Salud cognitiva: pensar bien para ser feliz

Es posible aprender a pensar de otro modo para sentirse bien. Estas claves te ayudarán a cuidar tu salud cognitiva.
Salud cognitiva: pensar bien para ser feliz
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 24 julio, 2021

Pensar bien para sentirte mejor. Aumentar el control sobre tus pensamientos para procesar la realidad con más serenidad. Desactivar ideas irracionales para no caer en las trampas de la mente… La salud cognitiva es esto y mucho más. Se trata de practicar un autocuidado psicológico para convertirte en un cuidadoso jardinero de todo aquello que acontece en tu interior.

La psicología cognitiva lleva décadas enseñándonos cómo cada acontecimiento que sucede en el cerebro afecta a la calidad de vida. Percepción, memoria, atención, pensamientos, reflexión, lenguaje, resolución de problemas… Todos esos eventos median de manera directa en cómo nos sentimos y manejamos nuestra compleja cotidianidad.

Nunca está de más habilitarnos en este aprendizaje cognitivo para potenciar nuestro bienestar, autocontrol y capacidad de logro. Comprender cómo pensamos revierte de manera directa en cualquier aspecto de nuestra existencia.

“El mundo tiene cada vez menos coherencia. Es nuestra mente quien le da sentido, de ahí la importancia de cuidar de nuestros pensamientos”.

-Daniel Kahneman-

Mujer con una luz en la mente y los ojos cerrados pensando en su pensando en su salud cognitiva

Pensar de manera saludable, nuestra cuenta pendiente

Seguro que en algún momento has caído en la tentación de pensar en tu yo futuro afrontando su peor destino a partir de un punto de partida determinado. Un examen, una prueba médica, un problema en el trabajo, una discusión con tu pareja ¡Todo va a salir mal, todo es un desastre! -te dices-. De pronto, te ves construyendo un castillo de pensamientos fatalistas que alimentan aún más el malestar. ¿Por qué lo haces? ¿Por qué el cerebro tiene esta tendencia a pensar siempre lo peor?

Las raíces neurológicas de la negatividad existen y cumplen un fin lógico: centrarnos en las amenazas para poder reaccionar ante ellas. A nuestro cerebro no le preocupa que seamos felices, solo quiere que sobrevivamos. Esto explica por qué nos cuesta tanto sentirnos bien, disfrutar de un enfoque más constructivo, esperanzador y hasta positivo.

Ahora bien, ¿significa esto que estamos condenados al ostracismo de la infelicidad? En absoluto. Tal y como nos explica el psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, aprender a pensar mejor y desactivar nuestros patrones mentales irracionales es posible. Su libro Pensar rápido, pensar despacio es un claro ejemplo de muchos de los pilares de la salud cognitiva.

Definición de salud cognitiva

La salud cognitiva es la capacidad de pensar, razonar, reflexionar, recordar y tomar decisiones de manera saludable para que reviertan en nuestro bienestar. Es bueno que todas estas funciones superiores trabajen en armonía para favorecer el equilibrio, la felicidad y la adaptación a cada evento que nos traiga la vida.

De este modo, trabajos de investigación, como los llevados a cabo en la Escuela de Medicina Mount Sinai, nos señalan algo muy relevante al respecto. Hoy sabemos que el entramado que forman las creencias, las actitudes y los pensamientos juegan un papel muy importante a la hora de recuperarnos de una enfermedad. Lo que no se cuenta muchas veces es que se crean grupos de apoyo para aumentar las posibilidades de éxito de una intervención o tratamiento médico, además de por supuesto para que se sientan mejor.

¿Cómo puedo cuidar de mi salud cognitiva?

Un hecho que cada vez tenemos más claro sobre el cerebro es que su plasticidad, es decir la capacidad que tiene la estructura cerebral para modificarse y variar con el aprendizaje, es inmensa. Podemos promover nuestra salud cognitiva aprendiendo a pensar de otro modo, sustituyendo unos pensamientos por otros, siendo conscientes también, de esos esquemas que alimentan el malestar.

