Taquicardia por ansiedad: el corazón acelerado

¿Estoy sufriendo un infarto? Las personas con ansiedad pueden experimentar la aceleración súbita del corazón acompañada de una sensación de angustia. Las taquicardias son un síntoma típico de esta condición pero ¿a qué se deben y qué podemos hacer?
Taquicardia por ansiedad: el corazón acelerado
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 12 mayo, 2022

Palpitaciones, ahogo, sensación de que el corazón se acelera de manera intensa y sin causa concreta… Una buena parte de la población ha experimentado en algún momento la taquicardia por ansiedad. Es una situación de elevada angustia en la que es muy común llegar a pensar que se está sufriendo un infarto cardíaco.

Cabe señalar que en las salas de urgencias hospitalarias son frecuentes este tipo de casos y que la ansiedad tiene cuadros clínicos con una sintomatología tan compleja como diversa. De hecho, cada vez hay más investigaciones que describen el vínculo entre la ansiedad y ese estado de activación que cursa con una frecuencia cardíaca que supera los 100 latidos por minuto.

No obstante, y a pesar del impacto que nos pueda causar, este tipo de condiciones no son graves. Son poco más de 10 minutos de incomodidad y sensación de alerta que rara vez llegan a más. A pesar de ello, siempre es importante considerar dos aspectos.

El primero, descartar otras afecciones o enfermedades subyacentes. El segundo, aprender a manejar las épocas y los problemas estresantes para no derivar en estados crónicos de ansiedad que, a la larga, pueden pasarnos factura.

Persona guardando un corazón en el bolsillo representando las taquicardia por ansiedad

Taquicardia por ansiedad: causas, características y estrategias

¿Cuál es la causa de la taquicardia por ansiedad? La respuesta es evidente: la propia agitación emocional. Si nos preguntamos ahora qué desatinado motivo es el que orquesta el demonio de los trastornos de ansiedad cabe señalar que no hay una respuesta única. A veces, se entremezclan un caleidoscopio de causas: factores genéticos, la forma de filtrar y procesar la realidad desde la adolescencia, la autoexigencia, el estilo de vida…

Desencadenantes hay muchos y formas en las que se vive esta condición psicológica, infinitas. Hay ansiedad adaptativa y desadaptativa, tenemos ansiedad originada por hechos concretos como hablar en publico y ansiedad crónica, esa que queda integrada en el trastorno de ansiedad generalizada. Sea como sea, hay además una evidencia: no la tratamos bien.

A menudo, recurrimos en exclusiva a las clásicas benzodiacepinas que terminan maquillando los síntomas, pero que por sí mismas no resuelven el problema original ni proporcionan habilidades para afrontar el día a día. De ahí que cada vez nos sintamos más cautivos de la sintomatología, como en este caso, la taquicardia por ansiedad. Conozcamos más datos sobre ella.

¿Qué me ocurre y por qué?

Cuando hablamos de taquicardia por ansiedad nos referimos a la taquicardia sinusual. Es interesante recordar que mientras un latido cardíaco saludable va de entre 60 y 100 latidos por minuto, en el caso de un proceso ansioso se superan los 100. Además, va acompañado de otros síntomas orgánicos como los siguientes:

  • Sensación de sentir punzadas en el pecho.
  • Latidos fuertes e irregulares.
  • Sensación de ahogo.
  • Mareo o aturdimiento.
  • Boca seca.

La taquicardia sinusual originada por la ansiedad se sucede a raíz de un exceso de adrenalina. Por lo general, llegamos a un estado en el que hay un cúmulo excesivo de emociones. Todas esas emociones generan adrenalina y otras hormonas que en un momento dado reaccionan. Lo hacen además como respuesta a la activación que origina la ansiedad con el fin de ayudarnos a responder ante un riesgo o una amenaza (que, en muchos casos, ni existe).

El torrente sanguíneo se inunda de adrenalina y el corazón se acelera, llegando en ocasiones hasta la hiperventilación. Este último desencadenante surge cuando expulsamos demasiado dióxido de carbono y absorbemos demasiado oxígeno.

Corazón con un fonendo

¿La taquicardia por ansiedad es grave?

Lo señalábamos al inicio, la taquicardia por ansiedad no es grave. Más que un problema debemos verlo como el síntoma de que hay un problema, algo que debemos atender. Estudios como los llevados a cabo por el doctor Christopher Celano nos señalan algo importante.

Por lo general, los casos más serios aparecen en personas que ya tienen problemas cardíacos previos. Cerca de un 11 % de las personas con enfermedades cardiovasculares desarrollan trastorno de ansiedad generalizada. Pacientes que han sufrido un infarto o que padecen insuficiencia también acaban sufriendo ansiedad por la propia enfermedad.

Ahora bien, no hay evidencia de que personas sanas que padezcan ansiedad acaben padeciendo alteraciones cardiovasculares graves. Aún menos que la taquicardia por ansiedad acabe derivando en algo más serio.

No obstante, hay un detalle que debemos considerar: la ansiedad crónica, la que arrastramos ya más de 5 años puede estresar en exceso al corazón, de manera que podemos acabar sufriendo hipertensión o vasoconstricción.

¿Cómo diferencio una taquicardia por ansiedad?

Si la taquicardia por ansiedad es un síntoma que aparece a menudo en tus cuadros, es posible que te estés preguntando: “¿y cómo sé que la próxima no será un infarto de verdad?”. En estas situaciones, presta atención a los signos diferenciales de la aceleración del corazón por ansiedad:

  • El dolor de la taquicardia por ansiedad es punzante. Con un infarto, la sensación es la de sentir opresión en el pecho.
  • La duración de la taquicardia en cuadros de ansiedad es de 10-15 minutos, mientras que en un infarto dura más y el dolor reaparece.
  • En un infarto se puede adormecer el brazo o la zona izquierda del brazo, mientras que en la ansiedad los síntomas son más variados: hiperventilación, hormigueo en la piel, sensación de pérdida de control o la creencia de que se va a perder la cordura.

¿Qué puedo hacer para evitar esta situación?

Palpitaciones, insomnio, problemas gastrointestinales, dolor muscular, cansancio… La ansiedad es una mala compañera de vida. En ocasiones, aún creyendo que lo tenemos todo bajo control y que estamos en una situación relajada, como ver la tele, puede surgir de pronto esa taquicardia o más aún: un ataque de ansiedad.

No merecemos una realidad así y, aún menos, dejar que ese estado se cronifique. Es importante acudir al médico para que se descarte primero cualquier enfermedad orgánica o problema cardíaco. Más tarde, es recomendable acudir a un psicólogo. La terapia cognitiva-conductual es la que mayor evidencia cuenta en estos casos.

Gracias a ella, asumimos un mayor control de nuestros pensamientos y emociones para cambiar hábitos, tanto mentales como conductuales. Por otro lado, también hay que tener en cuenta la comorbilidad. Es común que junto a la ansiedad, aparezca también un cuadro de depresión.

La ayuda de un profesional especializado es básico en todos estos casos. Con una buena terapia y cambios en nuestros hábitos de afrontamiento lograremos vivir mejor.


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  • Christopher M. Celano , Daniel J. Daunis , M. Anxiety disorders and cardiovascular disease, Psychiatry. PMC 2016 Nov; 18(11): 101. doi: 10.1007/s11920-016-0739-5

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