Síndrome de Capgras: confundir a seres queridos con impostores

Síndrome de Capgras: confundir a seres queridos con impostores
Francisco Pérez

Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Pérez.

Última actualización: 22 diciembre, 2023

La capacidad para reconocer las caras de los individuos y discriminar entre rostros diferentes está presente desde el nacimiento y se desarrolla durante los primeros años de vida. Pero ¿qué ocurriría si alguna vez te dieras cuenta de que no eres capaz de reconocer a algún familiar próximo? ¿Qué sucedería si pensaras que ha sido suplantado por un impostor?

Esta sensación tan extraña es la que experimentan las personas que padecen el síndrome de Capgras. Creen que sus seres queridos han sido sustituidos por impostores que se hacen pasar por ellos. 

Ahora bien, antes de profundizar en este síndrome, es necesario que hagamos un recorrido por varios conceptos como la prosopagnosia y los delirios para comprenderlos y aprender a diferenciarlos.

La prosopagnosia y los delirios

Ya en 1891, Sigmund Freud acuñó el término agnosia, para definir la incapacidad de captar el significado de diversos estímulos sensoriales. Así, la prosopagnosia es una palabra que deriva de la unión de los términos griegos “prósopon”, que significa cara, y “gnosis”, que significa reconocimiento.

Como podéis imaginar, en la prosopagnosia existe una dificultad para reconocer caras familiares. Esto ocurre como consecuencia de lesiones cerebrales, concretamente en regiones parietales o parieto-occipitales.

Por otra parte, un delirio está conformado por ideas (llamadas delirantes) que son transformaciones fantásticas de la realidad, creencias falsas basadas en una interpretación errónea de la realidad por parte del sujeto.

Existen cinco modalidades de vivencias delirantes: la percepción delirante, la interpretación delirante, el juicio delirante, la fantasía delirante y la inspiración delirante.

Hecha esta introducción, debemos decir que los síndromes de falsa identificación delirantes han sido considerados como una curiosidad hasta fechas recientes, en las que ha tomado más relevancia.

Niña tras máscara felina para representar el síndrome de Capgras

Síndromes de falsa identificación

En los síndromes de falsa identificación la percepción se registra adecuadamente, siendo errónea la interpretación de esa percepción. Es decir, lo que ve el sujeto es real pero lo que interpreta no lo es.
Existen cuatro variantes de síndrome de falsa identificación delirante:

  • Síndrome de Capgras: el sujeto percibe falsamente que alguien de su entorno como un pariente cercano o un amigo, ha sido sustituido por un doble, pero este no es del todo exacto.
  • Síndrome de Fregoli: la persona afectada cree que uno o más individuos han alterado su apariencia para asemejarse a personas familiares con el objetivo de perseguirlo o defraudarlo.
  • Intermetamorfosis: el paciente cree que las personas de su entorno han intercambiado sus identidades.
  • El síndrome de dobles subjetivo: el sujeto está convencido de que existen dobles exactos a él.

¿Cuál de estos síndromes de falsa identificación es más común? El síndrome de Capgras es el más común de los delirios de falsa identificación. Se ha llegado a reportar que ocurre en un 5% de los pacientes psicóticos.

Síndrome de Capgras

El síndrome de Capgras fue descrito en 1923 por Jean Marie Capgras y J. Reboul-Lachaux. Una paciente de 53 años con una psicosis crónica tenía la convicción delirante de que su esposo e hijo habían sido suplantados con el fin de perjudicarla.

También llamado delirio de Sosias, el síndrome de Capgras es un trastorno psiquiátrico que consiste en la no identificación de personas familiares, como apuntábamos anteriormente. La persona afectada cree que las personas reales han sido reemplazadas por un doble, un impostor casi idéntico.
En el síndrome de Capgras existe un reconocimiento sin sensación de familiaridad. Es típico de este síndrome que el cónyuge o el hijo de la persona que lo padece induzca un reconocimiento parcial (“se parece a…”) pero insuficiente para estar convencido de su identidad real.

El sujeto doble, o impostor, adquiere para el paciente los mismos rasgos físicos que la persona “original”. Sin embargo, su mente o su personalidad no pertenecen a ella, sino a un impostor.
El delirio del paciente que padece síndrome de Capgras lo lleva a imaginar que el impostor actúa de la misma manera que el sujeto original, creándole confusiones y poniéndolo en evidencia frente al resto.

Mujer con un delirio de persecución

¿Cuál es la causa del síndrome de Capgras?

El síndrome de Capgras ha sido relacionado con múltiples patologías, generalmente esquizofrenia, déficit de vitamina B12, hipertiroidismo, diabetes mellitus, intoxicaciones, demencias, etc.

Entre las teorías explicativas de los delirios se han propuesto distintos síndromes de desconexión entre las diversas estructuras cerebrales implicadas, así como otras explicaciones sobre la lateralización y la localización de las disfunciones que originan el delirio.

Para establecer el diagnóstico de síndrome de Capgras es necesario que no exista compromiso de conciencia ni una demencia severa, ya que en esas condiciones los errores en el reconocimiento son frecuentes y variables.

¿Tiene tratamiento?

Este extraño síndrome es de difícil tratamiento. Se han aplicado medicamentos antipsicóticos, antidepresivos, terapias cognitivas y de conducta con cierto éxito, pero nada asegura una cura.

En la terapia psicológica se utiliza principalmente la reestructuración cognitiva junto a intervenciones con la familia, debido al costo emocional que supone el síndrome.

El síndrome de Capgras constituye un proceso complejo, que no se limita a un simple problema de procesamiento facial. Es una disfunción múltiple basada en procesos cognitivos relacionados con la familiaridad e implicados en la interpretación de percepciones anómalas y en la formación de creencias.

Bibliografía

Kaplan, H. I., Sadock, B. J. Sinopsis de psiquiatría. 8ª edición. Madrid: Panamericana – Williams &Wilkins, 1999.
Junqué, J. Barroso, J.. Neuropsicología. Madrid: Ed. Síntesis Psicología; 1999.


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