Estas son unas sencillas claves para empezar a lograrlo.

Los sesgos cognitivos, promotores del sufrimiento constante

Un sesgo cognitivo es un atajo, un juicio inexacto por el que interpretamos la realidad. Son errores inconscientes de razonamiento que distorsionan nuestra visión del mundo. Ejemplo de ello podría ser pensar que solo porque alguien es atractivo, todas sus virtudes humanas será nobles e igualmente hermosas.

Sesgos son también generalizar, pensar de manera dicotómica (las cosas son buenas o malas), asumir que solo nosotros llevamos la razón y que los demás se equivocan o que nosotros no albergamos ningún prejuicio, que procesamos la realidad de manera veraz, sin filtro ni distorsión alguna.

Para cuidar de nuestra salud cognitiva es esencial que tomemos consciencia de que nuestra mente piensa y razona a base de este tipo de heurísticos.

Una mente atenta al entorno, sensible a la vez a las necesidades internas

Enfoque externo y autocuidado interno. Ser sensible a lo que acontece en nuestro interior, pero mantener a la vez el enfoque también en el exterior.

Todo ello parece complicado, es cierto, pero para promover y potenciar nuestra salud cognitiva es necesario realizar constantes viajes constantes de dentro a fuera. Esto significa tener que poner en práctica varias competencias:

  • Debemos aprender a desarrollar nuestro enfoque, es decir, a orientar la atención hacia lo que es verdaderamente importante. Hay que educar la mirada y la mente hacia las prioridades.
  • Asimismo, es necesario poner en práctica actividades de autocuidado. ¿Qué significa esto? Implica tomar contacto con todo aquello que acontece en nuestro jardín mental (¿qué me preocupa, por qué tengo este pensamiento, por qué no busco una solución a este problema?).

Salud cognitiva implica también convertirnos en submarinistas de nuestras necesidades profundas y a su vez astronautas en ese mundo externo que nos rodea y que también nos afecta.

mujer con árbol en la mente pensando en su salud cognitiva

Salud cognitiva es pensar despacio y de manera consciente

Volvemos una vez más a las acertadas aportaciones del psicólogo y Premio Nobel Daniel Kahneman. Algo que nos señala en sus trabajos es que las personas nos hemos habituado a pensar de manera rápida, automática, intuitiva e inconsciente. Lo hacemos así porque la vida transcurre a gran velocidad y estamos obligados a responder al instante.

Esto provoca que vivamos en piloto automático, sin tener apenas control de nada y elevando el riesgo de que la ansiedad y la preocupación irracional tomen los mandos de nuestra existencia. Es como ir de copiloto en un coche cuyo conductor nos lleva por donde quiere a toda velocidad. No es lo adecuado.

Si de verdad deseamos mejorar nuestra salud cognitiva, debemos empezar a bajar el ritmo. Tomemos el control de cada pensamiento dándonos calma, siendo más reflexivos y evitando actuar por simple impulso. Pensar de manera meditada nos ayuda a tener mayores perspectivas de la realidad para ser más selectos y cuidadosos.

Esto nos permitirá regular el estrés y contar con una mente más preparada para tomar decisiones y dar forma así, a la vida que deseamos y merecemos. Empecemos hoy mismo.


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  • Kahneman, Daniel (2021) Pensar rápido, pensar despacio. Madrid: Debate
  • Montgomery GH. Cognitive factors in health psychology and behavioral medicine. J Clin Psychol. 2004 Apr;60(4):405-13. doi: 10.1002/jclp.10254. PMID: 15022270.
  • Thorpe, G.L., Sigmon, S.T. Cognitive Aspects of Health Psychology: Recent Developments. J Rat-Emo Cognitive-Behav Ther 28, 1–3 (2010). https://doi.org/10.1007/s10942-010-0107-z

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