Terapia de los sistemas de familia interna (IFS): ¿en qué consiste?
La terapia de los sistemas de la familia interna (IFS) es una terapia basada en evidencia creada por el doctor en terapia matrimonial y familiar Richard C. Schwartz. Sus inicios se remontan a la década de los 80 y su objetivo era ayudar adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia o la bulimia nerviosa que, de manera recurrente, hablaban de “conversaciones internas” -muchas de ellas extremas- con lo que ellos mismos denominaban “las diferentes subpersonalidades dentro de sí mismos”: las partes.
Schwartz entendió que cuando estas partes sentían seguridad y sus preocupaciones eran escuchadas, resultaban ser menos angustiantes e inquietantes para estos jóvenes.
Los sistemas de familia interna (IFS)
El autor se dio cuenta de que el terapeuta y el consultante eran capaces de convencer a una “parte extrema con TCA” para que permitiera al consultante separarse mentalmente de su perspectiva distorsionada. Así, el consultante era capaz de adoptar una posición en la que no juzgara a su parte, llegando a observarla con curiosidad. Esta actitud de relacionarse con sus diferentes partes y de ser compasivo y amable con ellas es crucial para la sanación. Este es un eje central de la IFS.
Esta terapia parte de un modelo que integra el pensamiento sistémico con la premisa de que la mente está compuesta de partes diferentes, cada una de ellas con formas de pensar y características distintivas. Es integradora porque combina lo dicho anteriormente con la teoría familiar de sistemas. Al igual que en la teoría familiar de sistemas, cada parte asume un rol diferente que define el mundo interior del consultante: el self (el ser, uno mismo).
¿Qué partes existen?
Se distinguen dos partes: las partes protectoras y las partes exiliadas
1. Las protectoras: ¿proactivas o reactivas?
Cada parte protectora intenta expulsar los sentimientos negativos, los pensamientos y las conductas que surgen de las partes heridas con un fin claro: evitar más dolor y mantenernos a salvo. Sin embargo, existen diferentes partes protectoras en respuesta al daño emocional:
Partes proactivas
Las partes proactivas tratan de organizar nuestra existencia de manera que dejemos el sufrimiento fuera de la conciencia. Sus objetivos son motivarnos a ser mejores, trabajar, ser productivos y ser sociales.
Cuando estas partes se vuelven extremas, se convierten en disfuncionales: aparece el perfeccionismo, la intelectualización excesiva, el cuidar a expensas de nuestro propio cuidado, la obsesión por la apariencia o el evitar conflictos con un coste psicológico elevado.
Partes reactivas
Son los bomberos de emociones. Cuando sufrimos en exceso nos tratan de distraer lo más rápido posible pase lo que pase: no tienen en cuenta las consecuencias. Actúan bajo la premisa de “si lo necesitas, úsalo; da igual lo que pase”.
Llevados al extremo pueden dar lugar a conductas disfuncionales como: atracones y purgas, adicciones, disociación, autolesiones y pensamientos suicidas.
Partes vulnerables: los exiliados
Son las partes que han sufrido tanto que “se desconectan” de nuestra conciencia. Cuando sufrimos experiencias aterradoras, especialmente cuando somos jóvenes, podemos desarrollar pensamientos abrumadoramente amenazantes del tipo “no merezco ser amado”,”nadie va a quererme” o “no valgo nada”.
En este punto, las partes protectoras entran en juego para mantener a estas partes más vulnerables tan fuera de la conciencia como sea posible. Porque “los exiliados” son partes que han sido avergonzadas, humilladas, maltratadas o rechazadas. La cantidad de energía que gasta la mente en conseguir esto es muy grande.
El self
Al ser atendidas las diferentes partes, es posible acceder a lo que Schwartz denomina “el sabio liderazgo del self“, que no es otra cosa que la coordinación de diferentes cualidades: confianza, apertura y compasión.
El Self es el centro desde el que se articulan las diversas partes que nos componen. El self es “el tú que no es una parte”. Acceder a él es la meta principal de IFS.
“El self es el núcleo del equilibrio psíquico, la sede o el asiento de la conciencia y la fuente interna de amor. Todo el mundo tiene un self. Así como la luz puede ser a la vez partícula y onda, el self puede aparecer en la energía de ciertos estado de ánimo (curiosidad, calma, coraje, compasión, amor) o con el sentido de un individuo que está presente”
-Schwartz, 1995-
Cuando los consultantes prestan más atención a su self y escuchan a sus partes en vez de tratar de suprimirlas o alterarlas, sus diálogos internos se modifican: las partes extremas se calman y comienzan a sentirse mejor, con mayor seguridad, ligereza, libertad y apertura.
¿Cómo se relacionan las partes?
Las relaciones entre las diferentes partes pueden ser de tres tipos:
- De polarización: ocurre cuando existen dos o más partes protectoras que se enfrentan entre sí a la hora de manejar un conflicto con una parte exiliada. Esto causa dolor y con el tiempo se vuelve más extremo. Cuando esta contradicción es reconocida por el self del consultante, las partes protectoras que se encontraban polarizadas permiten al Self cuidar, proteger y reconectar a la parte exiliada. Aquí es cuando el gasto de energía mental disminuye: las partes protectoras se liberan.
- De protección: estas ya las hemos mencionado. Pueden ser proactivas y reactivas.
