5 tipos de depredadores que nos envuelven y que debes conocer

5 tipos de depredadores que nos envuelven y que debes conocer
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 30 junio, 2019

A veces, no somos conscientes de sus mecanismos, pero sí de sus presencias. Existen depredadores muy concretos que habitan en nuestros entornos más cercanos: rondan nuestras fortalezas para convertirlas en debilidades, apagan nuestras certezas para transformarlas en inseguridades… Son enemigos voraces que debemos controlar y evitar.

Es muy posible que muchos de nosotros al escuchar el término “depredador,” puesto en este contexto de las relaciones humanas y la psicología, visualicemos casi al instante al clásico “barba azul”. Son hábiles ejecutores del dolor emocional, del lento sabotaje de la autoestima, del engaño, la manipulación y la vulneración.

“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”

-Frida Khalo-

Los conocemos bien. Sin embargo, podemos tener bien instalado en nuestro sexto sentido ese detector exterior de presencias nocivas, sin darnos cuenta de que en nuestro interior disponemos de auténticos depredadores de la psique. A menudo, somos nosotros mismos quienes vetamos ese crecimiento interior con el cual darnos la oportunidad de ser libres y auténticos, de dar forma a esa partícula con la que iluminar nuestros senderos vitales.

Lo creamos o no, suele ser mucho más difícil identificar estos enemigos interiores, esas zonas erróneas que delimitan nuestro verdadero “cociente de felicidad”. Te proponemos reflexionar sobre ello, te invitamos a profundizar en estas 5 dimensiones que sin duda, te serán de gran ayuda.

Los 5 tipos de depredadores que destruyen tu felicidad

Robert B. Cialdini es un conocido psicólogo estadounidense que trabaja en la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos). Durante mucho tiempo sus investigaciones se han orientado a identificar los elementos clave que configuran a los depredadores emocionales y conductuales. Esta identificación tenía un fin concreto: educar mejor.

Las ciencias del comportamiento, según el doctor Cialdini, deberían tener un objetivo común, crear conciencia y enfatizar esos principios éticos en los cuales, todos deberíamos invertir tiempo, esfuerzo y recursos. Hay depredadores exteriores, hábiles carroñeros camuflados de buenas personas que destruyen vidas, que inoculan la infelicidad y que debemos saber detectar.

Sin embargo, a veces, y esto es importante tenerlo en cuenta, nuestros propios depredadores internos pueden hacer que seamos más vulnerables hacia esas personalidades dañinas que cohabitan en nuestros contextos cotidianos.

Veámoslo con detalle.

1. Los depredadores que te hacen creer que eres diminuto, incapaz, vulnerable

Existen rondadores vitales que saben detectar a la persona perfecta. La eligen por su bondad, por su nobleza y por esa cercanía sin límites donde no caben los egoísmos, las concesiones interesadas.

Este tipo de depredador desplegará hábiles artimañas para hacernos creer que somos poco hábiles, algo descuidados, infantiles y que somos tan pequeños e insignificantes, que debemos dar gracias a que los tenemos a ellos

A medida que nos empequeñecen, ellos se engrandecen. En cada rayo de luz que osan apagarnos, ellos relucen y acumulan más poder.

nano con hilos

2. Los depredadores disfrazados con piel de cordero

Seguro que conoces a más de un perfil con estos singulares atributos. Este tipo de depredadores habitan en las cumbres del éxito social. Caen muy bien, son carismáticos, hechizantes, divertidos y cercanos.

“La falsedad tiene alas y vuela, mientras que la verdad sigue arrastrándose sin que nadie la vea”

-Miguel de Cervantes-

Sin embargo, a medida que construimos un vínculo más estrecho con ellos nos vamos dando cuenta de aquello que se halla bajo su piel de cordero: el egoísmo interesado del depredador, la frialdad, la desidia, la falsedad, la necesidad de control, de ser admirados, alabados…

3. El depredador interno que te obliga a buscar refuerzos exteriores

Hay personas para las que su vida es como una hoja de papel caída en el suelo. Solo se mueven cuando una rágafa de viento les impulsa, cuando una brisa revolotea a su alrededor y le permite avanzar un paso.

  • Necesitan ser validadas, tener refuerzos externos para saber que lo que hacen a cada instante, está bien. En caso de no obtener esos estímulos se quedan quietas, como perdidas y a la espera. Sin rumbo.
  • La inseguridad, el miedo, la falta de autoestima y un autoconcepto frágil los convierte en pequeñas hojas de papel desnudas, apagadas y sin ningún uso.

Pintemos nuestro cuerpo de colores y hagamos un barco de papel con esa hoja. Naveguemos por nuestros propios mares sin necesidad de validaciones ajenas.

barquito con flor

4. Los depredadores que atentan contra tu equilibrio emocional

No importa cuáles sean tus necesidades o problemas: los de tu depredador emocional serán más graves, más intensos y de mayor relevancia. Tanto es así, que perderás tu derecho a quejarte, a lamentarte.

  • La realidad que rodea a este tipo de cercenadores de felicidad se reduce a un círculo muy estrecho donde quedarás atrapado. Tu mundo dejará de tener ventanas donde asomarte, oxígeno donde respirar o espejo donde verte reflejado.

Asimismo, tu depredador emocional te convertirá en un pequeño satélite orbitando alrededor de su vasto planeta.

5. El depredador interno que te dice que el mejor lugar del mundo, es tu zona de confort

No lo dudes. El mejor lugar del mundo donde ser feliz, donde aprovechar todas las oportunidades que la vida te ofrece, es tu zona de confort.

Esto es lo que día a día te susurrará tu depredador interno más sagaz, más destructivo y hábil. Su deseo es muy concreto: quiere que te quedes quieto. Inmóvil como esas rocas de las playas donde rompen las olas, donde pasa el tiempo y nada acontece.

lobo-caperucita

Tomar conciencia de esta realidad es un acto prioritario. Dar el paso para salir de las fauces profundas  de nuestra zona de confort es un acto de valentía.

Para concluir, tal y como podemos ver, los auténticos depredadores de este mundo moderno son tan complejos como peligrosos.

A veces, nos acostumbramos tanto a un tipo de personas y de conductas que normalizamos sus consecuencias debilitantes hasta el punto de dejar de reaccionar ante ellas. No es lo adecuado. Jamás debemos llegar a este punto, porque ser feliz, en apariencia, puede ser fácil, pero lo verdaderamente complicado es aprender a no ser desgraciados.

Hagamos cambios, empecemos pues a combatir a nuestros depredadores cotidianos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.