Terapias de choque: beneficios y riesgos

Las terapias de choque siguen utilizándose en la actualidad para el tratamiento de la depresión profunda. No obstante, los mecanismos que se aplican a día de hoy son muy diferentes a los de aquellos años de oscuridad en el mundo de la psiquiatría.
Terapias de choque: beneficios y riesgos
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 01 agosto, 2022

La etiqueta de terapias de choque engloba a distintas terapias que son muy diferentes entre sí. Lo que tienen en común, como el nombre  anuncia, es que producen un impacto fuerte. Hablamos de un estímulo que debe ser capaz de inducir un cambio en la persona expuesta al mismo.

Al parecer, fueron los antiguos griegos quienes primero experimentaron con las terapias de choque. Se sabe que le aplicaban diferentes tipos de terapias a aquellas personas que presentaban un elevado estado de agitación. Hay referencias que nos hablan de que los estados de ansiedad, por ejemplo, se trataban induciendo “ahogos”. De ahí se estableció el cuestionable principio de que una experiencia emocional fuerte es capaz de borrar otra anterior problemática.

El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza”.

-Kurk Goldstein-

Las terapias de choque propiamente vienen de la psiquiatría. Primero se instituyeron las terapias de choque insulínico y con cardiazol. Fue el neurofisiólogo Manfred J. Sakel quien postuló que la sobredosis de dichas sustancias causaban mejoras en los pacientes psiquiátricos, en especial con aquellos diagnosticados con esquizofrenia. Estábamos en los años 30.

Más adelante se introdujeron los electrochoques, un tipo de tratamiento altamente controvertido, pero que, por llamativo que nos resulte, aún se utiliza en la actualidad. Ahora bien, los mecanismos por los cuales se llevan a cabo en la actualidad son menos invasivos y más sofisticados. De hecho, tal y como veremos a continuación, resultan eficaces en el tratamiento de las depresiones crónicas que no responden a los tratamientos ordinarios.

“El dolor mental es menos llamativo que el dolor físico, pero es más común y también más difícil de soportar”

-C. S. Lewis-

Algo de historia sobre las terapias de choque

No es fácil evaluar la pertinencia y la eficacia de las terapias de choque. Está claro que cuando una persona se somete a una experiencia que raya en lo traumático , obviamente tiene que cambiar. La pregunta es si ese cambio realmente resuelve el problema que se quiere corregir o si, en caso de hacerlo, ese cambio es duradero.

Mujer con psicosis

Hay varios aspectos controvertidos en la historia de las terapias de choque. Comenzaron a usarse formalmente para tratar las enfermedades mentales en el Siglo XVI. Los datos que apoyan su eficacia no resultan muy confiables, ya que esta información nunca se sistematizó ni se trató de forma estrictamente científica.

La terapia de choque insulínico

Manfred J. Sakel, un neurofisiólogo y psiquiatra polaco-austriaco desarrolló en 1933 un modo de calmar a pacientes psicóticos: mediante una una sobredosis de insulina. Esto les provocaba un coma, pero más tarde los reanimaba administrándoles una solución por una vía nasogástrica. El resultado, según los especialistas de la época era esperanzador.

  • No obstante, solo unos años después terminó dejándose a un lado este tipo de terapia por una clara evidencia: más del 80% de las personas fallecían.
  • Ladislaus von Meduna, un médico húngaro, decidió diseñar otro tipo de estrategia: combinó la insulina con cardiazol. Los índices de mortalidad no eran tan elevados, sin embargo, las convulsiones que sufrían los pacientes eran tan extremas que la gran mayoría terminaban con lesiones y graves facturas.

La terapia electroconvulsiva

Más adelante, Ugo Cerletti, un neurólogo italiano, hizo una curiosa observación. Detectó que a los cerdos les aplicaban electricidad para que fueran más dóciles antes de llevarlos al matadero. Ahí tuvo la idea de que una práctica similar podría ser aplicada a los humanos. La insulina y el cardiazol ya no eran necesarios.

Así, y en este oscuro contexto, nació la controvertida terapia electroconvulsiva, introducida por primera vez en 1938.

Beneficios y riesgos de las terapias de choque

Existen casos documentados en los que estas terapias de choque provocaron en un pasado no muy lejano, daños permanentes o paros cardio-respiratorios. En otras palabras, pueden llevar a la muerte. También hay referencias de personas que han quedado en estado vegetativo después de estos procedimientos.

Ahora bien, a medida que los psicofármacos avanzaron en efectividad, este tipo de enfoque fue perdiendo fuerza hasta abandonarse en su gran mayoría. Sin embargo, cabe señalar que hay una excepción. A día de hoy, el electrochoque se sigue utilizando de otro modo, mediante otros mecanismos y para el tratamiento de una serie de condiciones muy concretas.

La terapia electroconvulsiva en el tratamiento de la depresión

En estudios como el publicado en la revista “Psychiatry” del 2006, se habla de la efectividad de este tipo de terapia en el tratamiento  de la depresión profunda.

Hay un buen número de personas en el mundo que aseguran haberse visto beneficiadas por estos procedimientos. Asimismo, desde el Hospital Universitario de Bellvitge de L’Hospitalet de Llobregat, en Cataluña, también han demostrado su utilidad en pacientes con este tipo de depresión más resistente.

Asimismo, la aplicación de este tipo de terapia es segura y eficaz (siguiendo siempre los actuales protocolos de anestesia).

mujer en las terapias de choque

Las terapias de choque y la psicología

Ahora bien, hay una forma de terapias de choque que son mucho más inofensivas. Las utilizan los psicólogos principalmente para tratar las fobias. De lo que se trata en este caso es de exponer al paciente, de forma directa, a sus propios miedos. Se le presiona para que lo haga, pero al mismo tiempo se le acompaña.

Quienes han sido tratados con este tipo de terapia refieren que llegan a experimentar una verdadera agonía antes de exponerse al miedo que los atormenta.

Sin embargo, cuando lo logran y no escapan, ocurre todo lo contrario. Se llenan de bienestar y de gran confianza en sí mismos. Por lo general, si hablamos de terapia de choque -también existe la exposición progresiva-, solo es necesario que lo hagan una vez para que la fobia desaparezca.

Ir al psicólogo

Como en todo lo humano, también en este caso no se puede decir la última palabra. En la psicología no hay nada que pueda considerarse como verdad absoluta. Cada persona es un mundo.

Lo que es beneficioso para alguien, podría ser desastroso para otra persona. Así que ni las terapias de choque ni otro tipo de tratamientos deben decidirse sin que de manera previa se haya realizado una evaluación profunda del caso que se pretende tratar.


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