- De alianza: es una de las metas de la IFS. Es la relación de cooperación entre diferentes partes para trabajar de manera conjunta en la persecución de metas comunes.
La terapia
La IFS sitúa el foco de la intervención en el propio consultante. De esta forma, el terapeuta queda libre para centrarse en una valiosa meta: servir de guía hacia el acceso de su self y ayudarle a aprovechar la sabiduría que tiene sobre sí mismo.
El terapeuta inicia la terapia ayudando al consultante a distanciarse de sus diferentes partes para reconectar con su self. De esta forma, desde el centro de uno mismo, es posible observar cada una de las partes para entenderla y curarla. ¿Por qué? Para abandonar las conductas autodestructivas.
Entre los objetivos de la terapia podemos encontrar:
- Permitir que los consultantes ayuden a que sus partes protectoras se separen.
- Establecer una relación de colaboración con las partes protectoras y obtener “su permiso” para poder atender a las partes exiliadas: las heridas.
- Conectar con las partes más heridas y maltratadas, testigos de experiencias terribles, para ayudarles a soltar las creencias que poseen y los estados de ánimo perjudiciales que les acompañan para que puedan sanar.
- En última instancia, dejar espacio para las partes que han sanado y así poder restablecer el Self como centro de mandos del consultante.
Una pincelada de las técnicas que se utilizan en IFS
Una de las diferencias fundamentales con el resto de psicoterapias es que es una forma de terapia que no patologiza, no pone etiquetas diagnósticas y, por tanto, aporta esperanza. Algunos de los recursos que se utilizan en IFS son los siguientes:
- Los 6 pasos para diferenciar partes: encontrar, centrarse, describir, sentir, establecer un buen vínculo, miedos.
- Las 8 “C” que componen las cualidades de la energía del self: curiosidad, calma, claridad, conexión, confianza, coraje, creatividad y compasión.
- El “acceso directo”: es un método de comunicación con las partes. El terapeuta habla explícitamente a las diferentes partes del consultante, por ejemplo: “¿puedo hablar directamente con esa parte?, ¿por qué quieres que Andrea beba?”.
- Rehacer de forma reparadora: cuando una parte exiliada hace retroceder al consultante a un recuerdo angustiante y perturbador donde está atascado y le indica al self que haga lo que esa parte necesitaba que alguien hubiera hecho por ella entonces.
- Comunicación interna: requiere que el consultante sea consciente de sus diferentes partes (con la ayuda de experiencias visuales, cinestésicas o auditivas) y que exista suficiente energía de self para comunicarse directamente con ella. En este caso, si las partes protectoras bloquean la comunicación interna, se suele utilizar el acceso directo.
Aplicaciones
Podríamos considerar la IFS como una forma de psicoterapia aplicable a numerosas formas de sufrimiento del ser humano, pero no solo eso, sino que también es una aliada fundamental para el autodescubrimiento tanto personal como espiritual. A nivel clínico, podemos aplicarlo en:
- Trauma: los consultantes que tengan, por ejemplo, un trastorno de identidad disociativa (TID), llamado también personalidad múltiple, pueden tener poco o ningún acceso a su self durante años, por lo que el terapeuta debe tomar el rol del self del consultante.
- Trastorno de personalidad límite (TLP): en este trastorno, las partes protectoras prohíben el acceso de las partes heridas y exiliadas (partes jóvenes desesperadas, rechazadas internamente, que buscan ser rescatadas).
- Trastorno de personalidad narcisista: en este trastorno se muestran los esfuerzos de las partes protectoras de que “trabajar muy duro y autoidealizarnos es un escudo perfecto contra la vergüenza de sentirnos inadecuados”.
- Depresión: la depresión, según IFS, suprime las señales emocionales del cuerpo, y aminora la experiencia tanto física como emocional de una manera paralizante.
“Para evaluar la depresión podemos preguntar al consultante: – ¿Es ésta una parte tuya que se siente deprimida (un exiliado) o es una parte protectora que está usando o magnificando la depresión por alguna razón?”.
-Schwartz-
Además de los trastornos anteriores, la IFS también es prometedora frente a trastornos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivo, sociopatía, trastornos adictivos y trastornos de la conducta alimentaria.
No obstante, IFS no es una terapia que carezca de críticas. Algunos terapeutas IFS sostienen que, sin bien la terapia es eficaz, tiene limitaciones. Por ejemplo, el autodesarrollo y el descubrimiento de uno mismo necesita tiempo y esfuerzo.
Por otro lado, al tener un componente de focalización en la emoción nada desdeñable, puede resultar “excesivamente emotivo” y generar más ansiedad en el consultante. Así mismo, no es una terapia que funcione bien en casos de psicosis como pueden ser los delirios, la paranoia o la esquizofrenia.
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- Anderson, F. G., Sweezy, M., & Schwartz, R. (2020). Sistemas de familia interna: Manual de habilidades (IFS). Eleftheria.
- Burgoyne, Nancy (2018). «Schwartz, Richard C.». En Lebow, J.; Chambers, A.; Breunlin, D., eds. Encyclopedia of Couple and Family Therapy (en inglés). Springer International Publishing. pp. 1-2
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- Schwartz, R. C. (2016). Introducción al modelo de los sistemas de la familia interna. Eleftheria.