentos o las cartas terapéuticas, entre otros. Vemos algunos de estos recursos.

Recursos para conocerse a uno mismo

  • Historias de vida: son relatos destinados a dar sentido o justificar una cierta visión de los acontecimientos.
  • Pequeño recorrido sobre uno mismo: se trata de imaginar y escribir una carta a una persona con la que hace tiempo no tenemos contacto.
  • Diez años después: se realiza una descripción de cómo te visualizas con diez años más, físicamente, internamente, en el trabajo, relaciones con personas y aficiones.
  • Preferencias: pensar y escribir cuáles son nuestras preferencias, para reafirmarnos y concedernos el placer de expresar la libertad con las propias elecciones.
  • Espacios: dividir una cuadrícula en los diferentes espacios que dedicar a las personas importantes de tu vida, los lugares más significativos, los acontecimientos más felices, las sensaciones más placenteras, los sueños más bonitos y los amores que te han hecho madurar y crecer.
  • Me acuerdo de…: se invita a la persona a acabar esta frase sin pensar demasiado en la respuesta. Se pueden utilizar tantas frases incompletas como queramos explorar y trabajar.
  • Amar el misterio: se trata de buscar en nuestro interior aquellas preguntas que no tienen respuesta.
Mano de una persona escribiendo sobre terapia narrativa

Metáforas y cuentos

Una metáfora es una forma lingüística que hace una comparación implícita entre dos entidades diferentes, un recurso dramático que captura la atención y provee un marco alterado a través del cual el cliente puede considerar una experiencia nueva.

Se habla de tres tipos de metáforas a utilizar en el proceso terapéutico:

  • Las que hacen referencia a experiencias personales del terapeuta.
  • Aquellas que hacen referencia a verdades obvias.
  • Historias adaptadas a las circunstancias de la persona.


Las metáforas terapéuticas pueden utilizarse para formular una opinión, sugerir soluciones, acceso y utilización de recursos, conocimiento personal, sembrar ideas específicas, etc.

Por otro lado, los cuentos son expresiones de verdades filosóficas esenciales, explicaciones de la naturaleza o relatos de sueños. Los cuentos son terapéuticos debido a que la persona tiene la posibilidad de encontrar su propia solución a través del propio re-escribir de la historia y de los conflictos que aparezcan en ella.

El cuento no se refiere al mundo exterior, aunque puede ser lo suficientemente realista y tener rasgos cotidianos entretejidos en él. La naturaleza irreal de esos cuentos es un recurso importante, pues hace obvio que el interés de los cuentos no es la información útil sobre el mundo externo, sino los procesos internos que ocurren en el individuo

Consideraciones finales

Al contar a extraños nuestras historias personales nos libramos de ellas y las convertimos en pasado. Esto nos permite comenzar a diseñar un futuro a nuestro gusto, documentando esos cuentos para que no se pierdan en el olvido.

Gracias a la terapia narrativa, ahora podemos entender el poder que tiene la manera en la que contamos lo que nos ocurre. Las historias nos configuran, nos dan un identidad que buscamos preservar a toda costa. Somos lo que narramos.

Te invitamos a examinar el modo en que hablas de lo que te sucede, de lo que eres y de lo que significa el mundo para ti. Ahí está la clave para comprender tus experiencias y sentimientos.


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