Síndrome de pies ardientes: ¿qué es y a qué se debe?

¿Sientes un molesto hormigueo en los pies por las noches? Si además de esto experimentas ardor, tal vez padezcas el síndrome de Grierson-Gopalan. Te lo detallamos.
Síndrome de pies ardientes: ¿qué es y a qué se debe?
Mariel Mendoza

Revisado y aprobado por la médica Mariel Mendoza.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 20 abril, 2023

El síndrome de pies ardientes o de Grierson-Gopalan es una tortura nocturna. Pinchazos que llegan hasta los tobillos, hormigueo y hasta ardor como si estuviéramos caminando por una superficie al rojo vivo. Esta alteración puede llegar a ser desesperante para quien la sufre día tras día.

Si bien puede ser confundido por otras afecciones, como el síndrome de las piernas inquietas, ya que también aparece durante la noche y limita bastante la calidad de vida, son pequeños matices que hacen del síndrome de pies calientes una realidad particular.

Sigue leyendo para descubrir más detalles sobre este tipo de alteración.

Síndrome de pies ardientes: síntomas, causas y tratamiento

El síndrome de pies ardientes puede aparecer de manera episódica. Es decir, habrá épocas en que esta molestia sea más intensa y otras en que, sencillamente, desaparezca. A pesar de ello, existe una gran variabilidad en la sintomatología, porque aunque nos sorprenda, son muchas las causas que pueden originarlo.

Así, es importante señalar que esta condición rara vez aparece sola. Por lo general, cursa con otros problemas como alteraciones en la tiroides, dolores articulares, debilidad general. No obstante, es común acudir al médico por este problema dada su molestia y el impacto que genera en el descanso nocturno.

¿Cuáles son los síntomas?

Según la Revista internacional de informes de casos de AYUSH, el principal síntoma es la quemazón y la sensación de pesadez que asciende desde la planta de los pies hasta las pantorrillas. Incluso, debido al incremento de temperatura, la persona experimenta sensación de calor general. Mucha gente se ve obligada incluso a sumergirlos en agua fría para encontrar descanso.

A causa de lo anterior, el síndrome de los pies ardientes cursa también con enrojecimiento de la piel, bien en la planta, en el talón o en toda la extremidad inferior.

Aparece a su vez la clásica sensación de hormigueo. En ocasiones, la persona puede sentir pinchazos intensos y repentinos, algo que irrumpe de manera brusca e inesperada el sueño por las noches.



¿Cuáles son las causas del síndrome de los pies ardientes?

En gran parte de los casos, el origen de este síndrome está en una neuropatía, es decir, se debe a una alteración de unas pequeñas fibras nerviosas. Como consecuencia, actúan enviando señales de dolor a los pies. Es una condición que viene y va y que afecta en mayor grado a ancianos, mujeres y ciclistas.

Entre otras causas también se puede encontrar las siguientes:

  • Déficit en la vitamina B12. La carencia de este elemento puede derivar en problemas en el sistema nervioso. Los primeros síntomas son la sensación de hormigueo y ardor en los brazos y piernas.
  • Factor hereditario. Según un estudio realizado por el departamento de Neurología de la Universidad de Münster (Alemania), se sabe que el síndrome de los pies ardientes es un rasgo autosómico, es decir, se hereda. Si alguien en nuestra familia lo padece, también nosotros corremos el riesgo de sufrirlo.
  • La metatarsalgia o la compresión de los nervios metatarsianos de los pies es otra causa. En este caso, es una alteración común en los ciclistas.
  • Alteraciones en la tiroides. El síndrome de pies ardientes suele ser un síntoma habitual en personas con hipotiroidismo.
  • Deficiencia en la absorción nutricional. En el caso de que la persona sufra algún problema intestinal o que padezca alcoholismo, hará que aparezca esta condición.
  • Diabetes mellitus. Tanto la diabetes tipo 1 y tipo 2 puede afectar a los nervios periféricos del cuerpo y en concreto a los de los pies y las piernas. El origen estaría en el nivel elevado de glucosa y en cómo esta altera tanto la transmisión de señales entre los nervios como la resistencia de los vasos sanguíneos.
  • Eritromelalgia. Consiste en una dilatación de las arterias pequeñas de los pies, lo que causas dolor y un aumento de la temperatura de la piel.
  • Síndrome de Gitelman. Esta patología está asociada a bajos niveles de magnesio y potasio, y en algunos pacientes se manifiesta con aumento de la temperatura en algunas zonas del cuerpo como los pies.
  • También se ha asociado con otras patologías como: la artritis reumatoide, la enfermedad arterial periférica, traumatismos o en pacientes en hemodiálisis.

¿Cómo se diagnostica?

Tal y como podemos ver, el síndrome de los pies ardientes puede tener varios desencadenantes. Es por ello que se vuelve primordial diagnosticarlo para rastrear el origen y así poder dar con el tratamiento más adecuado. De esta manera, se procede a realizar las siguientes pruebas diagnósticas.

  • Exploración física. El médico procederá a explorar el área afectada para averiguar si hay hinchazón, algún problema articular, algún tipo de reacción alérgica, etc.
  • Un análisis de sangre. Necesario para medir el nivel de glucosa, posibles déficits en la vitamina B12, problemas con la tiroides, etc.
  • Se pueden solicitar también pruebas de función nerviosa, como una electromiografía. Con ella se mide la actividad eléctrica de nuestros músculos.
  • Si se sospecha que el síndrome de pies ardientes está relacionado con una malabsorción de nutrientes, se deben realizar pruebas como: una endoscopia o una ecografía abdominal, además de análisis de sangre y de heces.


¿Qué tratamientos existen?

La intervención asociada al síndrome de pies ardientes dependerá siempre del desencadenante que medie en esta condición médica. Ahora bien, existen unas pautas básicas que pueden ser de utilidad en buena parte de los casos a la hora de buscar un tratamiento. A continuación se describen varias:

  • Enfoque farmacológico. La gabapentina es uno de los recursos más efectivos al actuar sobre el dolor neuropático. Asimismo, también pueden usarse antiinflamatorios.
  • Recibir suplementos vitamínicos es otra estrategia acertada en muchos casos. La vitamina B12 suele dar buenos resultados.
  • Baños de agua fría. Sumergir los pies en agua fría durante 10 o 15 minutos puede ser relajante antes de ir a la cama.
  • Antinflamatorios o infiltraciones locales con corticoides. Por lo general, son recetados cuando la causas es una inflamación del nervio que causas compresión.
  • Calzado. Se recomienda a los afectados utilizar zapatos abiertos y cómodos, además de calcetines de algodón para evitar el malestar.

Un síndrome común, pero poco estudiado

A pesar de que es un malestar muy común entre las personas, no hay gran cantidad de investigaciones recientes que estudien a profundidad este síndrome. Es importante que en todos los casos se busque siempre un adecuado diagnóstico médico, puesto que esta afección puede ser solo la punta de un iceberg que tengamos que atender con urgencia.

Antes de recurrir algunos de los tratamientos antes mencionados, aunque sea el más inocente (como el de usar calzado adecuado), consultemos siempre al médico.


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