Síndrome serotoninérgico: síntomas y tratamiento

Síndrome serotoninérgico: síntomas y tratamiento
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 febrero, 2024

El síndrome serotoninérgico es una condición clínica asociada a una reacción adversa a los antidepresivos. Más allá de lo que podamos pensar, los estudios dicen que ha aumentado la incidencia como consecuencia de un incremento en el consumo de estos fármacos. Suele cursar con pérdida de la coordinación, fiebre, taquicardia, convulsiones, dificultades respiratorias… En los casos más graves puede llegar a causar incluso la muerte.

Para quien no haya oído nunca este término vale la pena tenerlo presente y conocer su sintomatología. Así, y por término medio, son muchos los que opinan que el síndrome serotoninérgico se debe en exclusiva a un mal uso de los antidepresivos. En concreto, a uno abuso de los mismos. Bien, cabe decir que esta respuesta adversa no tiene siempre como origen este hecho. Es más, en la mayoría de los casos no siempre se tiene claros los desencadenantes.

El síndrome serotoninérgico es una emergencia médica poco conocida pero que aumenta año tras año debido al mayor consumo de medicamentos proserotoninérgicos.

Como ya sabemos, cada persona, cada organismo reacciona de un modo ante un agente químico y una medicación. En ocasiones, el fármaco, en lugar de metabolizarse se acumula, produciendo poco a poco un exceso de estimulación sobre ciertos receptores. Esta irregularidad farmacológica puede darse en cualquier paciente, sin importar su edad o condición médica.

En gran parte de los casos, el síndrome serotoninérgico (SS) suele ser leve. Los efectos no duran más de un día y son fácilmente tratables. No obstante, una pequeña parte de las personas que llevan a cabo un tratamiento médico con antidepresivos sufre la reacción más adversa y peligrosa.

El síndrome serotoninérgico y los antidepresivos

Los antidepresivos tienen un mecanismo de acción muy concreto; básicamente, lo que hacen es “inhibir” la recaptación de serotonina. Gracias a ellos, podemos tener un mayor nivel de este neurotransmisor en nuestro organismo, y no solo en el cerebro. Es importante recordar que la serotonina se produce sobre todo en nuestro intestino delgado. Así, y gracias a esta sustancia química se regula nuestro estado de ánimo, el apetito, la comunicación entre neuronas, etc.

Por otro lado, conviene tener en cuenta también que los antidepresivos no se administran solo para tratar la depresión. Son efectivos a su vez en los trastornos de angustia, en la ansiedad generalizada, el estrés postraumático, la bulimia, el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno diaforético premenstrual, etc.

En la actualidad, los antidepresivos más recetados por su efectividad son los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Son ellos, junto con medicamentos neurológicos para tratar la enfermedad de Parkinson o las cefaleas más intensas, los que más se asocian al síndrome serotoninérgico.

Síntomas del síndrome serotoninérgico

El síndrome serotoninérgico cursa con una tríada sintomatológica que puede ir de menor a mayor gravedad: disfunción autonómica, excitación neuromuscular y alteración del estado mental. Estos efectos se hacen evidentes cuando hay un nivel demasiado elevado de serotonina en nuestro organismo. Si esto ocurre, se estimulan una serie de receptores muy concretos: el 5-HT1A y el 5-HT2A.

Estos receptores inducen una cascada de efectos bioquímicos celulares muy amplios, los cuales, poco a poco, darán paso a una serie de alteraciones y eventos físico-orgánicos y mentales determinados. Son los siguientes:

  • Taquicardia.
  • Fiebre.
  • Náuseas y vómitos.
  • Diarrea.
  • Alteraciones intestinales.
  • Temblores musculares.
  • Confusión y ansiedad.

En los casos más graves este estado puede llegar al coma. Aparecen las complicaciones respiratorias, rigidez muscular, una hipertemia severa y la pérdida de la conciencia.

¿Por qué ocurre y cómo se trata el síndrome serotoninérgico?

Tal y como hemos señalado al inicio, no siempre están claros los desencadenantes del síndrome serotoninérgico. Sin embargo, hay unos factores de riesgo que vale la pena tener presentes.

  • Las personas con mayor riesgo de sufrir el síndrome serotoninérgico son aquellos pacientes con enfermedades crónicas, en especial las cardiovasculares.
  • Otro hecho común son las reacciones alérgicas. Hay personas que, al empezar por primera vez un tratamiento con fármacos serotoninérgicos, experimentan una respuesta inesperada. Por ello, siempre es recomendable empezar con dosis bajas y hacer un seguimiento de las posibles reacciones del paciente.
  • Asimismo, tomar otros fármacos para tratar diversas enfermedades o problemas puntuales aumenta el riesgo de que estos interactúen con los antidepresivos. De ahí, la importancia de contar siempre con una adecuada supervisión médica en cada medicamento que tomamos.

Tratamiento para el síndrome serotoninérgico

Cuando una persona llega a un centro médico con los síntomas evidentes de un síndrome serotoninérgico, lo primero será determinar la gravedad. Por lo general, los síntomas desaparecen a las 24 horas. Se suspende la administración del fármaco y se valora la administración de otro tipo de terapia.

En caso de que los síntomas sean de mayor gravedad, se procede al ingreso. La administración de líquidos intravenosos y una atención constante para evitar el enfriamiento y la hipertermia, suele ser lo más común. Ahora bien, en caso de que la toxicidad serotoninérgica sea grave, el tratamiento ya es mucho más complejo y se basará ante todo en mantener las constantes vitales del paciente y garantizar su supervivencia.

No obstante, tal y como hemos señalado, lo más común es que los efectos adversos a los antidepresivos sean casi siempre leves. Son avisos puntuales, reacciones de nuestro organismo para advertirnos de la necesidad de bajar la dosis o probar con otro medicamento. Tengamos por tanto presentes sus síntomas y no dudemos en consultar con los profesionales ante cualquier duda o preocupación.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.