¿Por qué a veces sentimos que nos perjudican?
Cuando sentimos que nos perjudican a nosotros o a nuestro grupo entran en juego una serie de factores. Tomamos como marco de referencia hechos externos a nuestras características. Culpamos de nuestros malos resultados a circunstancias externas, normalmente el azar, con la correspondiente falta de autocrítica y de responsabilidad que esto conlleva.
Una conducta se puede interpretar de forma diferente dependiendo de si la realizamos nosotros u otras personas. A veces, pensamos que nos perjudican más de lo que realmente sucede, porque procesamos la información mediante errores o sesgos de pensamiento, como el error último de atribución.
El error último de atribución nos lleva sistemáticamente a atribuir causas internas a nuestro éxito o al éxito de nuestro grupo, y, por otro lado, atribuir causas externas al grupo opuesto o rival, en caso de que tengan éxito. Por ejemplo, si nuestro equipo pierde tendemos a sentir que nos perjudican y echar la culpa de la derrota al azar o al árbitro, en vez de analizar los errores internos del grupo. Si ganamos, difícilmente haremos responsable al árbitro: su actuación tiene que haber sido muy muy parcial para plantearnos o reconocer esto.
“Cada error de nuestra mente nos brinda una oportunidad de mejora”
Nuestra sociedad se divide en grupos
Si cada persona se detiene a pensar, reconocerá que pertenece a varios grupos creados formal o informalmente, en los cuales se establecen polémicas, intercambios de experiencias, sentimientos y puntos de vistas. El grupo influye en la creación de hábitos, valores, creencias y el perfeccionamiento de las habilidades que permiten lograr cambios en la conducta y dinámica del grupo, en las relaciones personales, permitiendo intercambiar conocimientos y autorreflexionar sobre las personas que lo integran.
Cuando las personas están en grupo, toman decisiones de manera diferente que cuando están solos. Agrupadas, las personas son propensas a tomar decisiones más arriesgadas, debido a que el riesgo compartido hace creer al individuo que arriesga menos o que tiene más cubiertas las espaldas. Un ejemplo de sesgo de grupo es cuando los aficionados de un equipo deportivo celebran la victoria de su equipo y su celebración lleva a la destrucción de propiedad. Es algo que difícilmente harían de manera individual.
Dentro de los grupos, las discusiones en las que hay dos posiciones enfrentadas suelen terminar con los componentes de los grupos adoptando posiciones aún más distantes entre sí. Así los individuos más conservadores se vuelven más cautos aún, y aquellos que son más defensores del cambio toman más riesgos todavía.
Yo hago lo que tú no puedes, y tú haces lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas.
Sesgos grupales: defender tu grupo a toda costa
Todas las personas mantenemos una constante interacción con el resto de la sociedad. La teoría de la identidad social pretende explicar el comportamiento de los grupos. A grandes rasgos, el prejuicio sería el resultante de la comparación entre el adentro y el afuera de los grupos sociales. Siendo minusvalorados los integrantes de otros grupos y sobrevaloradas las características inherentes a nuestro grupo.
Un ejemplo práctico de los sesgos grupales, lo podemos ver en la actualidad deportiva, cuando preguntas a diferentes personas si los árbitros perjudican a su equipo. Diversos estudios han concluido que una gran mayoría de aficionados afirmarían sin dudar que evidentemente su equipo es perjudicado, lo curioso de estas investigaciones es que cada uno de los encuestados era de un equipo diferente.
Cuando nuestro equipo gana, achacaremos este éxito al talento y a la valía de los jugadores y no a situaciones externas. Estos errores de atribución están tan arraigados en nuestros pensamientos que son muy difíciles de identificar. Más aún, porque a veces es evidente que nos perjudican y esto afianzara más esta idea, filtrando solo la información que vaya en esa dirección y descartando la que apoye la tesis contraria.
“Son tres las cosas que le diría a un grupo para ayudarlo a mantenerse unido: Cuando algo resulta mal: yo lo hice. Cuando algo resulta más o menos bien: nosotros lo hicimos. Cuando algo resulta realmente bien: ustedes lo hicieron”
-Paul “Bear” Bryant-