Los súper pronosticadores, ¿cómo lo hacen?
Por norma, nos gusta la información que nos permite hacernos una idea más ajustada de lo que ocurrirá en el futuro. Así, podemos tomar como una recompensa o refuerzo aquello que reduce la incertidumbre. Para hacerlo, algunos acuden a su sentido común, otros al horóscopo y muchos más simplemente esperan y confían. Al otro lado están los súper pronosticadores, un grupo de pensadores que sorprenden por su capacidad para visualizar el futuro.
Los súper pronosticadores no son adivinos ni tienen poderes excepcionales. Se trata de personas comunes y corrientes que han encontrado la forma de adentrarse en diferentes fenómenos, conocerlos a fondo y establecer lo que sucederá con ellos en el futuro. ¿Cómo lo hacen?
Esa fue la pregunta que se planteó Philip Tetlock, un psicólogo canadiense, en 1987. Por aquel entonces parecía que la guerra nuclear iba a estallar en cualquier momento. Por eso, Tetlock se dedicó a recolectar las proyecciones que hacían los expertos y mucho tiempo después descubrió que habían fallado. En cambio, muchos otros sujetos anónimos sí habían sido capaces de prever lo que ocurriría: los súper pronosticadores. Veamos de qué va todo esto.
“Para los super-pronosticadores, las creencias son hipótesis que deben ser probadas, no tesoros que deben ser guardados”.
-Philip Tetlock-
Un seguimiento revelador
En 1987, Phillip Tetlock inició la nada fácil tarea de recopilar las proyecciones de 300 expertos. Estos eran, en general, gente que salía en la televisión o que escribía para prestigiosas publicaciones. Intelectuales de aquellos que todo el mundo consulta cuando hay dudas sobre determinado asunto.
Al final, y pensando que estaba al frente de varios súper pronosticadores, Tetlock logró recoger la nada despreciable cifra de 27 500 proyecciones. Luego, hizo lo más difícil: esperar. Dejó que pasaran 18 largos años y durante ese lapso fue contrastando las previsiones de los expertos con la cruda realidad.
Encontró lo temido, y a la vez esperado: los aciertos eran pocos y débiles, mientras que los desaciertos eran la nota común. Lo más llamativo es que cuanto más afamados y connotados eran los pronosticadores, menos eran sus aciertos. ¿Significaba esto que nadie podía prever los acontecimientos con suficiente grado de validez?
El caballero repite
Para 2011, Tetlock estaba listo para realizar un experimento más ambicioso. Esta vez reunió a un total de 20 000 analistas. A algunos les dio información sobre los métodos disponibles para hacer proyecciones. A otros los entrenó en cálculo de probabilidades. Mientras unos debían trabajar solos, otros tenían que hacerlo en grupo.
A todos ellos les formularon preguntas sobre acontecimientos geopolíticos de interés. Por ejemplo, una posible incursión armada en Irak o el futuro económico de Grecia. El trabajo en conjunto se bautizó como Good Judgment Project.
El investigador comprobó que las capacitaciones y entrenamientos habían logrado que muchos mejoraran sus predicciones. Así mismo, el trabajo en equipo daba muchos mejores resultados que el individual. Sin embargo, se mantuvo la constante: los grandes expertos no lograban prever los hechos con suficiencia.
De todos modos, esta vez aparecieron individuos a los que se les catalogó como súper pronosticadores. Tanto Tetlock como otros estudiosos se plantearon entonces una pregunta: ¿cómo lo hacen? La respuesta que se ha dado hasta el momento tiene que ver con el tipo de pensamiento que emplean.
Los viejos zorros
El filósofo Isaiah Berlín escribió un ensayo en el siglo XIX en el que dividía a los intelectuales en dos grupos: los erizos y los zorros. Los primeros veían el mundo a través de una teoría o una doctrina; era el caso de Platón, Marx y Hegel entre otros. Los zorros, en cambio, son eclécticos y les gusta ubicarse en diferentes perspectivas para analizar un fenómeno. Era el caso de Shakespeare, Aristóteles y Balzac, entre otros.
Todo mostraba que los súper pronosticadores eran zorros netos. No apostaban a una sola carta, sino que les gustaba acudir a múltiples modelos para ver el fenómeno desde diferentes ángulos. Eran escépticos, cautos y escrupulosos en sus afirmaciones. Por lo mismo, no eran famosos. Esta gente no es adepta al show.
¿Qué tenían en común los súper pronosticadores? Algunos aspectos como estos:
- Manejaban bien el tema de estadísticas y probabilidades.
- Tenían gran capacidad reflexiva. Esto es: analizaban sus propios análisis y tardaban un poco más en sacar conclusiones.
- Súper revisadores. Los súper pronosticadores revisan una y otra vez lo que ellos mismos plantean, en busca de algún error.
- Grandes investigadores. Los súper pronosticadores se sumergen de lleno en el tema que los ocupa. Investigan a fondo como paso previo a todo su trabajo.
- Saben desaprender. No se casan con teorías, doctrinas o conclusiones. Saben identificar novedades que cambian el panorama. También logran despegarse de los modelos que no muestran eficiencia.
Es claro, entonces, que los súper pronosticadores son personas que hacen un uso intensivo e integral de sus capacidades intelectuales. También son gente muy metódica. A ese grupo pertenecía Roger Babson, el intelectual que anunció el crack de 1929 en Estados Unidos en contra de lo que decían los grandes economistas de su época.
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- Tetlock, P. E. (2003). Thinking the unthinkable: Sacred values and taboo cognitions. Trends in cognitive sciences, 7(7), 320-324.